Documental asesinato de Erika Cecilia Yenerys Gutiérrez

Todo comenzó el 9 de septiembre de 2009 en el área del kilómetro 5 de la Vía Alvarado, Ibagué, Colombia. En su viaje habitual de las ocho de la mañana, Jorge Edgar Pera Briarz, campesino de una asienda arrocera de San Isidro, conmovido con una bolsa de residuos negros. Dentro de su interior, una cabeza humana estaba con la cara cortada, los ojos abiertos con una expresión de miedo y las características desfiguradas que no podían determinarse a simple vista si era un hombre o una mujer.

Un grupo especial de la Oficina del Fiscal Ibagué tomó las cartas en el asunto acordonando el área. A unos pocos metros encontrados más restos humanos en bolsas parecidas. Entre ellos un brazo y una mano. El radio de búsqueda se amplió en unos 20 kilómetros, y unos días más tarde seis bolsas más aparecieron con otras extremidades en buen estado e incluso algunas prendas con un poco de sangre.

Un grupo interdisciplinario formado por detectives, médicos forenses y otros expertos que trabajan en la disolución del rompecabezas.

El descuartizamiento lo habían realizado con una precisión casi quirúrgica y la necropsia arrojó los primeros resultados concretos: la víctima era una mujer, Erika Cecilia Yenneris Gutiérrez.

Sorprendentemente, Erika era la esposa de Joaquín Aldana, el coronel de la policía y el comandante operativo del Tolima, un hombre duro, que había librado muchas batallas sin barreras contra las bandas criminales en varias regiones del país, con un historial muy impecable y con más de 400 felicitaciones en su hoja de vida.

El 11 de noviembre de 2009, después de realizar diferentes tipos de peritaje en la casa de Aldana y Erika, en su ordenador y en vehículos, se llegaron a encontrar diferentes tipos de materiales que comprometían directamente al Coronel. Quince días después, el juez ordenó la captura de Aldana como presunto asesino de su esposa, quien al no presentarse fue declarado prófugo.

A mediados de diciembre, Aldana se entregó a la justicia. Y principios de marzo de 2011, un año y un mes después del asesinato, los jueces del juzgado del ciclo de Ibagué, los condenan a 33 años y 9 meses de prisión por el asesinato de su esposa, Erika Cecilia Yeneris Gutiérrez.

Tras constatar la materialidad del asesinato de Erika Cecilia Yenerys Gutiérrez, el juez señala que este delito fue cometido por Joaquín Enrique Aldana Ortiz, conclusión a la que se llegó basándose en la prueba de motivo, capacidad, presencia y oportunidad así como de las Manifestaciones. Luego se dibujó el crimen. Considera que el motivo que llevó a Aldana Ortiz a poner fin a la vida de su esposa fue el cambio que lo llevó a descubrir su infidelidad a través del programa espía Messenger que corría en la computadora del 2 de septiembre de 2009 Dame fue instalado y desinstalado el día de su muerte. Muerte para acceder a las conversaciones que mantuvo con Carlos Aristizábal durante ese tiempo. Agrega que, según pericia psicológica, el imputado era emocionalmente dependiente de su esposa y se caracterizaba por una personalidad obsesiva, controladora, perfeccionista y la rigidez del entrenamiento militar.

Señala que tenía la aptitud física y moral para cometer el crimen, dado que el Dr. Álvaro Gaitán Bazurto, quien, antes de conocer la identidad de la víctima, delineó al asesino con rasgos que encajan con el perfil de Aldana Ortiz. El científico forense diestro, robusto, atlético, y un vehículo ideal para transportar restos humanos. A pesar de que el interesado tenía una restricción en la mano derecha, concluye que no se le impidió golpear a su esposa, desfigurarla y desmembrarla, lo cual se evidencia en los certificados y documentos, que acreditan que limpió y pintó el Casa en las pruebas físicas de la policía, que manejaba cuchillos a nivel culinario y días después de la desaparición de Erika Cecilia.

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