Bogotá en la cumbre del smog

BOGOTÁ EN LA CUMBRE DEL SMOG

La Atenas sudamericana agoniza a un ritmo abismante. Una manta estéril y undívaga sobresale entre los cerros que pareciese, simpatiza con la arquitectura capitalina en ausencia del complejo verde, los árboles. Como una gran constelación teñida de los matices más oscuros, el “Lucifer” atmosférico se disfraza, desconsolada, entre el tumulto vehicular contrastando con el paisaje de la Sabana de Bogotá. [pic 1]

Bogotá se funde en una hoguera de carbón y petróleo… se ha convertido en un lugar sombrío, excéntrico, colmado de la inconciencia de unos desnaturalizados e impetuosos que hacen el “oso” de derramar contaminación en el torrente urbano.

A causa de la negativa de los colombianos de frenar el problema medioambiental del calentamiento global, la naturaleza no se hace esperar. Causa de ello se puede justificar con una inundación desmedida de tráfico automotor y la congestión industrial que termina en una tormenta de sustancias tóxicas y la muerte e intoxicación de personas, no sólo en ésta la gran urbe de Colombia, sino en todos los continentes del mundo atribuyéndose a una mortalidad sin mesura (según la OMS).

Colombia, un país apenas en el auge económico, contrarresta los efectos de la contaminación a partir de la creación de decretos y normas que, de la mano de la secretaría de ambiente, buscan menguar las discrepancias de la industria automotriz y la calidad del aire, además de hacerse un control del caos vehicular. Un gran ejemplo de ello es una ley de restricción del transporte que obedece a la demanda excesiva de elementos nocivos presentes en el delicado gas. Esto es el Pico y Placa o, mejor dicho, el “break automovilístico”. Un sistema cuyos intereses están en mejorar la calidad del aire y limitar la circulación de vehículos (particulares, servicio público, motos) en la ciudad.

Sin embargo, la pluralidad de este término solo se acuña a las carreteras cuando existe una situación crítica, es decir, hasta que no rebose la copa de vino no encaramos el suceso de la cuestión atmosférica. Con todo, sumamos a la lista de aspectos negativos las negligencias de los dueños de los autos con lo referente a la revisión tecno-mecánica. Se dice que más de la mitad de todo el transporte en la ciudad evaden esta ley, por lo que, todo se encamina a un factor común: desinterés y/o desconocimiento en el asunto.

Ahora, las cartas no están todavía sobre la mesa, tal vez si incorporáramos medidas de posible ejecución que estuvieran verdaderamente respaldas por el gobierno, sin ningún interés económico podríamos dar viraje a tales síntomas y así, promover espacios verdaderamente limpios en donde la ciudad no se vea saturada por los carros y el sistema de transporte público. Tales alternativas pueden ser: establecer y controlar el uso de filtros en las chimeneas industriales; controlar y disminuir el número de vehículos, así como su uso; mejorar la calidad del combustible; establecer y controlar medidas sanitarias para evitar problemas de agua y basura que eventualmente pudiesen contaminar.

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