El Oncenio de Leguía

El Oncenio de Leguía

El Oncenio de Leguía llegó en el año 1919 a través de un golpe de estado, el cual fue la última estocada para derrumbar a la República Aristocrática y sus partidos civilistas. Curiosamente en el golpe estado participó el general Andrés Avelino Cáceres, el cual anteriormente había ayudado a los Partidos Civiles llegar al poder e irónicamente hablando Augusto B. Leguía, anteriormente era parte de la oligarquía en el Perú y apoyaba de cierta manera a los partidos civilistas. Sin embargo, este corto sus lazos con la oligarquía peruana y atacó a estos grupos de poder durante su carrera a la presidencia, basándose únicamente su partido en promesas --–muchas de las cuales no se cumplieron--- para apoyar a las clases medias y la población proletarias e indígenas del Perú, prometiendo cambiar la forma de gobierno que se había instaurado en el Perú en los últimos años. Es por esto que llamo a su gobierno la “Patria Nueva”.

Entre las diversas promesas que dijo Leguía en su gobierno, era el dar más notoriedad en la vida Política Nacional a las poblaciones indígenas, proletarias y a la clase media. Sin embargo, su objetivo solo era proponer reformas a favor de estos sectores con el fin de que no se levanten en contra a su gobierno. Empero, varias de las leyes expendidas en sus gobiernos no fueron implementadas y cuando llegaban a serlo eran súbitamente eliminadas, debido a que Leguía se percataba que las mismas implicaban cambios en la estructura política nacional.

Otro punto a tocar son las diferentes acciones de su gobierno que representaban un carácter autoritario, ejemplo de ello es la constitución de 1920 donde extendió el mandato a 5 años y cuando su primer gobierno finalizó, en 1924, modifico este apartado, así mismo en el término de su segundo mandato en 1929. Además, en la constitución existía un apartado de “garantías individuales” que muchas veces no fueron respetadas en su gobierno, y existía un apartado llamado “garantías sociales”; donde nos daba entender que Leguía pensaba que el Estado debía tener un mayor rol en los ámbitos económicos y sociales. Es por esto que por razones de “interés nacional”, el estado podía regular las relaciones de propiedad como por ejemplo el restringir la adquisición y transferencias de ciertos tipos de propiedad. También se le otorgaba al gobierno el poder de expropiar ciertas propiedades si esto era necesario. Por otro lado, el Estado tenía el poder de legislar sobre la seguridad laboral, el salario mínimo y otros aspectos en las relaciones industriales, como también en la política y economía del país.

Es por esto último, que en gobierno de Leguía se abrió las puertas al capital norteamericano, con el fin de crear obras, para el beneficio del país. Sin embargo, estas mismas solo apoyaron a las clases de altas del Perú, y Leguía se justificaba diciendo que, si las clases altas eran apoyadas, el beneficio sería mutuo, es decir para todas las clases en el País. Cabe recalcar que, debido a todos estos préstamos con Norteamérica Leguía, dejo muy endeudado al país.

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