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Hecho Social


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2013  •  1.328 Palabras (6 Páginas)  •  262 Visitas

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Cualquier divorcio es difícil y doloroso para los dos miembros de la pareja.

No importa quién lo pide y por qué lo hace.

Aun para la persona que lo pide, porque ha sido víctima de violencia física o emocional, es un proceso que deja huellas profundas.

Pero cuando el matrimonio era bueno y estable, es aún más difícil porque los buenos recuerdos superan a los malos y porque la reacción de la familia y amigos es de incredulidad, y por lo tanto, pueden ser poco apoyadores.

Un divorcio afecta todas las áreas de la vida de la persona:

Personal,

emocional,

parental,

económica,

familiar,

social,

de trabajo y

los aspectos prácticos de la vida diaria.

A nivel personal, el divorcio afecta nuestra:

Autoestima.

La persona, ya sea hombre o mujer, se siente rechazada y/o fracasada.

Se siente culpable por no haber podido establecer una mejor relación o haber evitado el divorcio.

Al sentirse así, se califica como mala, tonta, incompetente, etc., etc., lo cual daña su autoestima.

Con frecuencia la ex-pareja y otras personas la culpan también y le indican todo lo que debería haber hecho, lo que refuerza su baja autoestima.

Identidad personal y familiar.

Parte de nuestra autoimagen es el rol que hemos jugado durante muchos años.

Con el divorcio dejamos de ser esposo(a), perdemos la identidad de "la familia unida", etc.

Si estos papeles o roles eran importantes para nosotros y nos identificábamos con ellos, al perderlos, sentimos que perdemos una parte de nuestra personalidad.

Forma de ver el mundo y nuestro futuro.

Cuando el miedo, la angustia, enojo, depresión, etc., son una constante en nuestra vida diaria, nuestros pensamientos son:

Negativos,

extremistas,

rígidos,

depresivos,

etc.

Este tipo de pensamientos hace que veamos nuestro presente y nuestro futuro, a través de lentes que oscurecen y distorsionan todo lo que nos rodea.

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A nivel emocional.

Cualquier persona que se divorcia atraviesa por sentimientos muy intensos y encontrados.

Una sola emoción puede durar días o semanas o pueden cambiar constantemente en un mismo día.

Esta situación se da, aun en las personas que toman la decisión de divorciarse, ya sea por violencia intrafamiliar, infidelidad en la pareja o por un nuevo amor en su vida.

Sin embargo, cuando el divorcio es el resultado de largas crisis y conflictos o cuando la persona no quiere el divorcio, las emociones son más intensas y desgastantes.

Entre las emociones más frecuentes encontramos:

Tristeza o depresión por la relación que se ha terminado y las diferentes pérdidas que involucra el divorcio: sueños, expectativas, identidad, amigos, etc.

enojo con uno mismo y hacia la pareja, al culparla de la ruptura y del daño que ha causado a la familia,

culpa,

deseos de venganza,

alivio,

confusión,

ambivalencia,

temor y preocupación respecto al futuro,

inseguridad respecto a la posibilidad de reconstruir una nueva vida,

sentimientos de fracaso, por no haber podido evitar los problemas o "salvar" el matrimonio,

miedo a la soledad y/o a tomar decisiones equivocadas,

remordimiento, sobre todo por el dolor causado a otras personas (hijos, padres, etc.),

etc.

Todos estos sentimientos son normales.

La intensidad y duración depende de las características de cada persona y de cada situación.

La forma de reaccionar de cada quién también.

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A nivel parental.

Los padres, tanto el hombre como la mujer, pueden sentir que, cuando los hijos están con ellos, tienen que cubrir tanto el rol de la madre como el del padre.

Esto puede generarles mayor tensión.

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