Procesos de la globalización de la sociedad contemporánea

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LA GLOBALIZACIÓN EN COLOMBIA

La globalización es un fenómeno del capitalismo a escala global que ha enmarcado su producción y crecimiento a costa de lo que sea, provocando así una desigualdad y aislamiento de los países pobres por el poco flujo de comercio y capital. Paralelo a esto nos encontramos con los grandes avances en Tecnologías de la Información y Comunicación  en casi todos los escenarios de la sociedad, que desde luego tiene muchos puntos a favor como lo es el encuentro de nuevas culturas, la comunicación, la acelerada divulgación de la información, la apresurada tasa de crecimiento de países por la oportunidad de realizar negocios a  nivel internacional, entre otros. La pregunta es cómo afecta la globalización a un país latinoamericano como Colombia.

En primer lugar, la globalización ha generado que los mercados, el capital, la fuerza de trabajo, la información y la tecnología atraviesen las fronteras, dando lugar a una integración de mercados, en donde no todos pueden ser competitivos por su flujo económico, evidenciándose así países mejor posesionados que otros, “para la muestra un botón”, Colombia, un país subdesarrollado dentro de la economía mundial y del orden político que como país emergente está compitiendo con mercados de países desarrollados a fin ser más productivo e eficiente.

A pesar de la liberalización del comercio en Colombia y el crecimiento de la clase empresarial, no se ha contribuido a la disminución de la desigualdad; el país continúa registrando niveles muy eminentes si se le coteja con países desarrollados o incluso con otros de parejo grado de desarrollo. Ni hablar de las condiciones de trabajo y los atentados al medio ambiente. La desigualdad en el país radica en que la economía circula para unos pocos, no hay un desarrollo integral, siendo este es un problema estructural que demanda cambios institucionales profundos que forjen una más equitativa distribución del ingreso.

No obstante, dentro del contexto global somos nosotros quienes como país emergente copiamos los modelos de producción capitalista y no sólo eso escogemos o extraemos conceptos, valores, hasta ideologías de otros países dominantes, como lo fue primero con Europa y ahora con Estados Unidos. Es por eso que en el presente, el contexto social capitalista dirige el fluir y el rumbo de la mayoría de países latinoamericanos, como Colombia, “Y esto es un problema real, porque no estamos hablando de producción material, sino de mentalidades, de sociabilidades, de maneras de vivir y de convivir” (Sousa, 2010, p. 14). La globalización no sólo ha repercutido en lo material, sino en el marco normativo, axiológico común, cultural de una sociedad, rompiendo con la solidaridad y la cohesión con los demás individuos de la sociedad, a fin de estar dentro de la lógica dominante del capital; además los medios masivos de comunicación nos irrumpen con publicidad, falta de imparcialidad, programas basura que nos dicen qué usar, cómo vestir, hasta qué pensar,  ésta “es una prueba de tendencia hacia la uniformidad y de la aparición de  una cultura informativa planetaria” (Salguero, p.2).

De tal manera, que los efectos de la globalización llevan a la tendencia de una homogenización cultural, generando así un estado mundial, por la imposición o enajenación de una cultura dominante que se ha acogido a través de los medios de comunicación “que en estas últimas décadas han ido trasformando el planeta en una “aldea global” conmovida por la “explosión informativa”, hoy nadie duda del importantísimo papel que desempeñan en todas las esferas de la vida de la sociedad moderna” (Ander, 2001, p. 145) , por eso nos enfrentamos una sociedad bombardeada constantemente de información, de imágenes, de superficialidad, que de alguna u otra manera nos manipula para desear lo que no se necesita, disfrazando la calidad de vida por un nivel de vida innecesario, imponiendo no solo un modelo económico sino un “modo burgués de ser en el mundo” y “esto es un aspecto sustancial, una necesidad insoslayable para el funcionamiento hegemónico del capitalismo a escala mundial. El sistema no puede reproducirse sólo a través de la dominación económica: necesita también controlar la producción cultural.” (Ander, 2001, p. 149)

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