Inundaciones de Guanajuato, realizado por María Elena Resendiz Segoviano (2012)
Enviado por hlnaresendiz • 8 de Noviembre de 2017 • Ensayo • 1.656 Palabras (7 Páginas) • 293 Visitas
ENSAYO
LAS INUNDACIONES EN LA CIUDAD DE GUANAJUATO
POR:
MARIA ELENA RESENDIZ SEGOVIANO
FECHA: 19 DE NOVIEMBRE DEL 2010.
Muy pocas personas en la actualidad, sobre todo a las que les gusta leer, saben que en tiempos virreinales a Guanajuato se le conoció por la ciudad mártir o como el Arquitecto Cabrejos dijo la SIP. Y no es para menos con inundaciones tan severas, sequias y Pestes, bien ahora explicare de por qué el nombre, trataré de llevar un orden por año de las inundaciones le hicieron ganarse el nombre de mártir a nuestra bella ciudad de ranas.
Según datos históricos, cuentan las inundaciones que cayeron en la ciudad siempre causo graves perjuicios e impedía el desarrollo expansivo de la población, hoy en día la población se ha expandido a pasos gigantescos y para muestra solo basta ver que geográficamente faltan unos pasos para que Guanajuato se una con Santa Teresa. Pues por fortuna la ciudad ya no se encuentra bajo el terrible azote del líquido destructor. La ciudad fue construida a 2, 060 metros y 84 centímetros sobre el nivel del mar, se encuentra situada en medio de elevadas montañas, formando una hondada haciendo una simple cañada. La forman innumerables montañas (en el monumentos al Pípila podemos observar o constatar lo dicho). Por citar algunas: El Cerro del Cuarto y Sirena, al norte; San Miguel, las carreras y los hermosos picos de la Bufa, al sur; al oriente el Meco, la Bolita, el Temescuitate, etc. Al noroeste la Aldana (hoy alameda) el Cerro trozado y las cumbres de Valenciana, Mellado.
Dada la desfavorable situación de la ciudad, es probable que desde que fue fundada haya sufrido inundaciones; allá por el siglo XVI, cuando con el nombre de Quanaxuato solo era una miserable aldea chichimeca. El barrio de paxtitlán (hoy pastita) existe desde esa época y está comprendido como zona inundable.
La primera inundación, según datos del historiador Lucio Marmolejo, pues lo conserva en su memoria, acaeció el domingo 8 de Junio de 1704, a las 8 de la noche. La origino un desbordamiento del río, No hay datos de que el alcalde de la ciudad Don J:J: Campuzano, tomara medidas de precaución. En 1741, estando ya en construcción la Presa de la Olla, la ciudad sufrió otra inundación, pero afortuna mente no causo daño. Pero 19 años más tarde en la madrugada del 5 de Julio de 1760, ocasionando una verdadera catástrofe, porque la ciudad se vistió de luto y en desolación, por la pérdida de vidas. El alcalde de entonces Don Bernardino de Navas, la describe del siguiente modo: “Día viernes 4 del corriente hizo sereno y alegre y así sigue la noche, a la media noche , cuando todos estábamos en profundo sueño, comenzó un aguacero más que regular, que no dio el mayor cuidado hasta que repentinamente se movió un furioso huracán y cayó el agua con tanto ruido y furia, como si cayeran los cielos, con igual estrépito de truenos y centellas que hacían estremecer toda esta cerraría y los corazones de los habitantes, porque parecía quererse destruir por los elementos todo el lugar y sus contornos”. Pero nada por arreglar la situación de los habitantes.
El 2 de Febrero de 1772 el agua volvió a invadir las calles y causando grandes destrozos en el templo de San Diego daño la infraestructura del inmueble, fue hasta entonces que el ayuntamiento se reunió en sesiones extraordinarias y solo para resolver expedir un oficio donde les pedían a las minas que robustecieran los calicatos de sus terrenos para impedir que el río se ensolverá de sus desechos. Esta orden fue insuficiente, no fue cumplida, y era de esperarse que continuará una larga lista de catástrofes.
El 27 de Julio de 1870, una inundación asoló a la ciudad, en esta fue la que más vidas humanas sacrifico, cuentan que solo duro 12 minutos pero estos bastaron para destruir la ciudad; pues el torrente que se desato en el monte de San Nicolás arraso con todo a su paso. Nuevamente el templo de San Diego quedo destruido y junto con sus escombros quedaron cadáveres de hombres, mujeres, niños y animales, el socavón de la mina de rayas se lleno rápidamente, sepultando posiblemente a trabajadores, sin recursos para poder salvar alguno que hubiese quedado vivo. El primero en dar su reporte fue el cura Miguel Chacón, en este informe le explica al Obispo Sánchez de Tagle, explicando que el número de muertos era alto y que no sabía con exactitud la cantidad de ellos. El ayuntamiento pidió ayuda al Virrey, este comisiono a Don Joaquín Velázquez de León, Director general del Real Tribunal, quien se traslado a la ciudad. Después de un estudio minucioso en la época giro las medidas necesarias pero el ayuntamiento no cuido de su observación y los desastres continuaron.
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