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El Fetiche Como Recuerdo Encubridor


Enviado por   •  16 de Agosto de 2013  •  1.479 Palabras (6 Páginas)  •  355 Visitas

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El fetiche como recuerdo encubridor

Siguiendo con la línea argumental del vídeo sobre los recuerdos encubridores y su función como distractores o encubridores del conflicto del sujeto, en el presente texto se pone sobre la mesa importancia de la función encubridora del fetichismo con respecto a la castración materna.

Es necesario iniciar que en la relación de objeto (o forma en como el sujeto logra depositar libido o energía sobre los objetos, como en el fetichismo, la fobia, la paranoia o el amor) y las estructuras freudianas, Lacan comienza diciendo que antes de hablar de las estructuras freudianas no podía hablar de la relación de objeto, y que la fobia y el fetichismo le van a servir para mostrar que la relación de objeto tiene más que ver con la psicopatología (análisis de las enfermedades) que con la relación analítica. El objeto seleccionado por el sujeto se convierte en un arma contra el deseo propio, en el deseo prevenido del fóbico o presencia necesaria para el deseo detenido del perverso.

En la perversión encontramos la misma dinámica de la formación de compromiso (permitir a la enfermedad o al síntoma que aparezca, esto lo hace el Yo negociando con el Ello o Superyó) que en la neurosis: lo reprimido y el retorno de lo reprimido. El sujeto no quiere reconocer (la castración materna o la incapacidad de la madre para proveerle de todo cuanto él como niño demanda) porque si reconoce algo, al mismo tiempo se verá forzado a reconocer una serie de otras cosas que le resultan intolerables, en tanto su enlace es el de una cadena significante articulada. Es a través de los cambios y la aventura del Edipo, en el avance, resolución o sepultamiento del Edipo, que debemos tomar la cuestión, el problema, de la constitución de toda perversión.

El deseo en el perverso es condensación del amor, deseo de nada y por nada. Sabemos que en el amor lo que es deseado en el otro es justamente eso que le falta, y lo que le falta sabemos que es el falo. En el amor más idealizado lo que es buscado en el llamado objeto de amor es aquello que le falta, es decir el falo como objeto central de toda la economía libidinal (Por ello definirá Lacan al amor como “dar aquello que no se tiene”: “… a quien no es”, habrá que recordar también que por amor se inician los tratamiento-terapias, una herida narcisista que moviliza el amor propio, demandando al psicólogo algo que no tiene y que no será capaz de dar).

La castración de la mujer, en la posición perversa, es afirmada y aceptada (represión) y negada (desestimación), y mediante el fetiche indica que ella no ha perdido el falo, pero al mismo tiempo, la deja en situación de perderlo, en situación de ser castrada (desmiente). El fetichista vive a merced de que la cortina, de que el telón se desplome o se levante. Todo su trabajo es para mantener el decorado y el horror a la castración se presenta en esa creación de un sustituto, de un trofeo, de objeto artificial, hechizo. Podemos decir que el fetiche es un monumento al falo que la mujer no tiene. El fetiche es emblema con el que triunfa sobre la amenaza de castración y con el cual se salvaguarda contra ella. Así como en la estructura neurótica podemos hablar de condensación, en la estructura perversa podemos hablar de desplazamiento (se desplaza el falo faltante de la madre hacía otro lugar y en lugar donde se deposita la libido, se instaura el fetiche, de ahí la máxima freudiana, “El fetiche es el falo (desplazado) de la madre”) . El perverso se expresa por alusiones, entre líneas, es esa manera que se tiene de hablar de otra cosa (de esa forma aparece como recuerdo encubridor) pero estando en juego lo que se quiere hacer entender al otro. El desplazamiento es el modo de decir, de hacer entender algo, hablando de otra cosa, y esto tiene que ver con la perversión de lo imaginario. Es por estar en el registro del desplazamiento que lo que constituye el fetiche es algo de simbólico y es en la dimensión histórica que se fija como fetiche, es un momento de la historia que la imagen se detiene. Es una forma de nombrar, por alusión, el falo materno. Es antes de ese momento en que lo que es buscado en la madre, ese

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