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Finanzas públicas novohispanas


Enviado por   •  11 de Mayo de 2023  •  Tareas  •  1.513 Palabras (7 Páginas)  •  140 Visitas

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En las finanzas públicas novohispanas, los ingresos anuales del erario ascendían a 20 millones de pesos, procedentes de la Nueva España. La economía de Nueva España era fuerte, se encontraba bien distribuida, y en su mayor parte funcionaba en forma independiente de la madre patria. La administración colonial recaudaba el doble de lo que gastaba. Antes bien, la riqueza minera de la Nueva España era tal, que no sólo el Rey se beneficia con ella, sino también un grupo de mineros afortunados que entonces formaban la aristocracia titulada de la Nueva España- Había además un grupo de comerciantes originarios de la Península, muchos de ellos opulentos, entre los cuales se destacaba por su carácter resuelto Gabriel de Yermo

Como se sabe, la fortuna de Iturrigaray provenía de dadivas de mineros y otros ricos novohispanos. Entre sus pertenencias había escrituras de capitales impuestos a crédito en el Tribunal de Minería.
Los ricos novohispanos no invertían solamente en negocios, minas, tierras y joyas, sino también en títulos financieros de la deuda pública.

La Iglesia prestaba al 5% anual con garantía hipotecaria, y que la mayoría preponderante de los terratenientes laicos le debía dinero. Sin embargo, la Iglesia no prestaba a mineros; la necesidad de crédito minero era llenada por comerciantes y prestamistas llamados aviadores. El comercio se financiaba a sí mismo.

En el crédito público, tanto el gobierno virreinal como el metropolitano recurrían en busca de fondos a corporaciones religiosas, al Consulado de Mercaderes y al Tribunal de Minería.

El Consulado era un verdadero banco a través del cual ambas Españas colocaban sus empréstitos, y los capitalistas sus capitales. Se característica importante es que la Nueva España prestaba a la madre patria, y no al revés; por lo tanto, la colonia era la acreedora de la metrópoli.

En 1808, la deuda pública de la Nueva España ascendía por lo menos a $ 20 millones. Aparte de los renglones ya citados, había más de $ 3 millones que se debían desde 1795 a través del Consulado, con hipoteca de la renta del tabaco, y otro tanto a través del Tribunal de minería; por último, $ 10 millones de capitales de capellanías y obras pías, recogidos después de 1804 (durante las guerras napoleónicas) para consolidar vales reales españoles.

Humboldt calculó que en la Nueva España había de 55 a 60 millones de pesos en efectivo. Esto significa unos 10 pesos por habitante. Si se tiene en cuenta que el promedio era de 14 en Francia, la diferencia no es grande. Pero la distribución era seguramente más desigual, lo que indica que los ricos novohispanos no se quedaban atrás de los franceses. Así se explica la rapidez con que se reunió la suma de más de $ 3 millones cuando la pidió el arzobispo en 1809 para España. [8] Esta suma fue prestada, al 6 %, por la Iglesia y por algunos comerciantes españoles residentes. Sin embargo, lejos de satisfacer a España, no hizo sino aumentar su apetito, pues poco tiempo después pidió otros $ 20 millones. Esta última petición causó disgusto, expresado sobre todo en varios escritos de Abad y Queipo; sin duda también en la Península se tenía un concepto exagerado de la riqueza de los americanos.

Sin embargo, las remesas de fondos de la Nueva a la vieja España continuaron, aunque su escala se reducía cada vez más. Todavía el donativo general para España produjo hasta fines de septiembre de 1810, esto es, antes de que causara impacto la noticia de la insurrección de Dolores, casi $ 2 millones en diciembre del mismo año, los comerciantes españoles reunieron rápidamente $ 2 millones para enviarlos a Cádiz; y en la primavera de 1811 se juntó un préstamo de poco más de un millón de pesos.

Esta fue, sin embargo, la última vez. Aun cuando Hidalgo fue derrotado, la insurrección se extendió por todo el país y afectó las operaciones mercantiles y cl crédito; era evidente que tendría que hacerse frente a una guerra prolongada, y la gente de dinero prefería conservar lo que le quedaba en vez de prestarlo con resultado problemático.

Del lado realista se practicó la política de confiscaciones. Así, Calleja tomó en San Luis Potosí $ 382 000 que había en las cajas reales, y con esta cantidad logró formar un ejército.

Las cantidades anteriores demuestran la riqueza de la Nueva España en dinero y metales preciosos; pero muestran también por qué el crédito o el dinero capital tenían que agotarse muy pronto. En efecto, como se ha señalado, a fines de 1811 nadie podía prestar al gobierno (o, por lo menos, nadie estaba dispuesto a hacerlo). Sin embargo, el gobierno, necesitado de dinero para proseguir la guerra, exigió "la entrega de toda la plata y oro labrado en vajilla y objetos de lujo de los particulares, en calidad de préstamo forzoso por el término de un año, reconociendo la real hacienda su valor a 5% de rédito", con garantía del oro y plata de las iglesias. Esta exacción produjo en 1812 cerca de $60 000 *una suma muy considerable porque a causa de la mucha riqueza que en el país había, y de lo cara que entonces era la porcelana y loza, todas las familias medianamente acomodadas tenían vajillas de mesa y otras piezas de menaje de plata".

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