ADICCIONES
Enviado por efrathelord • 6 de Octubre de 2013 • 2.042 Palabras (9 Páginas) • 284 Visitas
Adicciones a la comida
Los desórdenes adictivos relacionados a la comida se agrupan en tres tipos básicos:
1.- la bulimia
2.- la anorexia nervosa
3.- el comedor compulsivo
En todas estas variantes se presentan los componentes de obsesión y descontrol típicos de las adicciones, pero cada variante toma una forma especial.
La anorexia nervosa es un desorden donde la obsesión por la abstinencia alimenticia es el síntoma principal. El anoréxico participa compulsivamente en regímenes dietéticos severos y autoimpuestos con el fin de "bajar de peso", aunque muchas veces están muy por debajo del peso ideal debido a la propia patología. La percepción de la autoimagen esta distorsionada y es común el uso inapropiado de laxantes y diuréticos. La muerte puede sobrevenir por desnutrición y desequilibrio electrolítico.
La bulimia es un desorden donde ocurren ciclos alternos de comer compulsivamente y de "purga" donde se inducen vómitos o se establecen regímenes severos de dietas, ejercicios o laxantes para inducir la pérdida de peso luego de la compulsión.
El comedor compulsivo sufre de cilcos alternantes de compulsión por comer y síntomas depresivos acompañados de vergüenza, culpabilidad y remordimiento. El comedor compulsivo utiliza la comida para lidiar con sus sentimientos. La obesidad y todos los problemas relativos al sobrepeso son consecuencias de este desorden
Adicción al sexo
La adicción al sexo es un de las adicciones más negadas en nuestra cultura. Muchas veces se racionaliza la conducta compulsiva sexual, especialmente la masculina, esperando con esto minimizarla o diluir el sufrimiento que se produce en una persona o una familia donde existe la adicción sexual.
No toda desviación sexual es una adicción, pero el uso del sexo como sustituto de las relaciones sanas con los demás, es un síntoma del desorden adictivo sexual.
La adicción sexual se manifiesta, tal como la hacen otras adicciones, a través de un patrón de descontrol en la conducta sexual, alternados con períodos de relativa calma.
La negación, racionalización, justificación y el sistema desilusional completo es muy similar al de otras adicciones, y además forma parte del desorden.
El pensamiento obsesivo sexual y las fantasías sexuales se hacen cada vez más necesarias para lidiar con los problemas de la vida diaria.
Los cambios en el estado de ánimo son frecuentes en el adicto sexual y esto hace cada vez más difícil la comunicación con los que lo rodean. Sumado a la desconfianza creciente de parte de su familia por las constantes y repetidas decepciones hacen la convivencia muy dolorosa y tensionada.
La familia del adicto sexual sufre mucho por el impacto de esta adicción, especialmente las esposas y esposos de adictos o adictas sexuales y sus hijos, quienes muchas veces repiten la cadena de adicción en sus propias vidas adultas.
Adicción a las relaciones
La adicción a las relaciones es un término que incluye a varios desórdenes adictivos tales como:
1.- adicción al amor o a los romances,
2.- adicción a las relaciones disfuncionales,
3.- codependencia
Cada una de esas adicciones tiene sus características especiales, pero comparten esta categoría por presentarse a través de relaciones adictivas.
Todas estas adicciones impiden a las personas que las sufren de poder establecer intimidad sana, provocando una incapacidad para establecer y mantener relaciones constructivas con otras personas, incluyendo sus familiares.
Estos desórdenes, que son muchas veces confundidas con neurosis o con desórdenes de personalidad, son realmente adicciones que se manifiestan con síntomas característicos tales como: tendencia al control obsesivo en las relaciones. Comportamiento obsesivo, inhabilidad de establecer límites saludables en las relaciones, dificultad para expresar necesidades y sentimientos, exposición a peligros en la búsqueda o mantenimiento de la relación, aislamiento y deterioro físico, mental y emocional.
Una de los signos más tempranos y obvios es que la persona afectada se va aislando de sus relaciones habituales a costa de una mayor demanda de atención hacia la relación adictiva.
El sistema delusional es fuerte y la racionalización es mucho más fácil que en otros comportamientos adictivos, y la persona invierte mucha energía en la delusión con el fin de invalidar la disfunción subyacente
Adictos a la religión
El adicto a la religión usa a Dios, la Biblia, o a un pastor como si fuera una droga para suavizar los problemas y escapar de ellas. Como en otras adicciones está relacionado con la baja autoestima, la culpabilidad, el miedo, la vergüenza, los sentimientos de aislamiento y de sentir diferente de las demás personas en el mundo. Toda la familia es afectada.
La etapa media:
En este etapa se encuentra completamente sumergido en el sistema, está identificado cien por ciento con el grupo y su propaganda; predica y habla mucho sin que le hagan caso o si se le ofenden; ofrece mucho dinero al grupo; se relaciona casi exclusivamente con otros compañeros del grupo; trata de convertir a otras personas al grupo (en vez de a Dios); la experiencia religiosa es como una droga para escapar del dolor de la vida; algunas veces, también se desarrollan otras adicciones (a la comida, al sexo, al alcohol, al trabajo); está a la defensiva al enfrentarse con la oposición se sienten perseguidos. La religión afecta cada dimensión de la vida, y se quiere complacer a los líderes y aparentar ser el mejor y más comprometido seguidor de ellos.
Características avanzadas:
Desesperación: La religión no produce los resultados deseados. Aunque sabe que está actuando mal lo sigue haciendo. Hay rencor y coraje y se le culpa a todo el mundo. Siempre está pensando en las creencias, sin poder concentrarse ni pensar en algo más; hay mucho cansancio y falta de apetito. Se sienten miedo y una profunda inseguridad; hay problemas familiares causados y empeorados por la situación enferma. Tienen miedo de quedarse en la religión y miedo de salirse de ella.
Todo esto nos lleva a tocar fondo: El fastidio consigo mismo y cansado de manejar su vida en la manipulación. El adicto a la religión tiene que dejarla y dirigirse a Dios quien lo quiere sanar.
Una persona secta dependiente —en el capítulo III perfilaremos con toda su fuerza este concepto— necesita de modo imperioso la relación intensa y absorbente que ha establecido con su «secta», igual que le ocurre a un alcohólico y a cualquier otro tipo de adicto en relación a la sustancia y/o
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