LA EXPLOTACIÓN DE LOS HACENDADOS HACIA LOS INDÍGENAS

LA EXPLOTACIÓN DE LOS HACENDADOS HACIA LOS INDÍGENAS

Huasipungo es una novela del escritor ecuatoriano Jorge Icaza Coronel. La historia transcurre en Ecuador en la primera mitad del siglo XX, Es una de las obras más representativas de la literatura que enfatizaba un realismo brutal. El narrador omnisciente permite conocer el maltrato físico al que el hacendado Don Alfonso sometía a los indios de su hacienda en la obra Huasipungo. Siendo sus personajes principales los indígenas de los huasipungos, pedazos de tierra del terreno inservible, los cuales eran dados por los patrones a sus trabajadores.

El narrador omnisciente permite conocer el maltrato físico al que el hacendado Don Alfonso  sometía a los indios de su hacienda en la obra Huasipungo.

Esto permite saber que los indios no tenían libertades de expresarse y protestar, esto se puede ver en (…) Las condiciones en que vivían aquellos sujetos eran deplorables e inhumanas, los niños, como único juguete, usaban su excremento y sus orines para hacer una masa y así entretenerse, mientras sus madres eran sometidas a diferentes trabajos, y mientras sus taitas eran sometidos a duras jornadas de trabajo forzado y el que se resistiera a este era castigado y aniquilado por los altos mandos.

En este fragmento de la obra, podemos deducir que los indios o indígenas vivían en malas condiciones, eran maltratados además de ser obligados a largas jornadas de trabajo. Finalmente los hacendados se hacían con toda las ganancias, gracias al sacrificio de los indios.

El narrador omnisciente permite conocer la explotación laboral y abuso de poder de Don Alfonso hacia los indios en la obra del carretero.

Lo que nos lleva a deducir que el que tenía poder, podía hacer lo que quiera, esto se puede ver en (…) Se organiza una fiesta para comenzar la obra del carretero. La muchedumbre entusiasmada se lanza cuesta abajo, y al llegar a donde están los indios, cada cual toma su puesto con fe y coraje en la obra que todos esperan traerá pan y progreso a la comarca. A las tres semanas el cansancio y las maldiciones se extienden como un virus contagioso. Las obras continúan, aún bajo lluvias arreciantes que dejan la tierra ciega, silenciosa y fría. Los mestizos empiezan a abandonar la tarea, el hacendado decide acelerar la tarea sacrificando indios para desecar el pantano. Superada la etapa peligrosa que cuesta la vida varios indios, la junta patriótica exhorta al vecindario de los pueblos de la comarca para unirse en una segunda minga que termine la obra. La prensa de todo el país colma de fama al terrateniente, al cura párroco, al teniente político y hasta los mestizos que participaron en la minga. Pero ninguna referencia se hace a los indios que sacrificaron sus vidas para terminar el carretero.

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