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Fumigación de cultivos ilícitos


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2013  •  Tutoriales  •  6.361 Palabras (26 Páginas)  •  236 Visitas

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Fumigación de cultivos ilícitos

La estrategia de fumigaciones aéreas para erradicar los cultivos de coca, ha sido blanco de críticas porque además de producir daños a los cultivos lícitos, afecta la biodiversidad y tiene consecuencias de salud adversas sobre aquellas personas expuestas a los herbicidas. Según algunas investigaciones científicas en Francia, el uso del glifosato formulado en aspersiones aéreas provoca las primeras etapas de la cancerización en las células.6

Por el lado de los gobiernos colombiano y norteamericano, se asegura que el Glifosfato, herbicida empleado en las fumigaciones contra los cultivos de coca y amapola, no causa ningún daño a la salud y por el contrario es utilizado extensamente en la producción de café, arroz, algodón, maíz, sorgo, cebada y fríjol de soya, así como para el control de maleza en el cultivo de árboles frutales, plátano, banano y palma africana. En otras regiones del país se le utiliza como agente madurador en la producción de la caña de azúcar. Inclusive, los cultivadores de coca y amapola lo emplean ampliamente en el control de maleza

. http://www.biesimci.org/ilicitos/ilicitos.html coca

Este es un fragmento de un documento en el cual estoy trabajando actualmente. Espero que sea interesante:

En Colombia, el delito del narcotráfico ha existido significativamente desde los años sesenta. A través de las décadas el negocio ha tenido transformaciones en su estructura, su manejo, y en su relación con el Estado colombiano. Originalmente, el tráfico de drogas en Colombia se centraba en la producción y exportación de marihuana, principalmente hacia los Estados Unidos. Ante el incremento de los cultivos de esta planta en la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá, el Estado implementó una campaña de erradicación manual, confiscación de cargamentos, y destrucción de los equipos utilizados en la elaboración de la droga. Estas acciones, combinadas con el aumento en la producción de marihuana californiana, llevaron a la disminución de este cultivo ilícito en Colombia .

Sin embargo, el narcotráfico no desapareció con la marihuana. Por el contrario, el delito tuvo su primera gran transformación, pues el fin del boom de la marihuana coincide con la llegada de la bonanza coquera, a finales de los años setenta. Aunque Colombia comenzaba a consolidarse como productor neto de hoja de coca, en la década de los ochenta los narcotraficantes importaban la base de coca desde Perú y Bolivia, para luego procesarla y producir cocaína. Los cultivos nacionales de coca se concentraban en los departamentos de Caquetá, Guaviare y Putumayo, aunque estos apenas llegaban a 15.500 hectáreas en 1985, una cifra minúscula en comparación con las 40.000 hectáreas presentes en Bolivia y las más de 100.000 del Perú. Así pues, durante la década de los ochenta, Colombia se consolidó como principal centro de producción y exportación de cocaína, aunque no de hoja de coca. La materia prima era importada desde otros países de la región andina, y el producto final era exportado a los Estados Unidos y Europa occidental.

Este cambio en la operación del narcotráfico condujo a un aumento significativo de los ingresos de los narcotraficantes. El tráfico de cocaína permitió el fortalecimiento del negocio a finales de los años ochenta e inicios de los noventa. Es la época de los grandes carteles de la droga. Las redes del narcotráfico empezaron a desarrollar mecanismos de lavado de activos, mejoramiento de sus cadenas de distribución y la ampliación de su capacidad para desafiar al Estado. El aumento dramático en la tasa de homicidios, principalmente en Medellín y Cali, el incremento de las tasas de impunidad, los atentados en contra de la población urbana, los asesinatos selectivos, los chantajes y los sobornos a los líderes políticos fueron el resultado de la expansión del tráfico de drogas.

Durante esos mismos años, el negocio colombiano del narcotráfico tiene otra transformación crucial: el crecimiento vertiginoso y continuo de los cultivos de coca en el país, hace que la producción de cocaína dependa cada vez menos de la importación de base de coca peruana y boliviana. Se produjo así la integración vertical del negocio, que también incluyó el control sobre la comercialización de precursores químicos y otros insumos para la producción de cocaína, el transporte y la distribución de la droga. Mientras que el número de hectáreas de coca ascendía continuamente en Colombia, Perú y Bolivia veían una reducción marcada en sus cultivos ilícitos. Este fenómeno, producto de las campañas de interdicción y erradicación de los gobiernos en esos países, combinado con el fortalecimiento financiero de los carteles colombianos, llevó a Colombia a abandonar su lugar como tercer productor de hoja de coca. El inicio de la década de los noventa también presentó un incremento en el cultivo de amapola, utilizada en la producción de heroína. De 1991 a 1992 el cultivo de esa planta aumentó un 800%, alcanzando 20.000 hectáreas. Sin embargo, los esfuerzos de erradicación del Estado lograron reducir los cultivos a 8.000 hectáreas para el final de la década. De cualquier manera, la cocaína ha sido el narcótico dominante en el tráfico de drogas colombiano, haciendo que la producción de heroína y marihuana tomen importancia secundaria para el país.

Ante la creciente amenaza del narcotráfico, el Estado colombiano aumentó sus esfuerzos para desmantelar a los carteles y capturar sus líderes. La primera mitad de la década de los noventa vio una agresiva campaña de persecución de estas organizaciones ilegales, junto con el fortalecimiento de la policía y los organismos de inteligencia, ayudados por el gobierno de los Estados Unidos. Para 1996, los mayores capos colombianos ya habían sido capturados o dados de baja por la fuerza pública colombiana, con el resultado del colapso de las estructuras de sus carteles. De todas maneras, el desmantelamiento de estas redes no produjo una caída en el número de cultivos ilícitos en Colombia. En 1991, antes de la persecución a los carteles de Medellín, Cali y la Costa, en Colombia había 37.000 hectáreas de cultivos de coca; para 1997, la cifra era de 79.000 Hectáreas. En ese año, Colombia se convirtió en el primer productor mundial de hoja de coca. En total, desde 1991 y hasta 1999, el área cultivada aumentó un 325%, aproximadamente.

Luego del desmantelamiento de los grandes carteles de la droga, la estructura del narcotráfico cambió una vez más. Otros carteles, llamados de segunda o tercera generación, aparecieron en escena, adueñándose de parte del negocio. Estos eran los carteles del Eje Cafetero, la Costa y el Norte del Valle entre otros. De otro

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