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Relaciones interpersonales en la infancia


Enviado por   •  8 de Junio de 2019  •  Resúmenes  •  3.216 Palabras (13 Páginas)  •  350 Visitas

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Universidad Politécnica del Estado de Morelos[pic 1]

Desarrollo interpersonal

Psic. Juana María Capetillo López

Alumna. Sánchez Mejía Lourdes

3°D LAG

Reporte de lectura

12/junio/2016

Relaciones interpersonales en la infancia

El autor habla de las distintas etapas por las que el niño pasa a lo largo de su desarrollo y crecimiento, que dan lugar a ciertas conductas determinadas en cada edad, y de acuerdo a estas se relaciona con las demás personas, así como la retroalimentación que le dan sus seres queridos influyen en la actitud del niño. La etapa de la infancia es una de las más importantes ya que durante esta el niño a través de la convivencia con las personas que lo rodean va adquiriendo formas propias de relacionarse, de sus creencias, sus aspiraciones que generalmente es su familia quien se lo transmite y además a lo largo de su infancia se forma su estilo de convivencia social. También existen instituciones, como lo son las escuelas, que ayudan en las relaciones interpersonales del niño, además de sus primeros amigos de la infancia y compañeros; pero, los más indispensables en ello son los padres y los hermanos, ya que influyen tanto en el desarrollo social del niño (principalmente en sus primeros años de vida) como en las futuras relaciones interpersonales. Cuando el niño convive con más personas, va conformando su propia personalidad. También dice que las relaciones interpersonales son determinantes, ya que como anteriormente lo dije, influyen en el futuro adulto. A través de ellas se alcanza o la satisfacción o sufrir frustración, todo dependerá de cómo haya sido criado durante la etapa de la infancia un niño. A lo largo del crecimiento el niño se va acostumbrando a un estilo de relación interpersonal, ya que después, repite consciente o inconscientemente. Ese estilo se extiende a todas las personas significativas con las que el niño convive.

-Etapa oral.

La etapa oral es la primera etapa del desarrollo en la infancia de un ser humano. Esta etapa se caracteriza porque el niño conoce su alrededor (personas y cosas que lo rodean) a través del aparato digestivo, y esto ocurre especialmente en su boca que es por donde se alimenta.

De recién nacido al año y medio, él bebe incorpora su mundo a través de los sentidos como la vista, olfato y tacto en un estilo oral, esto quiere decir que él bebe toma la actitud de identificarse sin que exista aun su capacidad de dar.

Para el niño aprenda a convivir, es indispensable que tenga con quien estar de manera permanente, generalmente esta persona es la madre, en caso de que no tenga a su madre a su lado, es necesario tenga una figura sustituta que tenga una relación constante con el bebé.

En los primeros tres meses, la madre se convierte en la persona amada y deseada (necesidad emocional y somática) por el bebé. Para el bebé lo más importante es el encuentro emocional con su madre. Durante los encuentros con su madre, el niño le comunica lo que necesita, lo que le gusta, o alguna molestia, y de esta manera poco a poco la madre va a ir diferenciando entre los distintos movimientos o llantos que emita el bebé, ya sea de dolor, hambre, sueño.

Si la madre trata con paciencia y comprensión al bebé, este de igual forma sonreirá indicando que está contento, lográndose la relación a lo que Núñez le llama “danza de amor”. De esta manera se lograra que el niño tenga un apego a su madre. Cuando la madre y el hijo están estrechamente conectados favorece en el niño el sentido de confianza.

En el desarrollo social del bebé, es normal que si existe un apego a la madre, aproximadamente de seis a ocho meses, el niño sienta temor a las personas que no conoce, no ocurre la misma relación con sus familiares, que con personas desconocidas, lo cual significa un progreso en la interacción del niño porque puede diferenciar a los familiares de las personas que no lo son, y sabe que no todas las personas se relacionan de la misma forma con él.

Si la madre no logra cumplir con la satisfacción del niño, se sentirá frustrada y por tanto no lograra comprender lo que el niño le trata de decir con su cuerpo y puede que malinterprete lo que el niño le quiere comunicar, creyendo quizá que lo hace para molestarla, lo cual hará que el niño intensifique el llanto o vomito para llamar su atención. Todo eso marcara el posterior desarrollo social del niño ya que se volverá desconfiado y miedoso, tratando de llamar constantemente la atención de la madre.

Alrededor del año comienza a señalar las cosas y hablar, lo cual es favorable, ya que el lenguaje fortalecerá la relación entre la madre y el hijo. Aproximadamente a los dos años comienza a decir no, lo cual es bueno, ya que significa que el niño comprende que hay prohibiciones.

Al final de la etapa oral, el niño comienza a imitar a las personas significativas para él, y así, el niño va sintiendo parte de sí mismo, lo que le da seguridad incluso sin necesidad de que estén ahí sus padres, lo cual hace que sea un niño independiente. Si ocurre lo contrario será un niño temeroso e inseguro, y dependiente de sus padres, lo cual lo limitara de ejercer con plenitud sus capacidades ya que necesitara a sus padres en todo momento.

También es capaz de pronunciar la palabra “mamá” lo cual significa que siempre la lleva con él, incluso sin estar con ella. Es indispensable fomentar su expresión verbal en esta etapa, para que de esta forma el niño pueda darse a entender mejor y pueda transmitir más fácilmente lo que quiere y sus emociones.

-Etapa anal.

Aproximadamente a los dos años de edad, el niño ha entrado a la siguiente etapa del desarrollo, llamada anal. Esta etapa está centrada en el control y se  caracteriza porque el niño aprende a controlar su musculatura y sus esfínteres. Gracias a la autonomía el niño tiene la capacidad de decidir a quién quiere complacer con su control y a quién no. Por ejemplo cuando el niño quiere orinar o defecar, el niño quiere hacerlo donde él quiera, pero por otro lado también quiere complacer a sus padres, haciéndolo en el lugar adecuado.

En esta etapa el niño hace berrinches constantes, como una forma de intentar controlar a sus padres; es indispensable la madre tenga mucha paciencia. Algo que favorece la relación padres-hijo es que le ayuden al niño a controlar sus decisiones y que ellos influyan en que sus decisiones sean las más adecuadas.

Cuando el niño identifica cualidades positivas en los padres, esto ayuda a que el niño se sienta con más confianza en sí mismo, mejorando las relaciones interpersonales, y poniendo fin más rápido a los berrinches si es que estos existen. Por el contrario, si los padres no le ayudan en su autonomía, el niño hará mas berrinches, lo cual hace que el niño no aprenda a controlarse a sí mismo, y de la misma forma los padres no controlan sus emociones, llevando la relación a la ambivalencia con constantes enojos y castigos, lo cual hace que el niño se identifique con cualidades negativas, y se vuelva un niño inseguro con los demás, lo cual afectara la convivencia con otros niños y adultos.

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