Crónica El Polizón
Enviado por Salo Mejía • 28 de Octubre de 2020 • Ensayo • 2.242 Palabras (9 Páginas) • 151 Visitas
Fundación Universitaria Luis Amigó Salomé Mejía Lopera Producción de texto escrito Docente: Carlos Suárez 2013
CRÓNICA
EL POLIZÓN
El deseo y la búsqueda de conocer el mundo y hacer fortuna, permitió a Rubén Darío en compañía de su amigo Julián, emprender un viaje hacia Curazao en 1981. Llenos de esperanza y de correr con la suerte de conseguir oportunidades de empleo, los llevo a vivir la peor de sus desagracias, por lo que deben enfrentarse a difíciles situaciones que los obliga a desear el regreso a casa.
Darío y Julián durante el viaje comienzan a vivir amargos y duros momentos. Estando ya en la isla de Curasao, principian las molestias y la escasez de dinero. En búsqueda de un amigo de Julián llamado Alex debieron reunir algo de efectivo y emprenden un nuevo viaje. Este señor poseía dos almacenes de ropa, y estos dos amigos trabajarían allí. Encontrándose en la isla se hospedan en un hotel para al día siguiente iniciar un viaje hacia donde se halla Don Alex, sin embargo resulto más que complicado localizarlo, pues al parecer había abandonado la isla.
Al entrar a un bar Darío y Julián se toman un par de cervezas y congenian con tres hombres que se encontraban allí, con quienes se hacen amigos.
El dinero comenzaba a acabarse y nada que encuentran a Don Alex. En el camino piden ayuda a un moreno dominicano, para que les recomiende un hotel más favorable a sus bolsillos. Lucho el dominicano, era su nombre, les cuenta a Darío y a Julián que trabajaba en barcos y comercializaba joyas. Para ayudar a estos hombres, lucho se ofrece a transportarlos en el carro de su novia Regina, que trabajaba en el tránsito. Al llegar al hotel, y ver las habitaciones en tan malas condiciones, no tuvieron más opción que quedarse, se alojaron, descargaron las maletas, y de repente tocan la puerta. Eran dos mujeres prostitutas, que vivían al frente del cuarto de ellos. Estas mujeres sin pudor, se les ofrecen a estos dos hombres diciéndoles cuanto costaban por estar con ellas. Pero finalmente, son rechazadas.
El hotel era totalmente un fiasco, era como estar como en un burdel, había prostitutas por todos lados, borrachos y todo tipo de personas. Se podían escuchar gritos, peleas, y alborotos.
Al comenzar el día siguiente, Darío y Juan, de nuevo salen a buscar a Alex, pero nada que lo encuentran. Luego de almorzar y dar un pequeño paseo, regresan al hotel. Julián intenta escribirle una carta a su gran amor, Margarita. Posteriormente Julián se queda dormido y Darío aun no logra conciliar el sueño, por lo que se sienta en una banca de madera y comienza a fumar. De repente escucha un griterío en un salón de la parte trasera del hotel, y se dirige hacia allá. Darío es testigo de una apuesta que le hace un chileno a un dominicano diciéndole que él podía comerse un bombillo, por comérselo le darían cinco mil florines. La gente se aglomera y se acerca a ver tal “espectáculo”. El chileno rompe el bombillo y empieza a tragar pedazos de vidrios que pasaba con cerveza. El dominicano sorprendido y con algo de ira le dice que también tiene que comerse el alambre, por lo que el chileno le sugiere que apuesten veinte mil florines y se come un rollo de alambre. Entre el público, un joven le dice al chileno que le da quinientos mil florines si le enseñaba tal truco. Este accede a la petición del joven, y se encierran en un cuarto, al momento salen y joven quebró el bombillo y se lo mastica tomando cerveza, en un abrir y cerrar de ojos se atragantó y escupía sangre. La gente entre gritos lo auxilia para llevarlo al hospital, al momento llega la policía y los agentes de inmigración. Julián ya se había despertado ante tanta bulla y junto con Darío regresan rápidamente a la habitación. Estos agentes estaban pidiendo documentos y se lograron llevar a unos cuantos indocumentados.
Otra vez, ya era un nuevo día, como de costumbre estos amigos salían a caminar, necesitaban hallar algún empleo, pues la plata ya no daba para más. Durante el camino lograron ver una iglesia y entraron. Ofrecieron a Dios unas plegarias y pensaron en pedirle al sacerdote trabajo. Julián estaba muy aburrido y triste. Siguieron caminando hasta las afueras de la ciudad, en donde pudieron visibilizar una casa llamada Hospedaje El Descanso. Allí les cobraran cinco dólares, y no dudaron en que quedarse. De prisa salen y se dirigen al otro hotel a empacar sus cosas. De regreso a su nueva estadía, van directamente a la habitación. Pero otra vez tiene la misma vista, el cuarto era desagradable. Con fastidio salen y se marchan a almorzar al restaurante de una amiga de ellos. Al comer retornan a la casa, para dormir un poco en medio de tanta suciedad. Al despertarse Darío, Julián ya se estaba bañando, y al salir ya era el turno para él.
Julián estaba decidido a regresar a Medellín, ya no aguantaba tanta miseria. Al salir a la calle, caminaban preocupados y pensativos. Tomaron un café y cuando pasaron frente al hotel que les recomendó el moreno dominicano, la dueña los llama y les dice Lucho les dejo una carta. Darío la recibió y decidieron leerla en la pensión. Estando allá, Julián abre la carta y la lee. El dominicano les comentaba que un barco de San Juan de Puerto Rico había llegado con unos contenedores llenos de mercancía, uno de los marineros es colombiano llamado Antonio Banderas y fueran a hablar con él en Dok Maskappiers, donde los barcos son anclados para ver si los podía ayudar. También les dijo como se llamaba el barco, Inauga España.
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