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A Ochenta años de distancia


Enviado por   •  18 de Abril de 2021  •  Ensayo  •  2.075 Palabras (9 Páginas)  •  106 Visitas

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“A 80 AÑOS DE DISTANCIA”

Desde el siglo XX, a partir de  1934 y mucho antes la mujer  chilena  viene  luchando  para  tener un lugar, no un lugar  de privilegio frente  a los hombres, sino que  de igualdad en la educación,  trabajo y remuneraciones.

La historia nos cuenta que  en 1934 se aprobó el voto femenino para las elecciones municipales, y recién en 1949 se concedió el derecho a voto a las mujeres para las elecciones presidenciales y parlamentarias. Las mujeres participaron por primera vez en la elección presidencial de 1952, en donde fue electo Carlos Ibáñez de Campo.

Desde esos años  a la actualidad las mujeres han ido cambiando, pero recién en el año 2098, teóricamente  se  alcanzaría la igualdad entre hombres y mujeres. Entonces  deberemos esperar que  se cumpla  un siglo desde que  se nos  concedió el derecho a  sufragar y 64  años  más para logran la igualdad en el acceso a la educación, a las oportunidades. Si sumamos todos  estos  años, no serían 98  de  espera  si no  164  años que  la mujer  ha  tenido que esperar para  ser reconocida. Es decir solo en el siglo XXII la mujer será  una  mujer  con todos  los  derechos que  la sociedad de los  hombres  le  ha  negado por  considerarla  solo como un ser  que  debe  procrear, alimentar, cuidar a  sus  hijos y además  mantener en orden un hogar  mientras el  hombre escala  mejores  opciones en todo lo que  desea hacer. Desde los  siglos  anteriores  “las mujeres han corrido con desventaja frente a los hombres. Han tenido menor acceso a estudios, menos presencia en el mundo laboral, salarios más bajos y peores pensiones. Aunque en los últimos 30 años han ido acortando distancia, y cada generación está mejor que la anterior, la desigualdad de género aún persiste”.

 A continuación analizaré una  parte del  informe  realizado entre Comunidad Mujer, Paula y La Tercera Reportajes, “Informe Género, Educación y Trabajo (GET) 2018”  (publicado en noviembre recién pasado). En este queda  demostrado todo el camino que  hemos  tenido las  mujeres que  recorrer  y que  aún queda por  seguir. Una  brecha a la  cual todavía  le  quedan muchos años y que  esperamos  se  pueda  lograr  con las  nuevas  generaciones  de  mujeres valientes,  las  que  tendrán que   adueñarse, administran y a su vez apropiarse  de  toda esa  cosecha  de  lo que  hoy la  mujer  va  lentamente  logrando y   va  sembrando. El tema  a exponer  son: “A 80 años de distancia”.

“A 80 años de distancia”

Ser mujer significa una  gran desventaja  frente  al hombre. Las  mujeres han tenido menor acceso a estudios, menos presencia en el mundo laboral, salarios más bajos y pensiones muy  inferiores.  No obstante en los últimos 30 años este camino se ha ido acortando, y cada generación está un poco mejor que la anterior, pero  la desigualdad de género aún persiste. Si todo se mantuviera tal cual está hoy, la brecha entre hombres y mujeres en Chile solo se igualaría en 2098. Es risorio pensar que  casi pisando el siglo XXII se  podrá igualar  este  largo camino de  discriminación tan solo por ser mujer:

Desde que  nacemos y durante  nuestra  infancia no existen diferencia entre mujeres y hombres, en relación a la  educación y en los  resultados  de  pruebas  estandarizadas  las  niñas  tienen un logro un poco  mejor, en la  adolescencia  van  iguales, pero al rendir  las Prueba  de Selección Universitaria los  varones obtienen mejores resultados. En el acceso a los estudios superiores o al salir al mercado laboral no hay diferencias significativas. Pero la inflexión se produce pasados los 30 años y  es entonces que la brecha de género se dispara y las mujeres van quedando rezagadas. Y son ellos los que tienen mayor presencia en el mundo del trabajo, obtienen mejores sueldos y cargos más altos. Con el pasar de los años la  gente  envejece y la  distancia  entre ambos se  acrecienta. Una  vez  jubilados son los  hombres  los que  tiene  mejores pensiones. Si todo sigue tal  como está, se cree  que Chile demoraría por lo menos  80 años en eliminar esta distancia de  desigualdad.

Hay  preguntas que  el “Informe Género, Educación y Trabajo (GET) 2018” 

-elaborado por Comunidad Mujer- desea responder, como por  ejemplo: ¿Cómo se manifiesta esa diferencia entre distintas generaciones? ¿En qué situación están hoy las mujeres, no sólo en relación a los hombres, sino también respecto a sus predecesoras? ¿Qué tanto ha evolucionado la desigualdad de género en las últimas tres décadas y cómo han vivido las chilenas esa transición?.

Por  medio de diferentes encuestas  nacionales (como CASEN, ENE y ESI) se realizó un seguimiento comparativo entre  tres  generaciones: abuela, madre y nieta. Las que  nacieron entre 1940 y 1944, 1960 y 1964 y 1980 y 1984. La  vida  que  cada  una  de ellas  vivieron difiere completamente. Es decir, cada una de ellas ha  debido enfrentar situaciones  y contextos diferentes, los que  han marcado sus  posibilidades y oportunidades de  desarrollo.

Las mujeres cambian con el transcurrir del tiempo, pero los  hombres  no. Un abuelo, su  hijo y su nieto a través  de sus  trayectorias  de vida tienen casi el mismo resultado. No obstante  cada  generación va  superando a  la  otra en cuanto a escolaridad, posteriormente en el mercado laboral se mantiene  similares, tienen sueldos que  van aumentando con el tiempo y al momento del retiro sus  pensiones  son mejores que  las  mujeres.

Para  las mujeres la situación es muy diferente, los  recorridos que  realizan las  abuelas, hijas  y nietas difieren entre sí, debido a  una transformación progresiva  que  se  va  dando. Las  nietas  están más insertas en la  educación y son la  primera  generación en  superar  los  12  años de escolaridad. “Lo mismo pasa con su participación laboral: independiente de su edad, todas han aumentado, pero las nietas son las primeras que superan el 45 % de inserción en el mundo del trabajo”. El aumento es progresivo a  medida que  avanza  la  edad. La  educación es  otro factor  importante y decisivo para  las  mujeres. Su inclusión en el campo laboral depende absolutamente del nivel de estudios Aquellas sin educación formal registran una participación casi siempre menor al 50%; las que solo tienen educación básica o incluso media, apenas hasta un 60%, y solo las que tienen educación superior llegan a superar el 80%. Pero hay aquí́ una incongruencia: son también estas últimas las que presentan la más alta brecha salarial respecto de sus pares masculinos, con una diferencia de 26% en contra. También podemos  agregar que las  mujeres en Santiago tienen mejor  participación laboral que  las  de  regiones. Para concluir  este tema a 80 años  de  distancia podemos  argumentar que  a más edad hay menos  igualdad  de  sueldos o salarios. A  medida  que  la  mujer  va  creciendo, la  brecha  va  aumento, en especial entre los  15 y los  30 años (edades  en que  teóricamente la  mujer suele ser madre), lo que  implica que  hay menos  mujeres  trabajando. El informe explica que  una  vez  que se  pasa la  etapa de  crianza de  los  hijos, las  mujeres  se  vuelven  a insertar en el campo laboral y su participación vuelve  a subir, Pero lo que  no se puede recuperar es la  desigualdad salarial. A la mujer  se  le castiga desde  el inicio de  la  vida activa y va  aumentando progresivamente hasta  los  50 años. Después la distancia entre los ingresos de hombres y mujeres comienza a disminuir. Pero para cada generación la brecha es menor.

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