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Estereotipos Sociales


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  2.310 Palabras (10 Páginas)  •  421 Visitas

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Capítulo II

Roles del estereotipo

2.1 Funciones

Se puede afirmar que los estereotipos no sólo reflejan la realidad social sino que sirven para explicarla y a veces, contribuyen a crearla. Las funciones de los estereotipos se pueden dividir en 2 grandes bloques (Tajfel, 1984; véase en Gonzales, 2002):

2.1.1 Funciones individuales o psicológicas: no son meramente cognitivas sino también motivacionales.

Los estereotipos en el nivel individual sirven para ordenar y estructurar la percepción a través de la categorización, cumplen la función de simplificación de la realidad permitiendo reducir el esfuerzo cognitivo que supondría procesar el gran flujo de información que recibimos constantemente.

Por otra parte, actúan como esquemas que nos aportan información sobre la conducta esperada de una persona en contextos diferentes en función de su pertenencia grupal con el consiguiente ahorro de esfuerzo cognitivo y, suelen tener connotaciones positivas o negativas y rara vez neutras, se trata de exageraciones y generalizaciones que pueden ocasionar problemas para los miembros del grupo estereotipado negativamente.

De este modo también los utilizamos para justificar o racionalizar nuestra conducta en relación a la categoría que representa, es decir, sirve para justificar nuestro acogimiento o rechazo de un grupo.

2.1.2 Funciones sociales: los estereotipos cumplen la función psicológica de proteger el sistema de valores del individuo, ya que las categorías sociales están cargadas de valor para las personas, así se plantean 3 funciones sociales:

• A. Búsqueda de una identidad positiva

• B. Justificación de acciones contra otros grupos

• C. Explicación de la realidad social

Parte de estas funciones es la de clasificar diferencialmente a los miembros de un grupo, por esto la percepción de los mismos de una forma más negativa que los de otros facilita la justificación y racionalización de ciertas conductas discriminatorias.

Los estereotipos sirven para explicar acontecimientos sociales: cómo actúan los grupos, por qué lo hacen y cómo se conforma y mantiene la estructura social, también cumplen una función de control social que se refiere a la relación existente entre el poder y la forma de estereotipar por ejemplo los grupos de menor poder se forman impresiones más detalladas de los más poderosos, y éstos tienden a tener imágenes más estereotipadas de los grupos inferiores. Hay autores que piensan que los estereotipos pueden cumplir la función ideológica de justificación y legitimación de un sistema u organización social.

Dentro de la función social de los estereotipos se encuentra la motivacional, de representación y preservación de importantes valores sociales, es decir, atribuir una característica mala a alguien para resaltar una buena característica nuestra. También existen las funciones grupales, la primera de ellas, la función explicativa, en la que los estereotipos contribuyen a la creación y mantenimiento de creencias grupales que son utilizadas para explicar determinados hechos. Ejemplo: “hay crisis porque hay mucha gente de fuera”.

Así mismo la función justificadora social, se da al utilizarse los estereotipos para crear y mantener creencias grupales que son aprovechadas para justificar diversas formas de acción colectiva. Ejemplo: “la mujer debe estar en su casa y no en el bar”.

2.2.1 El interés que despiertan en nosotros los estereotipos

El estudio de los estereotipos, los prejuicios y la discriminación comienza, con un considerable entusiasmo, y aún sigue siendo un tema de discusión en la actualidad (Del Olmo, 2009)

La mente humana no es como una película fotográfica virgen en la que de una sola vez y para siempre quedan registradas cada una de las impresiones que se abren paso a través de sus lentes y obturadores, sino que se caracteriza por su incesante y continua capacidad creativa. En ella las imágenes se desvanecen o se combinan a medida que estas impresiones se intensifican o condensan, ya que las hacemos enteramente nuestras. En lugar de permanecer inertes en la superficie de nuestra conciencia, así pues, tomamos parte en la acción y le ponemos énfasis donde nos parece conveniente.

Es evidente que se toman decisiones en base a indicadores de posibles peligros no contrastados empíricamente: las personas cruzan de acera si la apariencia de alguien les hace sospechar que pueda atentar contra su integridad o que pueda hacerles víctimas de un atraco como señala Moskowitz (1993; véase en Quin, 2010):

Hay una primera impresión en base a indicadores estereotipados y se prejuzga a los individuos en función de su apariencia o de la primera frase que dicen. Esto es así porque se categoriza la información que se percibe del ambiente con el objetivo de ahorrar tiempo y manejar los datos de una forma más eficiente y adaptativa y, de esta forma, facilitar el control en las situaciones sociales, por ejemplo, evitar peligros innecesarios. (p. 130-131)

A pesar de sufrir la censura en todas sus variantes posibles, nuestras impresiones nos desconciertan por su variedad, obligándonos a adoptar formas representativas para economizar esfuerzo. Por otro lado, cada una de ellas conlleva una multitud de cosas de una magnitud tal, que nos resulta imposible retenerlas en la mente de forma gráfica. Esto nos lleva a ponerles nombre y a dejar que estos representen el conjunto de la impresión.

Los nombres constituyen una pobre moneda para el pensamiento. Esto se debe a que están demasiado vacíos de contenido y resultan excesivamente abstractos e inhumanos, por lo que en un primer momento vemos los nombres a través de denominados estereotipos personales en cuyo interior leemos y , posteriormente contemplamos en ellos la encarnación de alguna calidad humana.

Además de que tienen una forma característica de acertar, las intuiciones tienden a permanecer en un ámbito bastante privado y en gran medida resultan imposibles de comunicar. El trato social depende de la comunicación; sin embargo, aunque algunas personas son capaces de gobernar sus vidas con absoluta armonía en virtud de sus intuiciones, suele resultarles extraordinariamente difícil dotarlas de realidad a los ojos de los demás. Esto se debe a que, aunque la intuición permite obtener percepciones más acertadas de los sentimientos humanos que la razón, esta apenas puede servirse de ellas por culpa de sus prejuicios espaciales y táctiles.

2.2.2 Nuestra adaptación hacia los estereotipos

Los estereotipos están tan arraigados que llegan a formar el núcleo de nuestra tradición personal, es decir, el sistema defensivo de nuestra posición en la sociedad. Estos se encuentran en la mente

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