Los Hombres Que Dispersó La Danza: Oralidad Y Tradición Oral

Los hombres que dispersó la danza de Andrés Henestrosa, oriundo del Istmo de Tehuantepec, es uno de los muchos libros en todo el mundo, producto de la tradición oral de los pueblos, de la sociedad en general, y en verdad, todas las leyendas y mitos existentes lo son, eso indica una importancia de la oralidad en la literatura y para comprenderla es necesario saber: ¿qué es la oralidad? ¿Qué la tradición oral? ¿Cuál es el impacto que tienen en la literatura? ¿Por qué? En esas cuatro preguntas me baso para deducir claramente su importancia, apoyándome en las teorías de dos libros y un texto que más adelante citaré.

I. Oralidad, tradición oral y oralidad escrita

Hablar sobre la oralidad resultaría muy extenso si le diéramos un enfoque general, pues entre los autores que la estudian difieren demasiado en aplicaciones y objetos, tales como: la poesía oral, el discurso oral, la historia oral, etc. Para esto, sólo hablaré en este tema de dos conceptos: el de oralidad y el de tradición oral.

Entonces, como oralidad se entiende la expresión de la palabra hablada como “la forma más natural y elemental de la producción del lenguaje humano…” (Civallero, E. (Julio de 2007). Blogspot. Tradición oral. Recuperado el 2 de Diciembre de 2010, de http://tradicionoral.blogspot.com/2007/09/oralidad-la-palabra-hablada.html) ésta, a su vez, es independiente, pues no necesita de otros modos de expresión como la escritura, que más adelante empezaremos a explicar.

En cuanto a la tradición oral, esta se puede describir, precisamente como uno de los objetos de la oralidad, pues, aunado a la historia oral, mas no siendo lo mismo ( hay que tener claro que la historia oral se diferencia de la tradición oral en que ésta describe el pasado general de un pueblo, ciudad o continente, mientras que la segunda se refiere a la cultura y cosmovisión de una sociedad), describe, como su nombre lo indica, las tradiciones de un pueblo, su cosmovisión ancestral ayudando así a que la pérdida de los conocimientos sea lenta. Aunque para esto sea necesario más que la oralidad, la escritura, pues, como indica el dicho: “Las palabras se las lleva el viento”.

Ahora bien, ya que tenemos una idea de lo que es oralidad y lo que es la tradición oral podemos pasar a hablar de la oralidad escrita, el tema principal de este ensayo, en el cual pongo de ejemplo Los hombres que dispersó la danza.

La oralidad escrita no es más que la transición de la oralidad a la escritura, es decir, plasmar en letras lo que se ha dicho anteriormente; sin embargo, no hay que irse con la idea errónea de que esto significa copiar al pie de la palabra lo que se ha dicho, es imposible lograrlo, además de no ser la intención de ésta. La verdadera intención es dar a conocer lo que se ha dicho, no de una forma fidedigna, sino expresando más que palabras, las ideas. Como se entiende en uno de los párrafos iniciales con los que Jorge Marcone hace la introducción de su libro La oralidad escrita: sobre la reivindicación y re-inscripción del discurso oral:

Ni la transcripción del diálogo que efectivamente tuvo lugar entre Cayo Lelio, Cayo Fannio y Escévola, ni la transcripción del relato que éste último hizo de esa conversación, sino un artificio por el que se le da a la palabra escrita la “vida” que tiene la palabra oral. (Marcone, J. (1997). La oralidad escrita: sobre la reivindicación y re-inscripción del discurso oral. Lima: Fondo Editorial PUCP. P 19)

En cuanto a la tradición oral, esta se hace compleja al convertirla en oralidad escrita, pues como sus orígenes sucedieron relativamente hace varios años, con el paso del tiempo y de las voces ocurren cambios que son difíciles de dilucidar, como dijera Henestrosa en la leyenda que da inicio al libro:

…Y es entonces cuando se pierde el rastro y hay que volver

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