EL NIÑO QUE DOMO EL VIENTO

Los vientos de la vida actual.

En la actualidad hay muchos “vientos” que deben ser domados para salir incluso de las peores circunstancias, lo que podría salvar nuestras vidas o la vida de muchas personas que nos rodean. “El Niño que Domó el Viento” no es una historia muy alejada a la realidad donde se demuestran los problemas que atraviesa una gran parte del mundo (que solemos ignorar consciente e inconscientemente) y las condiciones en las que viven.

Si bien es cierto que cuando se quiere poner un ejemplo de emprendimiento Es fácil hablar de “innovadores” como Steve Jobs o Bill Gates, tan arraigados en su privilegio de hombres blancos con muchos recursos a la mano, pero no de un niño africano que, en cierto punto, debe decidir cuál de las tres comidas del día prefiere, ya que sus padres sólo pueden asegurarle una. 

El ego, la vanidad, y la indiferencia nos tienen los ojos sesgados y no nos permiten ver que en el basurero que dejamos podemos encontrar los repuestos que nos ayudaran a construir nuestro propio molino, ese molino que nos traerá agua, y con el agua la vida que tanto anhelamos, y así poder trabajar por nuestro futuro, así como William supo utilizar el pensamiento creativo para razonar de una forma distinta a los adultos, encontrando oportunidades donde nadie las veía. 

El principal impedimento para luchar y trabajar por los propósitos y metas es uno mismo, que se deja llenar de dudas, y temores que nos llevan a pensar que no tenemos los recursos necesarios, que no tenemos quien nos apoye y que no se puede ir mas lejos de donde ya los demás han ido, así como en la película el pequeño William sabe que lo único que necesita para realizar el molino es la única y preciada bicicleta de su padre, quien se ponía en contra cuando William intentaba pedírsela, incluso lleno de ira lo obligaba a trabajar la tierra que era poco probable de obtener cosecha.

La perseverancia, y el trabajo arduo puede convencer a los demás a luchar por los mismos ideales y finalidades, que uno mismo, demostrando que el deseo de superación es gigante y será de cambio para toda la población, así como La última parte de la película involucra a la comunidad de Wimbe en la construcción del molino definitivo, ya con el apoyo de los padres de William y del próximo líder comunitario.

Solo es necesario y justo abrir los ojos y la mente hacia otras culturas y sus costumbres, para así agradecer por ese lugar que nos tocó socialmente, y así descubrir que los grandes logros poco y nada tienen que ver con lo poderoso o rico. A veces, algo tan simple como un molino de viento puede salvar vidas, literalmente; pequeñas acciones que vienen de la mano de la perseverancia, la confianza en uno mismo y la imaginación de un chico de 13 años dispuesto a ayudar a su gente, incluso, en las peores circunstancias.

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