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Administración de Negocios Internacionales


Enviado por   •  27 de Julio de 2020  •  Ensayo  •  2.384 Palabras (10 Páginas)  •  122 Visitas

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Universidad Veracruzana

Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales.

Sociedad y Multiculturalismo

Ensayo

Valeria Arredondo Vargas

Administración de Negocios Internacionales

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Dr. Fernando Villafuerte Valdez


En el presente ensayo se realizará una comparación entre los puntos de vista de Viviane Forrester y Anthony Giddens, quienes exponen sus posturas ante las complicaciones económicas del mundo actual, llevándonos a razonar, a observar desde otro punto la situación que estamos viviendo, nos lleva a dejar de hacernos el mártir y tomar las riendas de la sociedad en la que vivimos, a exigir lo que merecemos, a prepararnos para lo que viene y no ser conformistas, afrontarlo y mejorarlo.

Forrester, a pesar de su narración fatalista, nos dice la verdad con crudeza, animándonos a tomar al toro por los cuernos y decir basta. Basta de las manipulaciones al estado, basta de las organizaciones disfrazadas, basta de los bonos que nunca llegan, basta del desempleo, basta de esperar a que nos resuelvan la vida, basta del conformismo y basta de aceptar y no cambiar.

Giddens, por otro lado, nos habla de la socialdemocracia, de la pérdida de la capacidad de los gobernantes para dirigir, de la falta de ideales de la política, de la muerte del socialismo y un propuesta enmascarada para nosotros hacer democracia, de igual manera, de tomar las riendas de nuestra sociedad.

Dentro de la Tercera Vía, Anthony Giddens nos habla de la vida política, de las posturas de izquierda y derecha, de los conservadores, de los neoliberalistas y los liberales completamente. Nos presenta la vieja izquierda o la socialdemocracia clásica, en la cual la presencia del estado en la vida social y económica estaba muy marcada, existía el colectivismo, estaban en punta el igualitarismo y el empleo, el estado de bienestar te cuidaba desde la cuna hasta la tumba, el internacionalismo se encontraba presente y la conciencia del daño ecológico era mínimo. Aquí mismo, nos presenta el neoliberalismo o la nueva derecha, en donde tenemos una sociedad autónoma, pero con una desigualdad y aceptación del desempleo y la desregulación del mercado al tope, podríamos considerar al neoliberalismo como el capitalismo sin ninguna duda.

Sin embargo, la socialdemocracia clásica veía al capitalismo como la fuente y raíz de muchos de los males que Marx diagnosticaba. Aquí tenemos el surgimiento del estado de bienestar, ya que se creía que el estado tiene la obligación de suministrar los bienes públicos que los mercados no puedan abastecer, también pensaban que la intervención del mismo estado en la vida familiar era de igual manera necesaria, porque las prestaciones que ofrecían eran de vital importancia para socorrerlas en caso de que fueran incapaces de valerse por sí solas, de igual manera la toma de decisiones era colectiva, formando un consejo con los empresarios, sindicatos y el presente gobierno.

Según Giddens, “El estado de bienestar es el punto álgido de un prolongado proceso de evolución de los derechos de la ciudadanía.”

Desde otro punto, la socialdemocracia no tenía una conciencia sobre los daños ecológicos que pudiera causar el mercado o los que ya estaba causando, y no es que estuviera en contra del medio ambiente, simplemente le resultó un gran reto el acomodarse a una cultura de preocupación ecológica. Esto lo podemos justificar con que la socialdemocracia clásica estaba enfocada en un punto internacionalista, poniendo la mira en crear un punto solidario entre los partidos políticos con posturas similares para solucionar los problemas a nivel global. Podríamos decir que la socialdemocracia clásica, o la vieja izquierda, “ha estado siempre unida al socialismo y, al menos como sistema de gestión económica, el socialismo ya no existe.” La teoría del socialismo nos dice que el capitalismo es completamente ineficiente, socialmente divisor y con falta de capacidad para mantenerse al largo plazo; estas mismas opiniones dejaban al socialismo como una teoría económica inadecuada que sólo se mantuvo infravalorando a su oponente el capitalismo.

Por otra parte, adentrándonos a la postura neoliberalista, el fundador de esta postura Edmund Burke, consideraba al estado como enemigo de la libertad y la independencia. Esta misma postura afirmaba que “El estado de bienestar destruye el orden civil, pero los mercados no, pues éstos prosperan a partir de la iniciativa individual.” En este punto de vista se consideraban a los mercados como máquinas de funcionamiento infinito, que sólo necesitaban el ausentismo estatal para así obtener un crecimiento ininterrumpido. Dentro del anterior argumento podemos agregar la postura que mantenían los neoliberales ante el mercado, la cual marcaba que el progreso comercial sólo podría lograrse o alcanzarse sin interferencias por parte del estado.

Aquí mismo, en el neoliberalismo, consideraban a la familia como una necesidad para el orden social, pero no una familia cualquiera sino una familia denominada tradicional, formada por una pareja heterosexual con un par de hijos, ya que la concepción de otro tipo de familias, homosexuales o monoparentales, nos encaminaban a una decadencia social.

De igual manera, nos habla del liberalismo, quienes consideraban que todos tenemos y merecemos igualdad de oportunidades por el simple hecho de ser ciudadanos, y que esta igualdad es tan necesaria como deseable. Los grupos liberales proponían una sociedad sin clases, se fundamentaban en que, en una sociedad en donde rigen el libre mercado, la producción de desigualdades económicas se encuentran a la orden del día pero que estas mismas desigualdades no son el único problema, sino nuestra falta de determinación, facultades y capacidades para no hacer tan marcadas estos desniveles sociales.

Anthony Giddens hace referencia a un autor desconocido en el libro que nos dice: “el estado de bienestar inflige un daño enormemente destructivo a sus supuestos beneficiarios: los vulnerables, los marginados y los desgraciados…debilita el espíritu emprendedor y valiente de los hombres y mujeres individuales, y coloca una carga de profundidad de resentimiento explosivo bajo los fundamentos de nuestra sociedad libre.” Esto nos lleva a preguntarnos ¿qué vamos a hacer si el estado de bienestar desaparece, quién va a medio solucionar nuestros problemas? Pero el principal problema reside en nuestro concepto de bienestar, ya que le atribuimos nuestra tranquilidad a las prestaciones que nos ofrece el estado, las facilidades y comodidades, cuando deberíamos entenderlo como el progreso y acertado avance del mercado, teniendo como consecuencia el progreso económico y el crecimiento de las riquezas.

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