Siempre me interesó la literatura, tanto que fui precursora en el boom latinoamericano, como un esbozo general, el boom latinoamericano fue un movimiento literario que rompía esquemas

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Clara Isabel Alegría (Conocida como Claribel Alegría): nací en el año 1924 un 12 de mayo, soy nicaragüense por nacimiento, al igual que mi padre, pero yo crecí y viví la mayor parte de mi vida en El Salvador, porque mi madre era salvadoreña, era de Santa Ana, por esa razón, me considero salvadoreña. Estudie “filosofía y letras” en una universidad de Washington en Estados Unidos, me gradué a los 24 años, y fue ahí en la universidad en donde conocí a mi ya difunto esposo, Darwin J. Flakoll, un hombre maravilloso, con quien tuve 4 lindos hijos.

Siempre me interesó la literatura, tanto que fui  precursora en el boom latinoamericano, como un esbozo general, el boom latinoamericano fue un movimiento literario que rompía esquemas, la literatura latinoamericana se redescubrió y surgió como resultado de expresión  en contra de la represión de los gobiernos militares de la época, fue de  tendencias revolucionarias y socialistas.

Siempre me gustó escribir y leer, desde que aprendí a hacerlo, en mi niñez. Pero el momento inaugural fue cuando leí “Cartas a un joven poeta” de Rainer Rilke, allí me di cuenta que lo que yo quería era ser poeta aunque a lo largo de mi carrera he sido escritora, poeta, narradora y ensayista, también he sido  traductora de las obras de Robert Graves y unos otros ingleses. Mi primera obra fue publicada en 1948, mi mentor fue el señor Juan Ramón Jiménez, quien también contribuyo a la selección poética de mi primera publicación, “Anillo de silencio”.

El enfoque que me motiva a escribir es la realidad en la que vivo, la situación política del momento y la democracia y denuncia social que se puede hacer a través de una obra escrita y publicada.

El hecho histórico que marcó mi vida y me inspiró a escribir la obra que me representa en el boom latinoamericano, fue la masacre de miles de indígenas en el año 1932 en El Salvador, matanza que casi extinguió la población campesina, yo solamente tenía siete años cuando presencie tan desagradable hecho, nunca viví en San Salvador, mi hogar siempre fue en Santa Ana, y ahí yo tenía una nana, era una india de Izalco, se llamaba Chus.

Yo crecí en el departamento de Santa Ana, pues mi madre era santaneca y un hecho también histórico que podemos apreciar en mi obra es la erupción del volcán de Izalco, que también ocurrió en el año 1932, el 22 de enero específicamente.

Para esas fechas, Maximiliano Hernandez Martínez ya había tomado el poder en el Gobierno que era de Manuel Enrique Araujo y siendo ahora presidente del país comenzó un gobierno sangriento y militarizado.

Mi obra se basa en acontecimientos importantes y denuncias en contra del abuso de poder y las injustificadas matanzas de la cultura indígena de nuestro El Salvador.

La obra a la que estoy haciendo referencia es “Cenizas de Izalco”, como datos generales de la obra, puedo decir que no es totalmente autoría mía, pues mi esposo fue también escritor, este éxito literario también le pertenece a él, debido a que juntos escribimos la obra, intrínsecamente se puede apreciar la  perspectiva de dos culturas. Algo que me inspiró y que recuerdo tanto es que vivíamos cerca de la Guardia Nacional, veíamos que todos los días traían a los campesinos amarrados por los pulgares, y en las noches, oíamos disparos. Chus, mi nana, nos decía “esos hombres que usted vio ayer son los que han matado a disparos”. Debido a eso, trate de denunciar todo lo que sucedió, porque si bien era una niña, no era tonta y sabía lo que estaba pasando.

Podemos resumir la obra, explicando que trata de una mujer llamada Carmen que vivió en Santa Ana y después de un tiempo emigró para residir en Estados Unidos, se casó con Paul, un norteamericano, el motivo que tuvo Carmen para regresar a El Salvador fue la enfermedad de su madre Isabel, quien murió antes del retorno de Carmen al país.

Carmen tiene que encargarse de todo el funeral y de la salud de su padre, el señor Alfonso Rojas, quien entra en depresión tras la muerte de su esposa. Muchos familiares y amigos se acercaron a Carmen para darle sus condolencias y a medida ella habla con esas personas descubre actitudes, habilidades, sueños y secretos que ella desconocía de su madre y se da cuenta de lo diferente que era su mamá a lo que ella recordaba.

Entrando ya en materia de lo que “Cenizas de Izalco” significa, leemos en la obra que Eugenia, la confidente de Isabel, le entrega a Carmen un diario que esconde el secreto mejor guardado de Isabel, ella le fue infiel a su esposo con Frank Wolf un investigador estadounidense de las culturas indígenas, que llegó a El Salvador en 1932, año en que erupcionó el volcán de Izalco y año en que se dio la matanza de los indígenas. [pic 7]

Frank Wolf y el amorío de su madre, son utilizados dentro de la obra como un medio para contar otra historia, Frank era un investigador que conoció y convivió con los indígenas de El Salvador, y que también conoció a Farabundo Martí y a través de cartas le cuenta sus vivencias a Isabel, es así como es narrada la muerte de miles y miles de indígenas, es así como es narrada miles y miles de injusticias.

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