Equidad de Género. Violencia hacia las Mujeres

A nivel internacional la Reglamentación que nos rige en relación con la Violencia hacia las Mujeres es la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, ONU-1979); que tiene su equivalente a nivel local con Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, (Convención Belém do Pará) y, a nivel nacional, con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, sin embargo, la referirse de la violencia política hacia las mujeres no existe una definición como tal, por lo que basándonos en el Protocolo para Atender la Violencia Política Contra las Mujeres, que a su vez se basa en la Convención Belém do Pará, podemos definirla como todas aquellas acciones y omisiones —incluida la tolerancia— que, basadas en elementos de género y dadas en el marco del ejercicio de derechos político-electorales, tengan por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce y/o ejercicio de los derechos políticos o de las prerrogativas inherentes a un cargo público.

De esta manera, podemos observar que debemos dejar de pensar que la violencia solamente existe bajo la figura de gritos o amenazas, sino que puede llegar a dar se manera silenciosa. Bajo esta definición, podemos observar como en la acción que se llevó a cabo cuando diversos candidatos propusieron a sus parejas como candidatas a cargos de elección popular para cubrir una cuota de género y, posteriormente las hicieron renunciar para tomar ellos los cargos, es una forma de violencia política contra las mujeres.

Cabe señalar que no es que la violencia política contra las mujeres sea más o menos importante que las demás, sino que representa una oportunidad para hacer visible lo que por muchos años ha sido invisible, toda vez que si tenemos autoridades que obstruyen y evitan denuncias de violencia de género, es evidente que no solamente desconoceremos la magnitud del problema, sino que además mantendremos condiciones para que todas las violencias sigan reproduciéndose. Y, en caso opuesto, permitiendo que las mujeres accedan a cargos de autoridad, se irá obteniendo un equilibrio en cuestiones de género que permitan poco a poco disminuir las brechas existentes.

Además, sólo por poner un ejemplo, podemos señalar que existen brechas de género institucionalizadas, tal como es un hecho conocido que hasta hace poco, en las guarderías del seguro social solamente las madres derechohabientes pueden llevar a sus hijos, como si la falta de trabajo formal por parte de las esposas de hombres derechohabientes, fuera condición suficiente para que recayera en ellas la obligación de tenerlos bajo su cuidado, e incluso, es una regla que bajo el pretexto de falta de cupo, se sigue implementando en algunas de ellas.

Finalmente, me gustaría agregar que, a pesar de que las mujeres constituimos el 52% de la población, sólo el 42.6% de los diputados son mujeres a nivel federal, cifra similar a la Colima, que contamos con el 40% de diputados de sexo femenino. Cabe señalar que, solamente dos partidos cuentan con más de un diputado y, a manera de ejemplificar las ideas de ambos, en el PRI se cuenta con solamente 25% de diputados mujeres, mientras que en el PAN contamos con el 60%, siendo muestra clara de que la lucha por la equidad de género y en contra de la violencia, la estamos impulsando con el ejemplo.

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