NOTICIAS DE PAN Y LEÑA

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Maestra Evelia Campas de Aguilera

Toda vez que los programas sociales llegaron para quedarse, se precisa su ubicación correcta ya que son movidos por la serie de necesidades humanas en el orden de la vida social siendo intervinientes para solventar lo material, de ahí su relación con los gobiernos, el humanitarismo cultural  y la benevolencia espiritual, por lo que desde hace varias décadas forman parte de las políticas públicas de la mayoría de los países y el nuestro, incluyéndolos en su planeación estratégica a manera de abatir o ser un paliativo a las carencias que enfrenta la población en desempleo y pobreza,  y es en este tenor que en estos tiempos el Estado mexicano esté pensando en constitucionalizar los apoyos que emergen de las políticas de desarrollo social, lo cual, visto desde la superficie acarrea el aplauso de muchos pero desde otra perspectiva estas iniciativas son para cuestionarse a profundidad ya que entran a discusión algunas implicaciones que condenarían a los pueblos a mantenerse en la misma crítica situación por tiempo indefinido y con la idea de que estos beneficios resuelven su situación a corto plazo sin darse cuenta de que no transformarán su condición, como es el caso de Venezuela donde mucho se dice acerca del asistencialismo que ya denominan la política del pernil, y esto pasa si no se les da su justo lugar en la jerarquía de prioridades nacionales y un seguimiento correcto que requiere que haga visibles los cambios ocurridos por su implementación en la realidad social y en las políticas aplicadas  que deben tender a ser susceptibles a la variación de la estrategia hasta el logro de las metas sin perder de vista que la transparencia tendrá que  jugar un papel preponderante no solo en la evaluación sino también en la toma de decisiones y aplicación de los recursos que no pueden estarse ajustando solo a un área proyectada como por ejemplo, el programa de “jóvenes construyendo el futuro”, si no se transforma obtendrá solo unos irrelevantes  pocos de empleos a corto, mediano o largo plazo , cuando muchos de los jóvenes profesionistas debían haber sido certificados no para continuar servicios sociales en las empresas  siendo que ya cumplieron en su profesión  como si se quisiera ampliar el tiempo de empleo en vez de eximirlos del requerimiento de los años de experiencia solicitados por muchos contratantes,  solo así puede haber políticas públicas sanas cuyo objetivo sea abrir posibilidades al empleo seguro y directo dimensionando bien la necesidad de quienes se integrarán a la bolsa de programas asistenciales librándolos del ardid electorero que suele estar presente, además el renglón profesional es un fruto del sistema educacional por lo que su buen resultado en el empleo demuestra la buena planificación del Estado y es garante mínimo de seriedad y conciencia para entender que conceptos como la universalización de apoyos que extendidos a las clases medias o altas es un acto engañoso y los toman sin rubor para no hacer fracasar el dicho popular de que a caballo regalado no se le ve colmillo ; parece desconocerse que existen las catacumbas donde muchas personas no cuentan ni con credencial de elector , ni con actas de nacimiento y muchos tal vez ni conciencia de su existencia, y es precisamente a donde debería ser más cierto dirigir estos apoyos sin esperar nada a cambio y voltear al hecho de que cada mexicano es el obligado y responsable a dar y a recibir para lograr una transformación  sin esos clichés de que hay un culpable de llevar a una condición de precariedad sin retorno y donde al estilo psicológico algunos dirán que la madre, siguiendo las ideas freudianas, el maltrato del padre o la sociedad, y otros que los adversarios o conservadores  cuando la medida no es la autocompasión, el odio o el desánimo ; más bien se quedaría, si se “piensa con buen juicio , según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno” además  del esfuerzo y la responsabilidad en la planeación y administración para captar buenas participaciones.

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