Problema de la Migración Laboral Venezolana Actual
Enviado por abogluisme • 21 de Octubre de 2019 • Apuntes • 2.099 Palabras (9 Páginas) • 150 Visitas
Descripción del Problema:
La migración forma parte intrínseca de toda persona, pues se ha constituido como un proceso que, a juicio de Coronel (2013:1), “responde a la naturaleza nómada de los seres humanos (…) Históricamente la búsqueda constante de recursos y herramientas para la subsistencia obligó a los hombres y mujeres a recorrer grandes extensiones de tierra”, iniciando desde la prehistoria con la movilización de tribus para la búsqueda de alimento hasta llegar a los desplazamientos de individuos en los actuales momentos con las motivaciones que rodea a cada migrante en particular, fundamentalmente tendentes a alcanzar mejores condiciones para la vida de estas personas, toda vez que en sus lugares de origen o establecimiento actual, las oportunidades de surgimiento así como de desarrollo personal, profesional y familiar son deficientes o nulas.
Sin embargo, por mucha mejor calidad de vida que pueda alcanzar una persona en un estado ajeno al de origen, no es menos cierta la realidad del migrante de ubicarse dentro de un plano de vulnerabilidad en lo que respecta a los derechos humanos, caracterizado esto en los riesgos y peligros que tiene que enfrentar debido a la desigualdad que sufre con relación a los residentes nacionales del país de llegada, generando situaciones como: ausencia del debido proceso, arrestos arbitrarios, deportaciones masivas, explotación, trabajo forzoso, condiciones de detención infrahumanas.
Concretamente, la Migración Laboral (como tema central de la presente investigación) es entendida por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) como “El movimiento de personas desde el país de origen a otro país con el objeto de trabajar”, fenómeno éste que “afecta a todos los países y a todas las personas en un mundo cada vez más globalizado” ”, de acuerdo con las percepciones del Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2018 emanado de la OIM.
Cabe destacar, que desde siempre los fenómenos migratorios producen conflictos entre las comunidades nacionales del país destino respecto a los migrantes; en primer lugar, el aumento significativo de las ofertas de trabajo en los países receptores desemboca en la desregulación de las relaciones laborales, bajas de salario, incremento de subempleo, desarrollo de campos laborales informales; de igual modo, la mayoría de estas personas no se ajustan al proceso para la regularización de su residencia en el estado al cual llegan, lo cual produce la migración ilegal y al no poder acceder a empleos formales en estas naciones, se incurren en las prácticas ya mencionadas. Asimismo, surgen prejuicios laborales, sociales y racismo que hacen susceptibles a los migrantes y obstaculizan su integración a la sociedad del estado receptor.
Atendiendo las consideraciones anteriormente expuestas, resulta impropio que se susciten estas situaciones fácticas de vulneración al derecho de los trabajadores migrantes en los estados de acogida, toda vez que las numerosas normas internacionales dictadas por la Organización Internacional del Trabajo a lo largo de los años aparejan la tutela de los derechos laborales y humanos de los empleados extranjeros aunado al reconocimiento de que estas personas, así como los miembros de su familia constituyen el núcleo de la migración internacional, enfatizando categóricamente esta institución de carácter global, que a menos que se indique lo contrario, todas las disposiciones jurídicas internacionales que promocionen un trabajo decente en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana son aplicables sin ningún distingo a los trabajadores migrantes.
Lamentablemente, toda esta situación se desarrolla debido a que “los gobiernos parecen ser cada vez más tolerantes con la ilegalidad de miles de personas, a pesar de la grave situación en que se encuentran” Márquez y Silva (2014:24), en virtud que las autoridades de poder en los países receptores se benefician del tipo de trabajo y los bajos costos que representa la labor de la población migrante, de allí deviene la condición desfavorable para estas personas definida por Taran y Geronimi (2003:1) al referir “los sectores que emplean mano de obra migrante son objeto de poco o ningún control que garantice la seguridad y salud en el trabajo o condiciones de trabajo decente, lo que provoca el empleo de trabajadores migrantes en condiciones inadecuadas”, desembocado esto en la realización de labores en la que la gran mayoría de las ocasiones estos sujetos son sub-pagados y explotados.
Ahora bien, merece un delicado y minucioso análisis la situación producida en los últimos años referente a la movilización de pobladores venezolanos hacia diferentes países de la región americana (en mayor proporción), así como de otros continentes, donde – en sentido general – “la falta absoluta de certidumbre en cuanto al futuro del país, constituye la causa fundamental que produce el inevitable éxodo de venezolanos hacia el exterior en busca de oportunidades de trabajo y de mejores condiciones de vida” Abellana y Delgado (2009:236).
En virtud de lo planteado, la dinámica migratoria venezolana, a medida que ha transcurrido el corriente siglo, ha sido contraria a su tradición de entradas en masa de inmigrantes y desembocando esto en un éxodo sin precedentes influenciado por el “hecho de no visualizar oportunidades de desarrollo individual y la inseguridad personal” Freitez (2011:28), cimentándose en la vulnerabilidad de la economía nacional, nula generación de empleos formales, así como las deficiencias en los servicios públicos, lo cual ha determinado para estos venezolanos, quienes cada día salen de su país de origen, que el emigrar se convierta en “la búsqueda de un contexto seguro que [les] permita el desarrollo de la simple vida cotidiana” (ob cit: 19).
A raíz de ello, es que hasta julio del año 2019 4.326.330 venezolanos han dejado su país de origen (de acuerdo a los datos más recientes y extraoficiales de la Oficina Regional de la OIM para América del Sur), debido a que en él no consiguen “ingresar a un trabajo que provea las condiciones para el desarrollo personal, profesional y el sustento necesario para un mínimo de bienestar” Lucena (2007:08).
Es imperioso indicar, que la referida cifra refleja la expulsión forzada del 13,43% del total de la población nacional (equivalente a 32.219.561 sujetos, según proyección del Instituto Nacional de Estadística al 30 de junio de 2019), destacando que estos índices son meras aproximaciones que solo pueden obtenerse ya sea a través de investigaciones en las academias, trabajos de campo realizados en el escenario de los países receptores, o las cifras de ingreso de venezolanos emanadas de las autoridades migratorias de estos estados, situación originada porque en Venezuela “ya no se elaboran estadísticas de conocimiento público a partir del registro de entradas y salidas, una fuente usada por mucho tiempo para dar cuenta de los movimientos migratorios externos” Freitez (2011:20) y; por tanto, “no existen datos actualizados que permitan realizar análisis estadísticos del proceso migratorio venezolano, por lo que creemos que la suma de miradas desde el exterior puede cubrir el vacío de información y aportar vías para su estudio” Castillo y Reguant (2017:135).
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