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Sicariato


Enviado por   •  18 de Junio de 2014  •  5.123 Palabras (21 Páginas)  •  217 Visitas

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La “Virgen de los Sicarios”, María Auxiliadora debe,

según la creencia, perdonar a sus hijos

y proveerlos de destreza y fortaleza para

que no fallen en sus “trabajos”.

Fernando Vallejo

Introducción

Antes del surgimiento del sicariato como fenómeno

generalizado y con patrones claros de funcionamiento,

en el país hubo un tipo de ajuste de

cuentas no mercantilizado, vinculado a las convicciones

de quienes asumían la necesidad de eliminar transitoria

(intimidación) o definitivamente (homicidio) a los enemigos

políticos o económicos.

El cacique local, generalmente un terrateniente, requería

de los servicios de una fuerza de choque para defender

sus intereses políticos y económicos; era un grupo

funcional y dependiente del hacer política local, que debía

lealtad al líder y a sus actuaciones clientelares.

En términos nacionales el ajuste de cuentas ocurrió

en la época velasquista con unos agentes policiales denominados

“Los Pichirilos” quienes eran pagados con fondos

reservados del Ministerio de Gobierno; o los denominados

“Pepudos” vinculados a un partido populista guayaquileño,

que llegaron a recibir el manejo parcial de las aduanas

de Guayaquil. El asesinato de Abdón Calderón Muñoz

en 1978; el homicidio del Juez de la Corte Superior de

Quito Iván Martínez Vela en 1988 y los ajusticiamientos a

18 ejecutivos carcelarios ocurridos en los últimos años.

También el requerimiento de los servicios de ciertos cuerpos

irregulares vinculados a la ruralidad, como, por ejemplo,

los hacendados bananeros de las provincias de Los

Ríos o Esmeraldas, los terratenientes de Cotopaxi y

Chimborazo o de las colonizaciones amazónicas.

El desarrollo del fenómeno a nivel nacional se produce

con el crecimiento del narcotráfico en Colombia -a

mediados de los años ochenta del siglo pasado- cuando

el negocio de la droga requiere de una fuerza irregular

que desbroce las amenazas del Estado (jueces y policías

que reprimen), del sistema político (parlamentarios que

dictan leyes de extradición) o de la sociedad (periodistas

que denuncian). Los sicarios se convierten en elemento

necesario para el desarrollo del narcotráfico, convirtiéndose

en un acompañante del itinerario de la droga y de

su transnacionalización.

En Medellín se ofertan los precios por las cabezas de

policías, políticos y jueces. Se crean las “oficinas de cuentas

de cobro” y se desarrolla toda una estructura orgánica,

primero, vinculada a los carteles de la droga, y luego, independizada

bajo la modalidad de la tercerización o intermediación.

La ruptura de la ligazón directa al narcotráfico permitió

que el sicariato crezca, diversifique y multiplique.

Una cosa parecida ocurrió con el paramilitarismo

colombiano, que buscaba focalizar sus esfuerzos destructivos

sin que le afecte su imagen. El sicariato es funcional,

tan es así que es contratado para eliminar redes sociales,

fuerzas irregulares y grupos de apoyo vinculados a la política,

al periodismo y a la academia de izquierda.

Desde este momento el servicio tiene dos modalidades:

freelance, es decir, una oferta personal e independiente

que opera en el mercado ante el mejor postor bajo la

forma de un “vengador social”; y tercerización, que cuenta

con una organización para actuar en cualquier lugar, aunque

privilegiando la demanda de alto nivel (narcotráfico).

El surgimiento de esta oferta fue posible gracias a la

ruptura de su sujeción a la organización delictiva paramilitar

o narcotráficante; pero también, a que este servicio

sui generis se diversificó y generalizó hacia la parte más

sensible de la sociedad: la resolución de conflictos y problemas

rutinarios de la vida cotidiana, mediante la fuerza

o el temor. De esta manera, la violencia terminó legitimada

por los resultados; tan es así que se le busca para

resolver diferencias en negocios, propiedades de tierras,

acosos sexuales, infidelidades conyugales, apuestas, deudas,

arbitrajes futbolísticos y cualquier problema que

requiera intimidación o, incluso, la eliminación del otro.

Desde este momento el sicariato hace metástasis en

la sociedad y deja de vincularse

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