Problemática De Los Valores En La Sociedad
Enviado por martineza • 24 de Junio de 2011 • 2.743 Palabras (11 Páginas) • 2.612 Visitas
Ha sonado el timbre de inicio de semana. Es lunes y por tanto, los jóvenes estudiantes se apuran y se forman en columnas, en el patio principal de la institución, para cantar el Himno y escuchar unas palabras breves del habitual minuto cívico.
Han cantado el Himno y se aprestan a escuchar las palabras breves. Ellas llegan cargadas de mensajes referidos a valores: “debemos ser solidarios... respetuosos, amigos del orden y la honestidad... debemos respetarnos unos a otros, ser buenos estudiantes, bien presentados y participar con entusiasmo para que nuestra institución contribuya a tener un país mejor....”
Mientras escuchan, uno que otro alumno se pregunta sobre el pelo largo que les obligaron a cortarse, sobre el profesor con quien no se aprende nada y que sigue inamovible año tras año, sobre el reglamento de estudiantes elaborado por todos menos con participación de los estudiantes. Y lo que es peor, posiblemente algún estudiante recuerda al compañero expulsado que cuestionó una decisión del consejo directivo y que nunca tuvo la oportunidad para decir su verdad....
Al rato, terminan las palabras breves y todos los estudiantes se dirigen a sus aulas, no sin reconocer, en silencio, la tremenda distancia entre aquellas palabras breves que acababan de escuchar y la vida cotidiana en la institución”.
El conjunto de reflexiones que se sugieren en este trabajo, dan cuenta justamente de esta terrible distancia entre la retórica sobre los valores y la organización y vida escolares, en muchas de nuestras instituciones educativas y, a partir de ello, se propone la necesidad de generar cambios sustanciales en la organización, toma de decisiones y clima de una institución para hacer viable un proyecto de formación en valores.
Proyecto de sociedad y formación en valores
El debate pedagógico de los últimos años sobre las finalidades de la educación, ha considerado la urgente necesidad de incorporar en el currículo escolar la formación y práctica en valores. Tal proposición se ha argumentado en la imperiosa contribución que las instituciones educativas deben dar a la problemática social, en la cual los derechos y prácticas de convivencia fundadas en el respeto y la equidad, se yerguen únicamente como buenos propósitos.
Diversas experiencias sobre currículo y formación en valores en los últimos años, han generado importantes lecciones que dan cuenta de i) los límites de la formación en valores reducida a discursos de corte ético y moralizador, que no se expresan efectivamente en la vida cotidiana de la institución educativa, y ii) la estrecha vinculación entre formación en valores y proyecto de sociedad y vida pública y privada que se busca construir.
A partir de dichas lecciones, podemos afirmar que la formación en valores que un sistema educativo promueve no es relevante si carece de un norte que señale el modelo de sociedad que se quiere construir. No es, por tanto, una suerte de “eje transversal” -como se diría ahora- que promulga valores “neutros” o principios éticos universales, que pueden ejercerse de manera individual, sin la presencia de un “otro”. Formar en valores conlleva un conjunto de prácticas y contenidos éticos y filosóficos que dan cuenta de modelos de relación entre individuos que interactúan y participan en un espacio social determinado.
Desde esta perspectiva, la formación en valores es un ejercicio permanente de concreción en la cotidaneidad de la “sociedad que queremos”. Educar en valores tiene que ver, por tanto, con aquel tipo de aprendizaje humano que permite apreciar valores, es decir, incorporar prácticas y actitudes que den paso al cumplimiento de derechos y responsabilidades de las personas. En otro sentido, que favorezcan la construcción y profundización de la democracia.
La formación en valores en sociedades como las latinoamericanas, tiene relevancia en la medida en que contribuye a fortalecer la construcción de un proyecto nacional que amplíe el proceso de democratización de la esfera de las relaciones políticas, en las que el individuo es tomado en consideración en su papel de ciudadano, a la esfera de las relaciones sociales, donde el individuo es tomado en consideración en su diversidad de papeles y status específicos como padre, madre, hijo , cónyuge, empresario, trabajador(2) .
Una propuesta de formación en valores, por tanto, guarda estrecha relación con distintas maneras de concebir la construcción de la democracia, tanto en las esferas públicas como privadas de las personas.
Formación en valores y escuela
La relevancia de una propuesta de formación en valores se expresa en las maneras como ésta concibe y promueve una suerte de “transición” de un sistema fundado únicamente en la democratización de la vida pública a otro que toque las puertas de la vida privada. En este sentido, un proyecto orientado a democratizar la sociedad pasa fundamentalmente por la familia y la escuela.
A nuestro criterio, dos son los obstáculos que debe enfrentar una propuesta de formación en valores en una institución educativa para contribuir a democratizar la esfera de la vida privada y cotidiana de las personas: el no reconocimiento del otro como igual y diferente y la no aceptación de la norma como reguladora de la convivencia social.
Desde esta perspectiva, la formación en valores supera la enseñanza discursiva y se sitúa en la promoción y creación de espacios educativos que estimulen el ejercicio de relaciones de convivencia basadas en el “respeto al otro” y en la construcción colectiva de normas.
Dicha enseñanza discursiva de valores suele expresarse en la cotidianeidad escolar como piezas retóricas de corte moralizador que no se compadecen con formas represivas, no participativas y degradantes de las propias expresiones culturales de los niños, niñas y jóvenes estudiantes, que caracterizan buena parte de la vida escolar y colegial.
El eje fundamental de una propuesta de formación en valores no puede ser, por lo tanto, la ampliación de formas y medios para difundir un discurso sobre valores sin suscitar cambios concretos en la estructura y vida de una institución educativa para posibilitar vivencias reales que permitan interiorizar valores.
Construcción del clima institucional
Buena parte de los sistemas educativos han acumulado históricamente un conjunto de deficiencias en la formación académica de niños y jóvenes. Dramática distancia entre calidad y equidad, contenidos irrelevantes, limitaciones en el desarrollo del pensamiento, ausencia de propuestas de los jóvenes en los escenarios públicos, son algunas de las expresiones de los graves problemas que acusa la educación.
La exacerbada centralización de decisiones, entre otras causas, ha debilitado la capacidad
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