¿QUIÉN ES UNA MUJER, QUÉ HACE LA MUJER?

¿QUIÉN ES UNA MUJER, QUÉ HACE LA MUJER?

¿POR QUÉ DETENERME A PENSAR EN ELLA?

¿POR QUÉ TOMARLA EN CUENTA?

¿O SERÁ QUE AL DEDICARLE ESTAS PALABRAS, ESTARÉ DISCRIMINADO A ELLOS?

EN EL DÍA DE LA MUJER

MUJER, MUJER, PENSAR EN ELLA, TOMARLA EN CUENTA EN EL DÍA DE LA MUJER, es el título con el que inicio esta reflexión a propósito de considerar la actuación y derechos de la mujer en la sociedad, pero aclaro, no porque tenga que hacer un ensayo lo escribo, sino que expresaré lo que deseo porque son ideas que de antemano he venido reflexionando a propósito de la mujer. Del mismo modo procuraré de manera sintética atender a las interrogantes que al inicio plantee.

En mi inicio plantee la pregunta: ¿Quién es una mujer?. Y consideré que es el ser más sublime de la creación, a ella a quien me debo con la colaboración de él, aún recuerdo que de su amor mantuve mi infancia, porque es ella que con su quehacer cotidiano alimenta el amor del otro, por medio de detalles tan simples y significativos como un beso. Para mí la mujer es el ser más emblemático y apreciado de la naturaleza; el mismo Dios la coronó de belleza, elegancia y coquetería, el mismo Dios se enamoró de ella y le otorgó el mando que está sobre toda la creación, la vistió de gloria y dignidad; por eso cuando Dios la terminó de crear vio que lo que había hecho… y “la había hecho bien”, a todos los demás pequeños, jóvenes, adultos o ancianos, nos toca ahora cuidarla, estimarla, amarla y valorarla, y así ha sido, no de más este amor que le hemos dedicado, la ha llevado a ocupar lugares especiales en la historia de su existencia, porque ha sido ella; la que llevo por senderos de buen consejo al buen Adán en el paraíso terrenal; la Cleopatra que con su inteligencia y belleza supo gobernar hasta Roma; la creadora de la universidad más antigua y vigente de la historia,  la forjadora de amor y caridad desde Calcuta; el Fénix de América, la Décima Musa de la Nueva España, la que cada mañana veo en mi regazo con su carita de ángel, a la que veo levantarse e irse a trabajar, la que tengo a lado de mi corazón y siempre tiene en sus labios las palabras, “te amo”, la que me sonríe, mi amiga y compañera, la que me da clases, la que me inspira, la que aún recuerdo pero goza de Dios.  Es ella, la mujer que amo, y que le deseo todo bien en su vida, a quien estoy destinado a respetar y ha horrar, pero sobre todo, a tratarla con amor.

Por eso mujer, no tienes porqué derramar llanto, pintar bardas, gritar cansada, no tienes porqué levantarte en armas contra quien resulte, no feminismo ni hembrismo, no llores, no desesperes;  que tu coraje me parte en dos;  ten en cuenta que la imperfección del ser humano, nos ha llevado a errar, pero ante ello, está tu inteligencia, tu cariño, tu cuidado, tu arte, tu belleza, tu naturaleza de amor hecha para enderezar los senderos caídos; estoy yo, que espero de tu ejemplo valorar mi existencia.

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