Crítica a la visión dominante de salud-enfermedad desde la psicología social de la salud Patologización preventiva de la vida cotidiana.

Crítica a la visión dominante de salud-enfermedad desde la psicología social de la salud
Patologización preventiva de la vida cotidiana.

En la actualidad, la salud se ha convertido en una necesidad, e incluso en algo inalcanzable se ha conceptualizado como un estado armónico individual y colectivo de completo bienestar físico, psicológico, mental y social; Con esto se decide que la salud sea un derecho humano fundamental.

La salud ha sido reconvertida en un derecho que obliga ya que a su naturaleza socio-construida se suma un gran desafío y dificultad para su plena consecución, convirtiéndola en una realidad cuasiutópica.

La conceptualización de la salud como un estado armónico individual y colectivo de completo bienestar físico, psicológico, mental y social a través de la Declaración de Alma Ata (1978) asentó las bases sobre la categoría de la salud como un derecho humano y una responsabilidad individual, socio-comunitaria e institucional. Pasadas tres décadas, a pesar de esas buenas intenciones, en la sociedad contemporánea se asiste a un proceso de profesionalización inhabilitante de la vida cotidiana y, por lo que respecta a la salud, a lo que se calificará en esta aportación como patologización preventiva, que consiste en el resultado de las contradicciones entre el desideratum de alcanzar un estado holístico de salud y la potenciación de una sociedad farmacologizada y con nuevas patologías y adicciones varias.

 En este estudio se analizan las principales conceptualizaciones del falso binomio salud-enfermedad y se ofrece un análisis crítico de la visión dominante, otorgándole un renovado valor a la consecución de un estado de salud comunitaria. En virtud de ello, se abunda en la necesidad de repensar los significados socio-construidos de la salud y de la enfermedad y prevenir que la tendencia a la medicalización de la salud derive en una extensión innecesaria de lo patológico.

En materia de salud, prevenir ha de ser un acto de mediación, más que de imposición o de remediación de un problema juzgado como tal al efecto. De ahí que toda prevención mediante la que se intente paliar un problema socioconstruido no es prevención en el sentido estricto del término, pues ha habido un proceso previo de (re)formulación interesada del objeto en sí. Prevenir la enfermedad, llámesele desequilibrio, desajuste o desviación en términos más sociales – y que pretendemos que nuestra postura sea crítica con ellos y lo que representan –, no resulta ser lo mismo que promocionar la salud.

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