60 años de Historia Socio Económica Guatemala Cap. 4
Enviado por rolando_cortez • 9 de Agosto de 2016 • Resumen • 891 Palabras (4 Páginas) • 482 Visitas
CAPÍTULO IV – LIBRO 60 AÑOS DE GUATEMALA (PÁG. 8-28)
Una de las más importantes innovaciones económicas de los años sesenta fue, sin duda, la creación del Mercado Común Centroamericano (MCCA) a fines de los años cincuenta, cuya institucionalización definitiva se dio en 1961, en el marco del Tratado General de Integración Económica Centroamericana.
La contribución del MCCA a la industrialización de Guatemala fue fundamental; en primer lugar, por la creación de la zona de libre comercio que expandió los estrechos mercados locales; en segundo lugar, por el arancel externo común que brindó a la incipiente industria una barrera de protección y, en tercer lugar, por el Convenio Centroamericano de Incentivos Fiscales al Desarrollo Industrial, el cual apoyó a las empresas con incentivos fiscales caracterizados por su liberalidad.
El Tratado Multilateral y el Tratado General definieron un solo objetivo central: la unión aduanera (ésta, de acuerdo con el GATT de 1947, comprende el libre comercio entre los países signatarios y la adopción de un arancel uniforme sobre las importaciones desde terceros países). Entre las principales instituciones regionales creadas cabe mencionar el Banco Centroamericano de Integración Económica, cuyo papel ha sido primordial en el financiamiento del desarrollo de industrias e infraestructura; el Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial; el Instituto Centroamericano de Administración Pública; el Consejo Monetario Centroamericano; la Comisión Técnica de Telecomunicaciones Centroamericanas, que administra la Arteria Centroamericana de Telecomunicaciones y la Corporación Centroamericana de Servicios de Navegación Aérea.
Una de las decisiones de mayor proyección fue la adoptada por la primera Reunión Conjunta de Ministros de Economía y de Obras Públicas, realizada en 1963 para crear el programa regional de carreteras, el instrumento más eficaz del Mercado Común fue la Cámara Centroamericana de Compensación, gracias a la cual gradualmente fue posible no utilizar las reservas internacionales de los países en el comercio intrarregional. Entre lo favorable, cabe mencionar que de 1976 a 1977 el comercio intrarregional superó los efectos de la recesión económica mundial, gracias a que la demanda interna fue estimulada por una recuperación de los precios mundiales del café, el banano y la carne; por tal motivo, las exportaciones intrarregionales crecieron a razón de 20 por ciento anual.
A partir de 1978 el comercio intrazonal comenzó a perder impulso, como reflejo de la pérdida de dinamismo de la economía de la región. El proceso de industrialización tuvo su fase de crecimiento más dinámico en los años sesenta En el período 1960-1970, la industria guatemalteca creció una vez y media más rápido que el PIB. Cabe indicar que al referirse a Centroamérica, el Banco Mundial estimó que un poco más del 20 por ciento del incremento de la producción industrial entre 1962 y 1965 era imputable al crecimiento de las exportaciones al mercado centroamericano. Por otro lado, se contó con dos instrumentos regionales: el Convenio sobre el Régimen de Industrias de Integración y el Sistema Especial de Promoción de Actividades Productivas. El primero de ellos fue una versión desactivada de las ideas de la CEPAL sobre programación industrial regional. Estados Unidos se opuso abiertamente a este Convenio, el cual se aplicó solamente en tres casos. El segundo instrumento tenía una aplicación que resultaba engorrosa porque implicaba cambios en el arancel externo común para elevar la protección de las industrias favorecidas, aunque dichas modificaciones implicaban su aprobación legislativa. Tuvo, por ello, una moderada aplicación. El daño que causó el sistema de equiparaciones fue lo más lesivo para la aplicación de la política industrial. Pese a sus imperfecciones, la industrialización sustitutiva imprimió a la economía un fuerte dinamismo, creando un nuevo sector y fuentes de empleo de más alta productividad y mejor calidad que las ofrecidas por el sector agrícola. Como era de esperar, las iniciativas de inversión se canalizaron sobre todo hacia las llamadas “industrias tradicionales”, en las cuales inicialmente había oportunidades de producción más accesibles en términos de capital y tecnología. En síntesis, se concluye que Centroamérica tuvo varios instrumentos de promoción industrial pero careció de una política industrial. Y, en definitiva, “la política pública siguió favoreciendo la agricultura para la exportación”.
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