Compañeros de viajes. Ensayo

Claudia Patricia Pérez

Curso de Práctica Profesional 1.

Profesora: Claudia Elena Osorio.

Universidad de Antioquia-Facultad de Educación

Crónica.

Agosto 17 de 2017

Compañeros de viajes.

Mayo 13 de 1995, recibo en mis manos la prueba de embarazo con la palabra positiva, pero no logro entender que significa y la enfermera reconoce de inmediato mi cara de sorpresa y responde sin que yo terminara la pregunta que apenas procesaba en mi mente, “ si estas embarazada” ¡No puede ser¡  es lo único que pronuncio y pregunto si es segura la prueba…

Minutos más tarde, me encontraba deambulando por largas calles que me alejaban más y más de mi casa, solo necesitaba caminar y pensar, tratar de organizar ideas y palabras, pero nada fluía, solo deseaba que Edison llegara rápido de la convivencia en la que se encontraba y tardaría un día más para llegar…

Época en la que aún no gozábamos de la comunicación inmediata como lo es hoy, solo debía esperar su llegada para resolver la situación y por fin hablar con alguien de aquello que no me atrevía ni a mencionar.

Al día siguiente le entrego la prueba de embarazo  y ante nuestra inexperiencia obviamente surge la misma pregunta ahora de su parte, ¿qué significa? y comprendo que no había leído la expresión de mi rostro silencioso y pensativo… ¡sí, estoy embarazada¡ Para mi sorpresa es la mejor noticia que pudo recibir, algo que yo no entendía aun, que no me producía la misma emoción… aun pienso, ¿cómo un chico de tan solo 19 años sentía tanta alegría al recibir esta noticia? cuando a mí solo me llegaban reiterativamente las preguntas sobre ¿cómo voy a seguir estudiando? ¿Cómo voy a trabajar? ¿Cómo se lo diré a mi madre?

Unos meses después, cancele el semestre, renuncie a la oficina, y días después estaba vestida de blanco con el vestido más hermoso que había en el momento, uno que yo no deseaba lucir pero que como acto de rebeldía de mi madre debía ser el indicado…

Tan solo pasaron cinco años y medio y allí estaba de nuevo ahora con un millón de preguntas mucho más locas por así decirlo, en medio de una separación,  pero con la mejor compañía que pudo llegar a mi vida, con un compañero de viaje que solo ha traído alegrías y sonrisas a mi vida. Con los mismos deseos de caminar largas calles para pensar y tratar de organizar ideas, pero ahora no podía caminar sola porque para siempre tendría una mano que me tomaba y que yo no soltaría por nada del mundo hasta el fin de nuestros días…

Un nuevo comienzo a los 24 años, continuar trabajando y poner la cara a la mala situación, no desear la vida por necedad y estar a punto de perderla en un atentado, oposiciones que te confrontan y te forman, mucho más cuando tu vida ya pertenece a un propósito valiosísimo como es la educación de tu más sublime y hermoso fruto.

Meses después de resurgir de las cenizas como el ave fénix, y reconocer en medio de todo lo que suponía nefasto, que el universo solo me devolvía la libertad para tomar decisiones sobre mi vida, de manera tímida e insegura, pensé de nuevo en el deseo de continuar estudiando, era la oportunidad que mi esposo me había robado y ahora nadie podría detenerme…

Y surge allí un largo camino, el regreso a la universidad y todo lo que ella implica, modificaciones en el estilo de vida, modificaciones en el pensamiento, en tu visión, en tus deseos, en tu ser, un camino tan largo como las calles que he caminado cuando las dificultades me visitan, solo que este camino no se abandona incluso con las novedades que te impone la vida como si tratara de seducirte con otras formas de vivirla y sentirla.

Finalmente llegó el momento para partir temporalmente, para conquistar otro espacio que requería toda mi concentración y tiempo, pero al culminar cada día en función de mi nuevo rol, de regreso a casa solo habitaba en mi mente un pensamiento insistente ¡cuando regresare al Alma Mater¡ y mientras más meses se sumaban en esta lejanía, más recurrente era mi deseo por sentirme completa de nuevo.

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