Concretando Nuevos Paradigmas Educativos

Concretando nuevos paradigmas educativos

Enviado por

Nelson R. Aulestia

Director del Centro Educativo Alternativo Leonidas Proaño (CEALP)

Quito, Ecuador.

20-07-2012

Introducción.

Los valores que se promueven en el ámbito educativo dependen, sin lugar a dudas, de la concepción que tengamos del ser humano y de su entorno.

Es demasiado evidente que en los últimos tiempos se lo mira como un ser con una mente y cuerpo que deben ser educados para producir y lograr el progreso mediante la conquista y el dominio de la naturaleza. Esto se refleja tanto en el auge intelectual (científico, cultural, tecnológico, etc.) como en el deporte y la cultura física.

Más aún, en este esquema el fin justifica los medios; además, se encuentra permeado de los siguientes antivalores: el consumismo (acumular lo que no es básicamente necesario), el arribismo (hay que ser el primero, no importa cómo; hacer trampa es un talento) y el materialismo (uno vale por lo que tiene).

De esta manera, hemos logrado afianzar una personalidad inteligente pero individualista. Como resultado, la humanidad en la actualidad se encuentra agobiada por serios problemas de orden ecológico, económico, social y político, que la han llevado a un callejón sin salida. . Podríamos entonces afirmar que estamos educando para la autodestrucción.

Es preciso anotar que cuando hablamos de educación no solamente nos referimos a la escuela sino también al entorno social y familiar.

Lamentablemente, en relación a los problemas mencionados, estamos acostumbrados a pensar en términos mecanicistas y hacemos argumentaciones como estas: “¿Cuándo harán algo al respecto?”. “Están destruyendo el planeta”. “Más nos valdría que los seres humanos no fueran tan codiciosos”.

Estas declaraciones nos separan de los demás “ellos” ficticios en quiénes podemos cargar la responsabilidad de un problema o una situación en lugar de hacer lo que deberíamos para cambiar esa realidad. A fin de cuentas, somos co-creadores de cualquier situación en la que nos veamos involucrados.

La necesidad de cambiar nuestros esquemas conceptuales

Por otra parte, nuestros esquemas conceptuales de la realidad necesariamente deben cambiar en la medida que avanza la técnica de los equipos científicos, que nos permite profundizar en la materia con una sensibilidad más elevada, y nos enfrenta a fenómenos que no pueden ser explicados por medio de las teorías con las que estamos familiarizados.

Por ejemplo, cuando se produjo, a fines del siglo XIX, el descubrimiento de la electricidad revolucionó el mundo y nos hizo pensar con mayor profundidad en quienes somos.

Una nueva revolución sucedió, en los años cuarenta, con el descubrimiento de la energía atómica.

Parece que en la actualidad nos encaminamos a otro período de tremendo cambio. Los científicos están encontrando, mediante procedimientos matemáticos y experimentales, signos evidentes de una interconectividad inmediata y universal. En 1964 el físico J.S. Bell dio a conocer el teorema, que lleva su nombre, en el que apoya el concepto de que las partículas están conectadas según principios que transcienden el tiempo y el espacio de manera de que cualquier cosa que le suceda a una partícula afecta a los demás. Esto nos lleva a reflexionar con mayor claridad y seriedad sobre cómo y en qué medida afectan al mundo, mucho más de lo que creemos, nuestros pensamientos, sentimientos (campos energéticos) y acciones.

Jack Sarfatti, también investigador físico, sugiere que la forma en la que puede existir la interconectividad superluminal (es decir que los

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