ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Simbolos Patrios


Enviado por   •  23 de Abril de 2013  •  2.639 Palabras (11 Páginas)  •  282 Visitas

Página 1 de 11

Quería abrir un ojo, pero tenía miedo de que no fuera un sueño, así que lo hice lentamente, comencé a vislumbrar mis pies por debajo de las sábanas de mi cama, y acto seguido, me incorporé, para voltear a ver todo mi cuarto, me di cuenta que estaba bastante agitado y no sabía porque, mi corazón latía desesperadamente, me quede quieto un momento, tratando de tranquilizarme, pero mi intento fue en vano, trate de distraerme preparándome para ir a la escuela, cuando estuve listo baje para desayunar, terminé de desayunar y me disponía a tomar mi mochila, cuando una noticia me dejo paralizado, el estadounidense naturalizado mexicano Charles Garcia, que había resultado electo presidente y que hacía apenas un mes había ocupado el cargo, acababa de lanzar su primera iniciativa de reforma al poder legislativo:

Cambiar la bandera, (incluyendo el escudo) y el himno nacional por unos nuevos, porque, según sus propias palabras en su discurso del día de ayer: “México necesita un renovación en todos los aspectos y los Símbolos Patrios no deben ser la excepción”

Mi cerebro era incapaz de asimilar eso, pero antes de poder ponerme a analizar la situación, otro recuerdo me invadió súbitamente, de pronto, recordé lo sucedido momentos antes de despertarme y creí entenderlo todo, en mi sueño había visto a Charles ocupar el cargo de presidente y posteriormente a diestra y siniestra modificar nuestros Símbolos Patrios a su antojo, sí, eso era -pensé- esa era la razón por la cual yo había despertado tan agitada, ahora todo estaba muy claro, pero esto no se podía quedar así, todo el camino a la escuela lo pase sumida en mis pensamientos, tratando de encontrar algo a mi alcance para evitar que la iniciativa del presidente fuera aceptada, ya en mi escuela mantuve una plática bastante tensa con mi mejor amigo:

-¡Adrian! tenemos que hacer algo, no podemos quedarnos cruzados de brazos.

-Pero tienes que entender que nosotros somos nada ante él.

-¡Tienes que apoyarme!

-¿Qué quieres que haga?

-Podríamos reunir a jóvenes que piensen igual que nosotros.

-Y luego, ¿Qué piensas hacer?

- Pues, eso aún no lo sé.

Adrian se fue algo molesto por mi respuesta, mientras que yo me quedé pensando en su pregunta: ¿Qué piensas hacer? En realidad no lo sabía, pero mientras obtenía la respuesta, quedarme sin hacer nada no lo tenía considerado dentro de mis opciones.

A lo largo del día, ocupé todos y cada uno de mis tiempos libres a preguntarle a toda persona que se me cruzara si estaba de acuerdo con la reforma propuesta por el presidente, y cuando la respuesta era un “no”, los invitaba a unirse a un grupo que yo estaba formando, y que se reuniría por esta ocasión en mi casa el próximo viernes, muchas de las personas a quienes les preguntaba, me tiraban de loco, se seguían sin hacerme caso, o simplemente se reían de mí, y cuando lo hacía con adultos, generalmente la respuesta era: “Hija, en verdad, ¿Crees que tú vas a poder hacer que el presidente cambie de opinión?, porque no mejor te vas a jugar con tus amigas”, pero a mí eso no me importaba, estaba preparada para eso, mi papá siempre me había dicho que cuando tuviera un sueño lo persiguiera a toda costa, pues las personas siempre me iban a decir que nunca lo iba a poder lograr, y así fue, y de todos los adultos a quienes les había preguntado, solo uno estuvo de acuerdo conmigo y hasta acepto unirse al grupo y asistir a la primera reunión en mi casa, era el señor Julian. El Doctor Julian, (Como le gustaba que lo llamaran) era un idealista experto en historia y movimientos sociales, que gracias a su ideología tan liberal, no tenía trabajo a pesar de tener un doctorado y ser una eminencia en la materia, de vez en cuando publicaba artículos en algunas revistas, pero sus críticas a menudo eran causa de que la revista en la que su artículo era publicado fuera objeto de boicots y hasta multas por supuesta agresividad y faltas de respeto, aún después de todo esto nunca imagine que fuera a aceptar.

Los dos días que tuve antes de la primera reunión, me dedique a invitar a más gente y por las tardes a preparar todo para la reunión y a investigar si no había noticias sobre la reforma del presidente.

Afortunadamente, mis papás aceptaron sin oponer resistencia alguna la reunión que yo había programado en mi casa, y en un acto que me sorprendió mi mamá ofreció preparar bocadillos para los invitados y comprar unos refrescos por si nos daba sed.

Cuando por fin llegó el día de la reunión yo estaba muy nerviosa, había invitado a Adrian a comer a mi casa para no sentirme sola en el momento en que empezaran a llegar los invitados, pero aún así no lograba calmarme, para ese día Adrian ya apoyaba la idea y había puesto a mi disposición todo lo que estuviera a su alcance para alcanzar nuestro objetivo, lo cual me hacía sentir mucho mejor. En el poco tiempo que tuvimos Adrian y yo antes de que empezaran a llegar los invitados, hicimos una pequeño mapa conceptual donde sintetizábamos lo que a nuestro criterio consideramos los puntos más importantes que teníamos que seguir para lograr que la iniciativa no fuera aceptada.

A las 5:00 p.m. empezaron a llegar los primeros invitados a la reunión y para cuando dieron las 6:00 los invitados eran tantos que ya no cabían en mi casa, así que tuvimos que irnos al parque de mi fraccionamiento y todavía estando allí siguió llegando gente, yo había considerado a unas 50 personas ya tomando en cuenta a las que se decidieran a venir de último momento, pero estoy seguro de que asistieron más de 100 personas, es más, algunos amigos míos hablaban hasta de más de 200, a todos les en canto la idea, nombramos a nuestro movimiento MESP (Movimiento Estudiantil por los Símbolos Patrios) y acordamos reunirnos el lunes en ese mismo lugar ya para decidir que íbamos a hacer.

Cuando la reunión hubo terminado y la mayoría de los invitados se habían ido, me reuní con mis amigos más allegados en mi casa, me sentía sumamente alegre, pero por otro lado también sentía una gran peso sobre mi espalda, pues todos quienes simpatizaban con la idea me veían a mí como su líder y como su ejemplo a seguir, mis amigos y yo decidimos rentar sillas para la siguiente reunión y creamos un plan de acción para proponer, además designamos puestos y labores para no caer en la desorganización.

Llegó el día de la segunda reunión y yo no podía creer lo que veía, el parque estaba más que abarrotado, mi mamá decía que allí podía haber más de 500 personas y todas

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (15.1 Kb)  
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com