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La Contaminacion Y La Guerra Nuclear Sobre El Mundo


Enviado por   •  30 de Agosto de 2013  •  4.889 Palabras (20 Páginas)  •  385 Visitas

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Historia[editar · editar fuente]

Explosión nuclear en Nagasaki (9 de agosto de 1945). Foto tomada desde uno de los B-29 que efectuaron el ataque.bomba concebida por Szilárd.

El proyecto Manhattan: Hiroshima y Nagasaki[editar · editar fuente]

A inicios de la Segunda Guerra Mundial, por tanto, muchos científicos y gobiernos eran conscientes de la posibilidad de crear un arma nuclear. Sin embargo, sólo Alemania y Estados Unidos estaban en condiciones de embarcarse en el proyecto con seriedad. Desde el principio, el programa alemán estuvo plagado de dificultades, limitaciones y errores, probablemente por la ausencia de una percepción teórica clara sobre sus posibilidades.1 2 Estados Unidos, en cambio, contaba con los recursos industriales y los mejores cerebros de su tiempo: Albert Einstein, Leo Szilard, Robert Oppenheimer, Enrico Fermi, Arthur Compton y muchos más. Eso les permitió iniciar en secreto el monumental Proyecto Manhattan, con el objeto de construir bombas atómicas que les otorgaran una ventaja decisiva en la Segunda Guerra Mundial. 3

El Proyecto Manhattan les permitió fabricar al menos tres núcleos experimentales de uranio y plutonio, pesados y primitivos. El primero de ellos, denominado simplemente The Gadget (el dispositivo), fue detonado en el Desierto Jornada del Muerto de Nuevo México (Estados Unidos continentales), a las 05:29:45 del 16 de julio de 1945 (hora local). Se trataba de un arma de fisión de plutonio de 19 kt de potencia. Fue la primera detonación nuclear producida por la especie humana.

Poco después, los días 6 y 9 de agosto de 1945, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos lanzó desde bombarderos B-29 sendas bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. La primera era una bomba por disparo de uranio de unos 15 kt, llamada Little Boy, y la segunda funcionaba por implosión de plutonio bajo el nombre Fat Man, con unos 25 kt de potencia. Esto equivale a la vigésima parte de la potencia de las armas nucleares actuales, y una milésima de las más potentes desarrolladas durante la Guerra Fría. Ambas ciudades resultaron aniquiladas instantáneamente, con un saldo aproximado de entre 150.000 y 220.000 muertos,4 la gran mayoría civiles. Un número indeterminado de personas fallecieron con posterioridad debido a sus heridas y a los efectos de la radiación. Se ha producido un elevado número de mutaciones en bebés, durante varias generaciones. Estos hechos, que constituyen el primer y hasta ahora único uso de armas nucleares en un conflicto real, precipitaron la capitulación de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Preparativos para la Guerra Termonuclear Total[editar · editar fuente]

El evidente poder que otorgaban estas armas inició una enorme carrera de armamentos entre las potencias que ya se adivinaban enfrentadas en la Guerra Fría, tanto con respecto a las armas atómicas en sí mismas como a los vectores de lanzamiento que permiten llevarlas hasta sus blancos y los medios técnicos y humanos extensivos, necesarios para operarlas eficazmente. La Unión Soviética, que venía siguiendo muy estrechamente el Proyecto Manhattan desde al menos 1943 y había desarrollado ya sus propias investigaciones en el Instituto Kurchatov, logró detonar una réplica de la bomba de Nagasaki ("Joe 1") en el polígono de Semipalatinsk, en la mañana del 29 de agosto de 1949. Sin embargo, la URSS desarrollaba paralelamente un arma de diseño totalmente propio ("Joe 2") que detonó el 24 de septiembre de 1951, liberando 38 Kt. La Guerra Fría Nuclear había comenzado. Les siguieron el Reino Unido el 3 de octubre de 1952 ("Operación Hurricane"), Francia el 13 de febrero de 1960 ("Gerboise Bleue") y China, el 16 de octubre de 1964 ("Dispositivo 596").

Simultáneamente a estos acontecimientos, se había vuelto evidente que existía una manera de desarrollar armas con potencias mayores por muchos órdenes de magnitud: la fusión nuclear, que imita las reacciones energéticas de las estrellas. Mediante una segunda fase compuesta de isótopos del hidrógeno y el litio, Estados Unidos logró hacer estallar la primera arma termonuclear o bomba de hidrógeno el 1 de noviembre de 1952 ("Operación Ivy", Islas Marshall). Les siguió la Unión Soviética menos de un año después, primero con una bomba de fusión parcial ("Joe 4", 12 de agosto de 1953) y luego con una de fusión completa. A diferencia de las armas norteamericanas, estas primeras armas rusas de fusión eran utilizables militarmente, no meros dispositivos experimentales. Estados Unidos no tendría un arma de fusión militarizable hasta 1954.

Paralelamente, se libraba otra batalla entre las superpotencias: la carrera espacial. Además de sus aplicaciones civiles y científicas, a nadie se le escapó que la disponibilidad de grandes cohetes espaciales permitiría también desarrollar misiles pesados de alcance intercontinental, muy superiores a los bombarderos aéreos utilizados hasta entonces e imposibles de derribar. Generalmente inspirados en la V2 alemana de la Segunda Guerra Mundial, estos misiles otorgarían el poder de librar gran número de armas nucleares contra blancos remotos, situados en otros continentes. La posibilidad de lanzar bombas atómicas con cohetes había sido evidente desde el principio, pero no se disponía de vectores grandes y fiables para hacerlo con eficacia.

R-7 8K72 Vostok exhibido en el Centro Panruso de Exposiciones, variante civil del primer misil balístico intercontinental.

El primer misil balístico intercontinental verdadero fue el Cohete R-7 soviético (llamado en Occidente SS-6 Sapwood), una variante del mismo propulsor utilizado para lanzar el Sputnik, la primera nave espacial en órbita. Podía lanzar una bomba de 3 Mt a 8.800 km de distancia, lo que le permitía alcanzar los Estados Unidos continentales, Europa y la mayor parte del Hemisferio Norte. Esta variante militar se probó por primera vez el 15 de diciembre de 1959. Pronto les siguieron los Titán norteamericanos de 9 Mt.

Por primera vez en la historia humana, era posible llevar la devastación más absoluta al corazón del enemigo. La consciencia de este hecho significó profundas transformaciones en la mentalidad política y social, por lo general pesimistas y ominosas, y dio lugar a numerosas novedades culturales y en la civilización. Militarmente, las armas nucleares adquirieron un carácter igualador que impedía a cualquier potencia iniciar una guerra contra la otra, sobre todo desde que su número y prestaciones garantizaron la destrucción mutua asegurada. Hubo que crear nuevos conceptos, teorías, tácticas y estrategias para esta arma radicalmente distinta, así como formar a generaciones de técnicos y soldados, y desplegar numerosos equipos avanzados (desde radares y satélites hasta sistemas novedosos de mando, control, comunicaciones e inteligencia) para poderlas usar eficientemente. Esto estimuló el desarrollo de numerosas invenciones, entre las que cabe incluir Internet (que se deriva de ARPANET, una red que contaba entre sus capacidades la de ser especialmente resistente a un ataque nuclear limitado, aunque no fuera su característica esencial). La aparente inminencia de una guerra nuclear dio alas para la creación del movimiento pacifista contemporáneo, iniciado por los propios científicos atómicos, más conscientes que los demás de sus riesgos.

Durante toda la Guerra Fría ambas potencias y otras menores se amenazaron con decenas de miles de armas nucleares prestas para disparar, según un concepto denominado overkill que garantizaba la destrucción total del enemigo decenas de veces. Hubo varias ocasiones en que estuvieron a minutos de ser lanzadas, debido a errores o situaciones conflictivas, la más conocida de las cuales es la Crisis de los misiles de Cuba. Sin embargo, no fue la única, ni la más grave. Generalmente se considera que el más peligroso de todos los incidentes sucedió en el entorno de las maniobras de la OTAN "Able Archer 83", diseñadas en un contexto de operaciones psicológicas contra la Unión Soviética, que fueron percibidas por los dirigentes de este país como una amenaza directa real. Esto llevó a las fuerzas nucleares soviéticas al estado de máxima alerta durante semanas, mientras en Occidente se tenía una falsa impresión de tranquilidad, por lo que incluso un incidente menor podría haber disparado la respuesta nuclear.5 6 7 8 9 10 11 12 13 Poco antes había sucedido el Incidente del equinoccio de otoño, donde las fuerzas nucleares soviéticas pudieron estar a escasos minutos del lanzamiento, lo que contribuyó a tensar la situación aún más.14 15

Situación actual[editar · editar fuente]

Este grado de peligro y tensión dio lugar a numerosos tratados, tratando de limitar su despliegue y efectos. El primero de todos ellos fue el Tratado de prohibición parcial de ensayos nucleares (1963), por el que terminaron las pruebas nucleares atmosféricas. Le siguió el polémico Tratado de No Proliferación Nuclear (1968), que restringe la disponibilidad de armas nucleares a los países que ya las tenían en esas fechas. Más relevantes fueron los Acuerdos SALT de los años 1970 entre las principales superpotencias, así como el Tratado INF. Ambos limitaban el número de lanzadores y cabezas; este es el inicio en la práctica del desarme nuclear.

Al finalizar la Guerra Fría y reducirse por tanto el grado de confrontación entre las superpotencias, se implementó el tratado START I (1991); esto redujo finalmente el número real de cabezas en un plan de desarme que culminaría en 2001, con unas 6.000 ojivas desplegadas. Sin embargo, la denuncia norteamericana del Tratado sobre Misiles Anti-Balísticos de 1972 impidió la ratificación por parte rusa del tratado START II (1993), que habría reducido esta cifra a 2.000 cabezas en 2012. También bloqueó la negociación del START III. El Tratado de Reducciones de Ofensivas Estratégicas (SORT) de 2003 propuso un objetivo muy difuminado y del que cualquiera de las partes puede retirarse en cualquier momento. Posteriormente, en 2010, se aprobo el tratado New START que reduce el número de cabezas estratégicas activas a 1.550 por cada una de las dos grandes potencias nucleares.

Aunque el número de armas nucleares listas para disparar y su nivel de alerta ha descendido considerablemente, éstas siguen conformando la columna vertebral y primera garantía de seguridad en muchos países industrializados del mundo. Tales reducciones se han traducido en un "olvido" social de esta amenaza mientras se favorecía el temor hipotético de que tales armas acaben en poder de grupos terroristas, sobre todo desde algunos gobiernos y medios de comunicación.16 17 18 19 20

Si bien el peligro de guerra nuclear entre naciones persiste gravemente, existen serias dudas sobre las posibilidades reales de un grupo terrorista para hacerse con un arma atómica. Además de la dificultad para apoderarse de componentes esenciales de la misma, o de un arma completa, se trata de un sistema tecnológicamente complejo con exigencias de mantenimiento y operación poco compatibles con la naturaleza clandestina e irregular de las organizaciones terroristas. Sólo la reposición y reforja de los componentes radiactivos —que van decayendo conforme avanza su vida media— requieren una infraestructura tecnológica e industrial únicamente al alcance de Estados o grandes corporaciones privadas. El resultado es que nunca se ha detectado un arma nuclear o componentes sustanciales de la misma en manos de un grupo terrorista, ni tampoco la voluntad clara de poseerlas.21 22

Armas nucleares[editar · editar fuente]

Artículos principales: Arma nuclear y Bomba atómica.

Vehículo lanzador del ICBM ruso Tópol, Moscú, 2008.

Un arma nuclear es un explosivo de alta energía, que obtiene la misma mediante la fisión o fusión del núcleo atómico. Para la fisión, se utilizan átomos pesados como el uranio o plutonio, y para la fusión átomos muy ligeros como ciertos isótopos del hidrógeno (deuterio y tritio) y el litio. Se trata de un uso militar de la energía nuclear. Su característica fundamental radica en la posibilidad de liberar una potencia explosiva equivalente a miles o millones de toneladas de TNT con un dispositivo de pocos kilogramos de peso, fácilmente militarizable.

No existe ningún material estructural en el universo conocido capaz de resistir el impacto térmico, mecánico y radiológico de una detonación nuclear a corta distancia. Una carga nuclear de potencia común, adecuadamente ubicada en las proximidades del blanco, desintegrará cualquier objetivo civil o militar y causará enormes daños y mortandad en los alrededores, incluso a kilómetros de distancia. Por esta razón, las armas nucleares se consideran el máximo exponente de las armas de destrucción masiva.

Clasificación tecnológica[editar · editar fuente]

Tecnológicamente, las armas nucleares se dividen en bombas atómicas o de fisión, por un lado, y bombas de hidrógeno, armas termonucleares o de fusión, por otro:23

Las bombas atómicas o de fisión son dispositivos que fragmentan átomos pesados de uranio o plutonio mediante una reacción en cadena ultrarrápida. La fisión es un proceso exotérmico que libera cantidades sustanciales de energía, mucho mayor que en las reacciones químicas de los explosivos convencionales. Esta energía escapa en forma de radiación gamma y energía cinética de los fragmentos del núcleo, calentando así rápidamente la materia que se encuentre alrededor. Esta materia (por ejemplo, el aire), al dilatarse, provoca una poderosa onda de choque a alta temperatura. El material fisible idóneo es el plutonio-239, y la técnica más corriente es la implosión geométrica.

Las bombas de hidrógeno, armas termonucleares o de fusión constan de dos o más etapas. La primera de ellas (primario) utiliza una pequeña bomba atómica para iniciar un proceso de fusión nuclear de los núcleos de átomos ligeros de hidrógeno y litio que se encuentran en la segunda (secundario). Este proceso es análogo al que se da en los soles, y se ha definido como encender una estrella sobre una ciudad. La diferencia de masa entre los núcleos componentes del secundario y el resultante (normalmente, helio y berilio o nuevos isótopos de litio y tritio, que realimentan la reacción) se transforma íntegramente en energía, según la conocida fórmula E = mc². Algunas de estas reacciones, como la de deuterio + litio-6, se cuentan entre las más energéticas del universo conocido, sólo por debajo de la reacción materia-antimateria. Una carga de fusión puede producir temperaturas locales equivalentes entre 20 y 400 millones de grados centígrados,24 más que en el núcleo del Sol y muchos órdenes de magnitud por encima de cualquier posible rango de estabilidad de la materia.

La mayoría de armas atómicas modernas son termonucleares de potencia variable, pues la tecnología de fusión pesa menos y aporta mayor seguridad, economía y flexibilidad. Esta flexibilidad incluye poder graduar la potencia explosiva de la bomba a voluntad, variando la presencia de tritio en el secundario. También permiten elegir, al menos en parte, el tipo de energía producido por el arma.

Medios utilizados para su lanzamiento[editar · editar fuente]

Prueba de los vehículos de reentrada MIRV del cancelado ICBM norteamericano LGM-118A Peacekeeper, 8 disparados desde un solo misil (podía llevar 10). Cada traza indica el descenso de una cabeza de ataque, y cada una tenía una potencia comparable a 25 bombas como la de Hiroshima. En la actualidad, hay en servicio armas similares.

Normalmente, al hablar de armas nucleares nos referimos tanto a estos explosivos atómicos como a los medios utilizados para llevarlos hasta su blanco, y generalmente también a los medios de apoyo para lograrlo. Así, entendemos las armas nucleares como un sistema integrado complejo, científico, industrial, militar y humano, que culmina cuando el blanco es alcanzado por una explosión nuclear. Entre estos medios, cabe destacar de manera significativa los vectores de lanzamiento: la llamada tríada nuclear. Clasificándolas por estos lanzadores, pues, las armas nucleares suelen dividirse en:25

Armas nucleares con base en tierra. Se trata de cohetes, normalmente guiados, con diversos alcances y capacidades, operados desde tierra firme en plataformas fijas o móviles. Los conocidos misiles balísticos intercontinentales (ICBM) pertenecen a esta categoría, pero también otros proyectiles de menor alcance para su uso táctico en el campo de batalla, incluso disparados desde piezas de artillería. Estos vectores se tienden a considerar, en general, como una forma de artillería terrestre superpesada. Los ICBM son verdaderos cohetes espaciales, que vuelan fuera de la atmósfera de la Tierra y pueden recorrer miles de kilómetros en pocos minutos. Algunos de ellos pueden lanzar varias ojivas MIRV simultáneamente, con un explosivo nuclear cada una, utilizando un solo vector.

Armas nucleares con base en el mar. Se trata de cohetes similares a los que tienen base en tierra, pero que se lanzan desde plataformas navales de superficie o submarinas. Esto les aporta una capacidad de maniobra y ocultación generalmente superior a los misiles con base en tierra, pero también puede exponerlos a riesgos superiores. Los misiles balísticos de lanzamiento submarino (SLBM, un ICBM naval) pertenecen a esta categoría, así como ciertos torpedos, misiles de crucero y otros misiles más generalistas para guerra naval. Algunos de estos vectores se suelen considerar como una forma de artillería naval superpesada. Al igual que los ICBM, los SLBM viajan por el espacio y pueden atravesar continentes en menos de treinta minutos, así como lanzar cabezas MIRV múltiples.

Armas nucleares de lanzamiento aéreo, que suelen ser bombas de aviación o misiles de crucero o de otros tipos lanzables desde aeronaves en vuelo (normalmente, bombarderos supersónicos). Se considera una forma más arriesgada y lenta de liberar armas nucleares, debido a la posibilidad de que los aviones sean derribados y a la inherente lentitud comparativa de los proyectiles atmosféricos; pero también un método más flexible y adaptativo.

Existen otros lanzadores posibles, prohibidos por tratado, como los sistemas de bombardeo orbital fraccional (FOBS), desde satélites artificiales que pueden iniciar el ataque por sorpresa aproximándose por cualquier ángulo y trayectoria.26 27

Pruebas para proteger un Boeing 747 de mando contra ataque de pulso electromagnético de gran altitud (HEMP). El HEMP tiene la capacidad de destruir todos los equipos eléctricos y electrónicos que carezcan de protección especial en miles de kilómetros a la redonda.

Armas nucleares de propósito especial[editar · editar fuente]

Además, se han producido armas nucleares de propósito especial, como las siguientes:

La bomba de neutrones, también llamada bomba N, bomba de radiación directa incrementada, bomba de fisión-fusión o bomba de radiación forzada, cuyo objetivo es causar una mayor mortandad directa por irradiación incrementada contra los seres vivos, con una menor destrucción de los objetos inertes.28 Este tipo de arma fue objeto de grandes polémicas durante la Guerra Fría, debido a la percibida indignidad moral de matar a grandes cantidades de personas y otros seres vivos mientras se protegen los bienes materiales.29

La bomba de pulso electromagnético, también llamada bomba E, HEMP o bomba del arco iris debido a las auroras boreales artificiales que induce. Se trata de una explosión en el espacio exterior que, por efecto Compton de electrones, degrada o disloca los sistemas eléctricos y electrónicos a escala continental. Por su capacidad de paralizar instantáneamente las sociedades atacadas, se considera que estas armas constituirían el compás de apertura de una guerra nuclear.30 31

La bomba de oscurecimiento o iónica, que detona en las capas superiores de la atmósfera para bloquear por ionización electromagnética las señales radioeléctricas de los sistemas de comunicaciones y teledetección, con el objeto de dislocar la defensa enemiga y las guías de sus sistemas antimisil.32 33

La bomba radiológica o bomba sucia, para causar gran mortandad mediante la diseminación de grandes cantidades de radiación contra las personas o sus fuentes de alimentos y agua potable.34 Considerada en general un arma barata y de baja tecnología para hipotéticos terroristas nucleares, sus versiones de alta tecnología, utilizadas por las potencias, podrían incrementar enormemente los efectos demográficos de un arma nuclear. Se ha postulado una llamada bomba ultravioleta con objeto de esterilizar los pastos y campos de cultivo, cuyo grado de realización en la práctica es desconocido. Leo Szilard propuso también una bomba de cobalto o bomba del juicio final, capaz de diseminar dosis letales de radiación en áreas enormes o incluso en toda la Tierra.35 36

Equipos necesarios para librar una guerra nuclear[editar · editar fuente]

Otros equipos imprescindibles para librar con eficacia una guerra nuclear son:

Una infraestructura científica, industrial, humana y tecnológica suficiente y capaz.

Medios de teledetección de largo alcance y alerta temprana con base en tierra, mar, aire y espacio.

Un sistema de mando, control, comunicaciones e inteligencia concebido a tal efecto.

Medios convencionales suficientes para la logística y defensa del sistema de guerra nuclear.

Una cultura militar, social y política idónea.

Modelos actuales más relevantes de armas nucleares estratégicas[editar · editar fuente]

Existen muchos tipos de armas nucleares. Entre las más relevantes actualmente se encuentran:

Los ICBM Tópol, Tópol M y RS-24 (Rusia); LGM-30 Minuteman (Estados Unidos); DF-41,DF-31 y DF-5 (China).

Los misiles de alcance medio Agni (India); Ghauri y Shaheen (Pakistán); y Jericó (Israel).

Los SLBM de lanzamiento submarino Trident II D5 (Estados Unidos y Reino Unido); R-39 y Bulava (Rusia); y M-45 SLBM (Francia).

Los misiles de crucero de medio alcance BGM-109 Tomahawk (Estados Unidos y Reino Unido); y Raduga Kh-55 (Rusia), que pueden ir equipados con cabezas convencionales o nucleares.

Sistemas de protección antimisiles[editar · editar fuente]

Se ha planteado la posibilidad de crear sistemas antimisil para detener un ataque nuclear mientras se produce, el más conocido de los cuales fue la Guerra de las Galaxias de EE. UU. Sin embargo, el único sistema antibalístico que realmente ha llegado a estar operativo es el Sistema de Defensa de Moscú. Actualmente, los Estados Unidos tratan de desplegar un escudo antimisiles más limitado.

Existen serias dudas sobre la posibilidad de crear un escudo antimisiles eficaz. Rara vez un sistema antimisil ha logrado derribar un misil en una batalla real, al tratarse de una maniobra tecnológicamente muy crítica y con poco tiempo de preaviso, cuyas posibilidades verificables sólo se pueden conocer el día del ataque real, de naturaleza inherentemente impredecible.37 38 39

Sistemas para evitar la intercepción de misiles nucleares[editar · editar fuente]

Además, resulta relativamente sencillo modificar las armas atacantes y sus tácticas para dificultar enormemente su intercepción, a un coste muy inferior al de los sistemas antimisil que deberían detenerlas; esto es especialmente cierto para los misiles más sofisticados, usando técnicas especiales entre las que se encuentran:

Impulsión acelerada, que aleja rápidamente el misil del suelo y de posibles interceptores en la fase de lanzamiento (les "gana" durante el ascenso). Adicionalmente, esto reduce el tiempo de vuelo intercontinental (Rusia-Estados Unidos) de 23 minutos a menos de 20, lo que constriñe también el tiempo de prealerta.

Rotación incrementada; haciendo rotar el misil, se reduce la eficacia de las armas láser y de haces de partículas al aumentar la dispersión energética en el punto de impacto (el haz enfoca un punto determinado del misil durante menos tiempo) durante la fase de lanzamiento y primer tramo de vuelo espacial. En todo caso, las armas láser y de haz de partículas son ineficaces dentro de la atmósfera terrestre, por problemas de dispersión óptica, y su presencia en el espacio fue cancelada junto con el resto del proyecto Guerra de las Galaxias.

Uso de cabezas MIRV múltiples, que multiplica el número de cabezas a interceptar por un factor entre tres y diez.

Pronta libranza de las cabezas, para que esta multiplicación se produzca lo antes posible, lejos del alcance de los interceptores en la fase terminal, y antes de que cualquier hipotético sistema de defensa espacial tenga tiempo de reaccionar.

Cabezas MIRV maniobrables, que complican enormemente las soluciones de intercepción en el espacio exterior, durante la reentrada y en la fase terminal por no tener una trayectoria predecible.

Uso de blindajes de bajo peso contra láser, haces de partículas, pulso electromagnético y varias formas de metralla.

Inclusión de señuelos y otras ayudas a la penetración (perturbadores, expansores, chaff, etc).

Ataque de pulso electromagnético inicial, para dislocar la sociedad atacada y degradar sus sistemas defensivos de fase terminal.

Ataque de oscurecimiento al inicio de las reentradas, para cegar los sistemas de teledetección y comunicaciones radioeléctricas del defensor en la fase terminal.

Deriva calculada de las cabezas, atacando el blanco desde puntos periféricos (pero dentro del área de aniquilación), lo que incrementa el volumen de intercepción, multiplica las trayectorias posibles y por tanto dificulta la solución de tiro por varios órdenes de magnitud durante la reentrada y la fase terminal.

La acción combinada de todas estas técnicas y otras más esotéricas resulta en problemas insuperables para los sistemas antimisil de nuestro tiempo y del futuro próximo. Generalmente, se considera que los sistemas antimisil del presente y del futuro próximo sólo serían capaces de derribar las armas de atacantes poco sofisticados.40 41 42 43 44 45 46

Política y estrategia de la guerra nuclear[editar · editar fuente]

Artículo principal: Estrategia de las armas nucleares.

La existencia de las armas nucleares redefinió las relaciones internacionales y tuvo un hondo efecto en las estrategias militares y en la cosmovisión de la mayoría de civilizaciones contemporáneas. El pavor inducido a todos los niveles por los daños directos y colaterales previstos en una guerra nuclear dio nueva forma a la doctrina de la disuasión, bloqueando efectivamente las hostilidades entre potencias dotadas de este armamento y abriendo la era de guerras subsidiarias que caracterizó a la Guerra Fría y sigue vigente en la actualidad.

La doctrina de la disuasión alcanzó sus extremos máximos cuando la cantidad y capacidad del armamento nuclear desplegado por las superpotencias llegó al nivel de destrucción mutua asegurada (MAD).47 La destrucción mutua asegurada se obtiene aplicando el concepto de overkill, según el cual cada uno de los combatientes principales dispone de medios sobrados para aniquilar totalmente al enemigo decenas de veces. En un cierto momento de la Guerra Fría, existían armas para extinguir 23 veces a la especie humana. En la actualidad sigue habiendo medios suficientes para matar a toda la Humanidad más de una vez.48

En un principio, las armas nucleares se concebían como una extensión de alta potencia a la guerra convencional estratégica y los grandes bombardeos aéreos que pudieron verse en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su rápido progreso y expansión, así como la llegada del arma termonuclear y el misil balístico intercontinental que podía producirse económicamente en grandes cantidades, obligaron a establecer una categorización según el uso previsto de cada arma:

Las armas nucleares tácticas suelen ser de menor potencia, del orden de kilotones y de menor radio de acción. Aunque se encuentran bajo el control político, pueden ser empleadas por los mandos militares en apoyo de las fuerzas convencionales en el teatro de batalla.

Las armas nucleares estratégicas tienen un gran radio de acción y son armas de gran potencia, con cientos de kilotones o incluso megatones. Se utilizan para destruir la capacidad nuclear, militar, económica y demográfica del enemigo.

Secuencia de ataque de un misil balístico de lanzamiento submarino Trident.

Según esta categorización, se creaba una línea nítida entre un uso menor o legítimo de las armas nucleares en el teatro de operaciones, como un medio más, y un uso mayor de las mismas en un contexto de guerra total. Las dudas sobre el realismo de esta frontera y sobre la posibilidad de que un uso limitado de las armas nucleares condujera rápidamente a una escalada causaron grandes polémicas sociales por su despliegue y disuadieron, en la práctica, de su uso. Al final, las principales potencias terminaron adhiriéndose de hecho a la doctrina de no primer uso, según el cual ninguna de ellas sería la primera en utilizar armas nucleares. Esta doctrina contribuyó a prevenir una guerra nuclear e, indirectamente, también una guerra convencional entre las grandes potencias.

Generalmente, todas ellas se reservaron el derecho de primer uso en propio territorio. Hipotéticamente, este derecho permitía detener radicalmente una invasión enemiga mediante el uso táctico de las armas nucleares en el propio territorio nacional, sin empezar una guerra termonuclear total. No se ha producido ocasión de verificar la funcionalidad de este derecho, pero existen serias dudas sobre la posibilidad de detener la escalada subsiguiente.

Los países poseedores de armas nucleares disponen de unos planes de guerra prediseñados para su uso, que se conocen en Estados Unidos y el Reino Unido como SIOP (plan único de operaciones integradas)48 cuando se refieren al propio y RISOP (plan único de operaciones integradas del "bando rojo") cuando se refieren al enemigo. Estos planes determinan unas listas de objetivos y estrategias básicos, que se pueden adaptar parcialmente al conflicto real. El SIOP parte de unos conjuntos de objetivos esenciales denominados opciones de ataque limitado (limited attack options, LAO), opciones de ataque regional (regional attack options, RAO) u opciones de ataque selectivo (selected attack options, SAO), que se pueden ir escalando hasta llegar a las opciones de ataque mayor (major attack options, MAO). Convencionalmente, se considera que existen cuatro niveles MAO:49

MAO-1 (ataque contrafuerza): Dirigido contra las fuerzas nucleares del enemigo: silos de misiles, bases de misiles en camiones o trenes, bases de submarinos, aeropuertos primarios, instalaciones de almacenamiento de cabezas nucleares, el complejo tecnológico-industrial de producción de las mismas y las instalaciones esenciales de mando, control, comunicaciones e inteligencia, pero tratando de evitar las áreas urbanas y las fuerzas no nucleares.

MAO-2 (ataque contrafuerza extendido): Dirigido contra todos los blancos del MAO-1 más: puertos y aeropuertos secundarios, arsenales, jerarquía militar y unidades seleccionadas de la fuerza militar no nuclear, flotas de superficie y redes de mando, control, comunicaciones e inteligencia no nucleares.

MAO-3 (ataque contravalor limitado): Dirigido contra todos los blancos del MAO-1 y el MAO-2 más las instalaciones de la jerarquía político-administrativa del enemigo.

MAO-4 (ataque contravalor extendido): Dirigido contra todos los blancos del MAO-1, el MAO-2 y el MAO-3 más las instalaciones esenciales de la sociedad enemiga (blancos económicos): refinerías, centrales de producción de energía eléctrica, polígonos industriales —sobre todo los vinculados con la industria militar o tecnológica— y concentraciones humanas de gran importancia demográfica. Obsérvese que al realizarse la batalla a nivel MAO-3 la dirigencia política quedaría inhabilitada, por lo que casi de manera automática saltaría a nivel MAO-4. Los planes de ataque del tipo SIOP/RISOP MAO-4 configuran lo que ha venido en denominarse guerra termonuclear total.

Cotidianamente, las fuerzas nucleares otorgan a sus poseedores un elevado poder, una garantía última de seguridad en las circunstancias más excepcionales, y una capacidad diplomática superior. Sin embargo, se trata de un poder económicamente muy costoso, militarmente poco flexible, políticamente comprometido y, en último término, constreñido a no usarlo jamás si se aspira a la supervivencia. Esto ha hecho que muchos países con capacidad sobrada para convertirse en potencias nucleares hayan optado por políticas de seguridad y defensa que las excluyen explícitamente, llegando incluso al antinuclearismo.

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