EL FEUDALISMO

FEUDALISMO

La crisis de poder y el clima de inseguridad que reinaba en Europa en el año 1000 contribuyeron al nacimiento de un nuevo sistema social, económico y político, denominado Feudalismo, el cual alcanzo sus formas más características en los siglos XI, XII y XIII.

El feudalismo es uno de los elementos más significativos de la Edad Media. El término proviene de la palabra Feudo, que se refiere a una propiedad de tierra que era cultivada por los vasallos contratados por el rey o un noble.

Este sistema se apoyó en la producción agraria basada en el trabajo de los campesinos.

Durante este periodo, los hombres se relacionaron y establecieron compromisos mediante pactos de dependencia personal que los subordinaban a un jefe o señor feudal que vivía en un castillo desde el cual controlaba sus extensas tierras o señoríos.

Aunque el feudalismo abarco toda Europa, fue en el oriente y en el centro de este continente donde logro su mayor desarrollo. Este sistema se caracterizó por una gran religiosidad y la iglesia desempeño un papel importante tanto en la vida pública como en la cultural.

SOCIEDAD FEUDAL.

Entre los siglos XI y XIII floreció en Europa Occidental una sociedad caracterizada por los vínculos de dependencia personal.

Esta sociedad estaba encabezada por el Rey, de quien dependían los vasallos. De estos, a su vez, dependían los subvasallos, y así se encadenaban las dependencias de carácter personal hasta llegar a la población llana, compuesta principalmente por campesinos.

El vasallaje era una relación entre h0ombres libres que se establecía por medio de una ceremonia conocida como homenaje: el vasallo colocaba sus manos entre las del rey, le juraba fidelidad y se comprometía a ofrecerle auxilio militar o económico y a aconsejarlo. Por su parte el rey prometía proteger y mantener a su vasallo.

La relación entre vasallos y señores se instauraba a lo largo de toda la escala social. De esta manera quedó tejida la malla de dependencia.

Todos los vasallos debían ser fieles al monarca, pero la dificultad de las comunicaciones y los frecuentes disturbios convirtieron al rey en una persona distante.

El vínculo directo existió, entonces, entre cada vasallo y su señor.

Cuando el vasallo juraba fidelidad, su señor le entregada un bien, que frecuentemente, era una porción de tierra. Desde el siglo XI, este bien recibió el nombre de feudo.

Al principio, los feudos se entregaban de por vida: cuando moría una de las partes, retornaban al señor o a su heredero, que podía volver a entregarlos. Sin embargo muy pronto, los feudos se volvieron solamente hereditarios. Esta situación fue una de las causas de debilitamiento de la autoridad monárquica: los señores que contaban con extensas posesiones, se volvieron poderosos y se debilito la posición del rey cuando ya no tuvo más tierras para entregar a sus vasallos a cambio de su fidelidad.

SEÑORIO

Las tierras de un señor recibían el nombre de señorío. A diferencia del latifundio romano y de la gran propiedad o dominio del periodo carolingio, en el señorío del siglo XI el señor ejercía sobre la población ciertas facultades que correspondían a la esfera pública, como la administración de la justicia, el reclutamiento de las tropas y el cobro de los tributos. Estas atribuciones pesaban por igual sobre todos los pobladores del señorío y se extendían incluso sobre los campesinos que eran pequeños propietarios de sus tierras.

Los señores ejercieron efectivamente su poder gracias al monopolio que tenían sobre las armas. Esta situación se dio. Fundamentalmente, a raíz de os hechos:

• La resistencia, por parte de los campesinos libres, a la obligación de acudir al llamado de las armas.

• La cantidad de hierro disponible gracias a la explotación de nuevas minas durante los siglos IX y X.

En el señorío, cuyo centro era el castillo del señor, surgió la especialización guerrera: se fueron formando guerreros profesionales, que eran mantenidos y equipados por sus señores con el armamento necesario y estaban siempre preparados para emprender campañas y expediciones guerreras en nombre del señor.

La necesidad de mantener el complejo

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