Los derechos fundamentales en la Constitución española

“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.”

Así empieza el art. 1 de la constitución española de 1978. 

Una constitución creada por la necesidad, ya que venía precedida de una dictadura de más de 30 años, en la que la fuerte censura, la represión y la falta de libertad de los españoles, se hacía constar de manera inmediata a la hora de reclamar los derechos y libertades.

Por ello, los derechos fundamentales se incluyeron en la constitución tal y como reza el art. 10.2 CE “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.”

El objetivo de incluir la declaración universal era clara, por un lado olvidar el régimen franquista, creando una serie de normas y obligaciones para todos (incluido el estado) y por otro crear un estado de convivencia social, en la que el estado se encargaría de velar por que se cumplan, estableciendo mecanismos para su defensa.

El art. 35 de la CE. Dice:

Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.

Este es un claro ejemplo de cómo se integran los derechos fundamentales en la constitución española, aunque parezca mentira, antes de la aprobación de la constitución española, las leyes establecían dependencia absoluta de la mujer respecto al hombre. En este caso hasta 1981, por ejemplo, las mujeres debían pedir permiso a su marido para poder trabajar, sin que libremente pudieran acceder a ello y gracias a ello, la igualdad entre hombres y mujeres se constituye como derecho fundamental.

Aunque esto es un claro derecho, no deja de ser un largo camino el que queda por recorrer para llegar a ello, ya que mediante estudios se ha comprobado que todavía estamos lejos de esa igualdad, quedando muchos flecos todavía por cortar, como el de la brecha salarial, oportunidades en determinados puestos de trabajo.

Otro ejemplo aunque no deje de ser polémico, es el derecho a la libertad. Hasta hace muy poco, un preso miembro de una organización terrorista, al cumplir 30 años en prisión, solicitó su puesta en libertad. El gobierno, tras una modificación del código penal, dijo que no era posible, ya que había modificado este articulo y los 30 años que podían pasar como máximo en la cárcel, se podían ampliar por la nueva doctrina del doble computo penal. Éste alego que el estado estaba vulnerando los derechos fundamentales al no poder aplicar una norma actual con carácter retroactivo, pues el art. 9 de la constitución prohíbe su retroactividad. El preso, al ver que el estado no aplicaba lo que su norma recogía, acudió al tribunal europeo, y este le dio la razón, instando a que el estado debía de cumplir con las normas, sin poder saltárselas.

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