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Relato de una anécdota


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2017  •  Informe  •  430 Palabras (2 Páginas)  •  142 Visitas

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Relato de una anécdota

Después de la muerte de mi abuelo, me di cuenta que mi vida ya no era como antes por muchos puntos de vista. Ya nada es ni será como antes; pero, al ver cómo reaccionó mi familia con esta dolorosa y repentina partida, decidí recuperar los últimos tres años que me perdí en mi querida ciudad de Lima junto a las personas que más quiero.

Para comenzar, superar el dolor de no tener más a alguien junto a ti fue muy difícil para toda mi familia, incluso de algunas personas que no conocía (tíos lejanos o primos muy lejanos). Pero a mi abuelo no le hubiese gustado ver a todos tristes, pues murió rodeado de las personas que más amaba, incluyéndome a mí. Los hijos de mi abuelo y nosotros los nietos nos organizamos para apoyarnos unos a otros. Funcionó de maravilla.

Pasé el mayor tiempo de mis días junto a mi abuela, la conocí más a fondo, llorábamos juntas y reímos muchas veces. Invité a mis primos a jugar videojuegos junto con ella, por momentos se desconectaba de sus penas y la veía disfrutar de los momentos que no tuvimos después de mucho tiempo, principalmente por cuidar a mi abuelo, llevarlo a la clínica o recordarle tomar sus pastillas.

Numeramos las actividades que mi abuela siempre quiso hacer, pero no pudo por la atención que le daba a su esposo. Una de ellas fue preparar más postres. Ella preparó todo tipo de dulces cada semana, como tortas, queques, chocolates, entre otros.

Dejó de pintarse el cabello, porque se sentía mejor siendo ella misma y más auténtica. Le dedicó más tiempo a su jardín, pasó tiempo libre con todos mis primos menores y pudo engreír a todos sus hijos sin excepción.

Hace dos semanas, mi padre pudo convencerla de visitarnos a la región en donde vivo con mi hermana, mamá y él. Como era el ideal de mi difunto abuelo, mi abuela se negaba a viajar a Arequipa porque le causaba mucha melancolía. Pero por suerte, estuvimos con ella durante dos semanas increíbles. Cuando la recibimos en el avión, toda la familia lloró, fue un momento maravilloso y a la vez triste, gracias a ella pude cumplir uno de mis objetivos al partir de Lima.

Debo agradecer a la vida por los increíbles momentos que pude pasar, ya sean tristes o alegres, gracias a estas experiencias me siento fuerte ante otros golpes bajos que me dan día a día. Ahora, acepté la partida de alguien que yo amaba y prontamente, lo hará mi familia.

María Eduarda Guardamino Ortega  3ro sec.

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