Monocultivos y Monocultura: La pérdida de la soberanía alimentaria

Monocultivos y Monocultura: La pérdida de la soberanía alimentaria

Autores: Jorge Eduardo Rulli y Adolfo Eduardo Boy

Tanto los medios de comunicación, como las ONG nacionales y globales (una de ellas la WWF, fondo mundial ecologista, conservacionista encargada de detener la degradación del ambiente natural del planeta) han instalado en la sociedad urbana la visión de que la soja es lo mejor que le pudo suceder a la argentina ya que cualquier espacio es propicio para el cultivo de la misma.

Como consecuencia de la aceptación del monocultivo de soja  se expulso a 200.000 pymes agrícolas, desplazando a la mayor parte de la población de zonas rurales a nuevos asentamientos  en CABA (villas, favelas etc.).

El autor en sus publicaciones y documentos señalo la expulsión de agricultores especialmente de los pequeños y medianos productores agrarios, que iban quedando fuera de la creciente escala productiva, esto produjo la desaparición de superficies dedicadas  a diversos cultivos (maíz, arroz, etc.) que caracterizaron la alimentación de los argentinos para ser reemplazada por el cultivo de soja. En la realidad del campo argentino vemos que la concentración de tierra está en manos de los grandes pooles (nueva forma empresarial del contratista) cuyos capitales provienen de inversiones bancarias, donde los perjudicados son los más débiles.  

Uno de los efectos del modelo monocultivo en los 90, fue la desaparición de una parte  sustantiva de los pequeños productores  mientras que  aproximadamente 13 millones de hectáreas quedaron embargadas por deudas y emigración masiva de obreros rurales. Los nuevos paquetes tecnológicos que integraron siembra directa con maquinaria cada vez de mayor ancho de labor, herbicidas y sojas transgénicas de Monsanto, instalaron una agricultura sin agricultores.

Debido a la falta de producción nacional suficiente, argentina, principal exportadora suspende la exportación de carne y trigo.

Debido a la desaparición de otros cultivos y la vida rural,  disminuye la labor de los contratistas de maquinarias.  Con respecto a la vida rural están desapareciendo más de 500 pueblos, valores de la cultura nacional y de arraigo.

Los asentamientos de la nueva pobreza urbana, produjeron una multiplicación de condiciones infrahumanas, fragmentación social y violencia en la mayoría de las ciudades, no sólo de la provincia de Buenos Aires sino también del resto del país. En el año 2006, se anuncio que el 34% de los niños menores de dos años tiene anemia, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud de Argentina, por ello debido a la pobreza que padecen los niños, se puede decir que éstos presentan un deterioro cognitivo. Según el INDEC, más de la mitad de la población estuvo por debajo de la línea de pobreza entre los años 2002 y 2003.

El modelo de monocultivo genera una monocultura del pensamiento colectivo, que lleva a una agricultura a gran escala para la producción de commodities, el deterioro del medio ambiente, la pérdida de soberanía alimentaria, la expulsión de la mano de obra rural y el olvido de los desarrollos locales.

Monocultura de la ciencia

En la actualidad, la ciencia investiga aquello que es rentable, y en el marco de ese pensamiento la modificación genética se convirtió en el dogma central de los proyectos de investigación que son pagados por el estado nacional con el fin de obtener una producción rentable para la exportación; por lo que el cultivo más rentable es el que requiere la menor utilización de mano de obra, además la soja transgénica desplazo a las producciones de mano de obra intensivas, relegándolas a zonas marginales, siendo atendidas, hoy en día, por inmigrantes indocumentados de los países cercanos, como Bolivia.

Los conocimientos que el agricultor nacional tenia sobre el manejo de los diversos cultivos, las rotaciones, la maquinaria apropiada para cada uno de éstos, conocimientos del clima, el control de plagas etc., son ignorados ya que no es necesario especializarse en dichos conocimientos.

Monocultivo y Soberanía alimentaria.

Nuestro país pasó de ser el granero de mundo a transformarse en un monoproductor de soja forrajera transgénica. Argentina dejo de producir los alimentos para su población y se dedico a la producción requerida por el mercado mundial. La expansión del monocultivo provoca, como lo nombrado anteriormente, la pauperización y reducción de cultivos vinculados directamente a la alimentación popular como la papa, la batata, lenteja, maíces  y hortalizas.

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