“Los países deben mantenerse abiertos a la Inversión extranjera directa, ya que, los beneficios que provienen de ella potencian la obtención de riqueza de un país.” E
Enviado por Florencia Civit Jiménez • 9 de Junio de 2020 • Ensayo • 1.640 Palabras (7 Páginas) • 141 Visitas
“Los países deben mantenerse abiertos a la Inversión extranjera directa, ya que, los beneficios que provienen de ella potencian la obtención de riqueza de un país.”
Ensayo por:
Florencia Civit
La inversión extranjera directa (IED) es definida internacionalmente como la “inversión de capital por parte de una persona natural o jurídica en un país extranjero” (Garay, 2012).
La IED generalmente es considerada como un elemento a favor de las economías receptoras, esto dado que aportan al crecimiento de las industrias y además estimulas la innovación en el país receptor de IED. Dado que tanto la teoría económica como los datos empíricos muestran los beneficios que percibe un país receptor al recibir IED, las economías buscan vías para ser más llamativas para los inversionistas extranjeros, como tratados de libre comercio; la rebaja de impuestos a multinacionales; políticas favorecedoras de las empresas internacionales; implantación de estrategias para conseguir un alto nivel de comunicación con las potencias mundiales, con la finalidad de reducir las barreras de idioma, cultura e incluso el rechazo de la economía local a una inversión extranjera; entre otras medidas que tienen la finalidad de ser un ente atractivo para aquellos que buscan destinar su capital a otras economías.
Los países deben permanecer abiertos a la IED, porque tiene repercusiones directas y positivas en la economía del país que recibe el capital del inversor. En un estudio donde analizaron 14 países latinoamericanos y entrelazaron la IED con la evolución del PIB per-cápita y el capital privado per-cápita, se obtuvo que la IED “impulsa tanto la formación de capital como el crecimiento económico” (Álvarez Herranz, Barraza, & Legato, 2009). El paradigma del capitalismo, postula que la IED es un factor esencial para el desarrollo de los países y además esta es para los países en desarrollo la principal fuente externa de financiamiento, significando el 39% del total de financiación entrante para las economías en desarrollo como grupo (United Nations Publications, 2018).
Los beneficios a la economía también son indirectos, es así como, constantemente definen la IED como el transporte esencial para la transferencia de tecnología desde los países más avanzados hacia los países en vías de desarrollo, esto siendo un factor que empuja a la economía de los países, dado que los países en vías de desarrollo en su mayoría cuentan con cuantiosos recursos naturales, pero no cuentan con la tecnología o conocimiento para sacar el mayor provecho a dichos recursos. Dicho derrame de conocimiento y tecnología en los países en vías de desarrollo es conocido como spillover[1], el cual tiene dos vías, la horizontal y la vertical. La primera hace referencia a cuando una firma local se beneficia de la presencia de una empresa extranjera inserta en la misma industria, dando la oportunidad a que la empresa local imite el proceso productivo y de cierta forma tenga menos incertidumbre sobre los reales beneficios de la innovación. Además, incentiva la competencia, generando que las empresas locales se vean presionadas a mejorar. Por otro lado, el spillover vertical es cuando la empresa perteneciente al país receptor se beneficia de la llegada de una firma extranjera a otro sector productivo de cual ellos pueden ser proveedores, generar productos complementarios u requerir para la producción propia el producto que generará la empresa extranjera (Navarrete & Sossdorf, 2008).
Otra razón de por qué los países deberían estar abiertos a la IED, es dado que este aporta empleo para los residentes del país receptor e influye positivamente en calidad de la mano de obra del país. Las firmas que crean invierten capital dentro de un país extranjero para crear filiales de sus compañías o simplemente crear un nuevo negocio, recurren en su mayoría a la mano de obra disponible en el país en el cual se están situando, esto principalmente por razones de costos. La creación de empleos es significativa, por ejemplo, la inversión extranjera directa proveniente solamente de China entre el año 2003 y 2016 creo aproximadamente 19 mil empleos para Latinoamérica (Agencia EFE, 2017).
Otro aporte es el efecto movilidad, que hace referencia a los beneficios obtenidos por una empresa local al vincular a un trabajador que presto servicios previamente en una empresa extranjera subsidiarias en el país receptor (Navarrete & Sossdorf, 2008). El trabajador al momento de realizar actividades en una empresa extranjera puede adquirir conocimientos de innovación y eficiencia, para luego si es que se mueve a una empresa local pueda transmitir dichos conocimientos, beneficiando la productividad de las empresas locales.
Sin embargo, hay autores postulan la negatividad de la IED. Algunos sugieren que las empresas buscan invertir en países en vías de desarrollo por la facilidad de explotar sus recursos naturales y mano de obra a bajos costos (Jiménez Giraldo & Rendón Obando, 2012). Otros autores como Ane Garay (2012) dicen que la IED genera graves impactos en términos de desarrollo humano para la economía receptora, denuncia que la IED se impulsa en base a la privatización. Es así como se ve la privatización de los recursos naturales, a los cuales además le adhieren altas tarifas, de misma forma Ane nombra la toma de sistemas como el de las pensiones que al estar a manos de extranjeros, excluyen la seguridad social. Finalmente, la autora se refiere a los esfuerzos de los países por atraer la inversión extranjera, que muchas veces desprotege los derechos humanos de las poblaciones del país receptor, asevera que en los 30 años que se ha fomentado la IED ha llevado a Latinoamérica a ser la región mas desigual del planeta.
...