La nacionalización de la banca

La nacionalización de la banca

El momento culminante de la crisis ocurrió unos días más tarde, cuando el presidente López Portillo intentó modificar el rumbo de los acontecimientos, decidió nacionalizar o más bien, expropiar, la banca comercial y privada. La crisis de la deuda externa, el maltrato que sufrieron las autoridades mexicanas en Washington al negociar la venta anticipada de petróleo, la ingobernabilidad que se aproximaba dada la situación de las reservas internacionales, parecen haber llevado al Ejecutivo a tomar esa decisión tan grave. Los banqueros tampoco sabían nada ni se lo esperaban. Cuando el presidente dio la noticia al final del último informe de gobierno, la mayoría de los asistentes le aplaudieron; los banqueros decidieron no oponer resistencia y sólo le comunicaron al presidente que seguirían los caminos legales para defender sus derechos. El presidente promovió un cambio a la Constitución para otorgarle al Estado en forma exclusiva el servicio de banca y crédito, el mismo que entró en vigor dos semanas antes de dejar el poder.

El resultado de todo esto fue un recrudecimiento de la situación de desconfianza, de retracción aun mayor del gasto privado y, por tanto, una fuerte expansión de la oferta monetaria para financiar una parte del gasto deficitario del sector público. En términos políticos, la nacionalización de la banca también fue crucial, pues con ella comenzó el cambio del régimen político; se llegó al extremo de que el presidente mandaba y tomaba decisiones sin importar si éstas tenían o no respaldo jurídico. La nacionalización de la banca fue un parte aguas en la historia contemporánea de México, pues dio lugar a un cambio de rumbo que tendría enormes repercusiones económicas, políticas y sociales.

El estancamiento político

La economía estaba en una situación grave al comenzar el periodo presidencial de Miguel de la Madrid (1982), los desequilibrios económicos eran profundos, y había que darle una respuesta rápida y además efectiva a esa problemática, si se quería revertir la tendencia de deterioro. La situación política era apremiante, pues el descontento de la iniciativa privada por la expropiación bancaria ya era evidente; se había desarrollado una serie de manifestaciones organizadas por líderes empresarios llamados ‘’México en la libertad’’, que invocaban la importancia de respetar al Estado de derecho y los valores de la propiedad privada.

Un componente de la grave situación que se recibía en herencia era el deterioro en la actividad económica y el desempleo creciente. Se aumentaron los impuestos, se disminuyeron los subsidios y se redujeron algunos gastos; renegoció la deuda externa para lograr plazos más amplios, mejores condiciones e incluso dinero fresco.

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