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Teorías De La Personalidad


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  4.327 Palabras (18 Páginas)  •  344 Visitas

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Teorías de la personalidad.

Introducción

Parte del placer de conocer a alguien es el interés de saber quién es, como es y cómo piensa. Cada persona tiene un patrón único de pensamiento, comportamiento y expresión de sus sentimientos, en otras palabras: todos tienen una personalidad única. Pero ¿Qué es la personalidad? Para comenzar debemos dar esta definición. Los psicólogos contemporáneos definen la personalidad como esos patrones de relativa consistencia y duración en el percibir, pensar, sentir y comportarse que proporciona a los individuos identidades independientes. (Linda L. Davidoff). Tomando esto, la personalidad es un “constructo” que incluye pensamientos, emociones, motivos, intereses, actitudes, habilidades y cosas parecidas.

Antes de Freud no había una teoría sobre el tema. No se podían explicar los trastornos mentales, más bien eran considerados inexplicables y como el resultado de una “posesión extraña”.

Luego nos encontramos con una serie de grandes teóricos como son: Carl Jung y la psicología analítica, Alfred Adler y la psicología individual, Erik Erickson con su teoría del ciclo vital, Skinner y el conductismo radical, Carl Rogers y la perspectiva centrada en la persona y Abraham Maslow y la psicología transpersonal. Entre otros que no mencionare aquí. Para mí, cada autor tiene algo valioso que aportar, y creo que cada uno está en lo “correcto” dentro de sus propios conocimientos. Creo también que cada teoría tiene algo importante para todas las personas, hay una teoría para la mayoría si no es que para todos los periodos de nuestra vida que nos va a brindar orientación para un mejor desarrollo.

Luego, entonces, trato de exponer lo más concreto y relevante de la teoría de cada autor antes mencionado, para después marcar las divergencias más notables entre estos mismos.

Sigmund Freud

Freud divide la mente en 3 partes, que son: consciente, inconsciente y preconsciente. Partiendo de esto, el consciente es: todo aquello de lo que nos damos cuenta en un momento particular, todo lo que percibimos. Por otro lado en preconsciente abarca todo aquello que somos capaces de recordar; aquellos recuerdos que no tenemos disponibles en el momento pero que podemos llevar a la consciencia. La parte más grande está formada por el inconsciente e incluía todas aquellas cosas que no son accesibles a nuestra consciencia, incluyendo muchas que se habían originado allí, tales como nuestros impulsos o instintos, así como otras que no podíamos tolerar en nuestra mente consciente, como las emociones asociadas a los traumas.

Por otra parte, Freud hace una segunda tópica mental donde menciona lo que es el Ello, el Yo y el Súper yo. El Ello: contiene todo lo que se hereda, es la estructura más dominante de la personalidad, es donde están nuestros instintos y no sufre de ningún cambio a medida que la persona crece porque el ello no tiene contacto con el mundo exterior. El ello traduce las necesidades a fuerzas motivacionales llamadas Pulsiones. El Ello tieneel trabajo particular de preservar el principio de placer, el cual puede entenderse como una demanda de atender de forma inmediata las necesidades. Imagínese por ejemplo a un bebé hambriento. No “sabe” lo que quiere, en un sentido adulto, pero “sabe” que lo quiere…¡ahora mismo!. El bebé, según Freud, es puro, o casi puro Ello. Y el Ello no es más que la representación psíquica de lo biológico.

El Yo se apoya en la realidad a través de su consciencia, buscando objetos para satisfacer los deseos que el Ello ha creado para representar las necesidades orgánicas. El Yo dice que se satisfaga una necesidad tan pronto allá una oportunidad.

El Súper Yo: este actúa como un juez o censor, respecto a las actividades, funciona como si fuera un deposito de los códigos morales, como consecuencia el súper yo se dedica a limitar, prohibir o juzgar la actividad consciente.

Ejemplo:

Supongamos que sentimos una atracción sexual por un conocido, entonces el Ello nos dice:¡ vamos¡ hazlo¡ no te detengas¡ Pero se opone el Súper Yo, al que la simple idea le parece perturbadora, el Ello continua diciendo ¡adelante¡¡ obtenlo¡ El Súper Yo responde; ni siquiera se te ocurra volver a pensarlo¡¡ y que nos dice el Yo, nos dice ¡Esperen¡¡ tengo una idea¡¡¡.

Freud observó que en distintas etapas de nuestra vida, diferentes partes de la piel son las que nos dan mayor placer. Vio que los infantes obtenían un gran monto de placer a través de chupar, especialmente del pecho. De hecho, los bebés presentan una gran tendencia a llevarse a la boca todo lo que tienen a su alrededor. Un poco más tarde en la vida, el niño concentra su atención al placer anal de retener y expulsar. Alrededor de los tres o cuatro años, el niño descubre el placer de tocarse sus genitales. Ya después, en nuestra madurez sexual, experimentamos un gran placer en nuestras relaciones sexuales. Basándose en estas observaciones, Freud postuló su teoría de los estadios psicosexuales.

La etapa oral se establece desde el nacimiento hasta alrededor de los 18 meses. El foco del placer es, por supuesto, la boca. Las actividades favoritas son chupar y morder.

La etapa anal se encuentra entre los 18 meses hasta los tres o cuatro años. El foco del placer es el ano. El goce se da por el hecho de retener y expulsar.

La etapa fálica va desde los tres o cuatro años hasta los cinco, seis o siete. El foco del placer se centra en los genitales. La manipulación de los genitales en estas edades es bastante común.

La etapa de latencia dura desde los cinco, seis o siete años de edad hasta la pubertad, más o menos a los 12 años. Durante este período, Freud supuso que la pulsión sexual se suprimía por el aprendizaje. Debo señalar aquí, que aunque la mayoría de los niños de estas edades están bastante ocupados con sus tareas escolares, o deberían estarlo, y por tanto “sexualmente calmados”, cerca de un cuarto de ellos están muy metidos en la masturbación y en jugar “a los médicos”.

La etapa genital empieza en la pubertad y representa el resurgimiento de la pulsión sexual en la adolescencia, dirigida más específicamente hacia las relaciones sexuales.

Estas etapas constituyen una verdadera teoría de períodos de desarrollo, tanto en su contenido como en las edades que comprenden.

La crítica más general de la teoría freudiana esta sobre su énfasis en la sexualidad. Todo, ya sea malo o bueno, es el resultado de la expresión o represión de la pulsión sexual. La pregunta que podemos hacer es si no habría más fuerzas en juego. El mismo Freud añadió

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