Sociedad y organización social.

SOCIEDAD E INSTITUCIONES

1. Sociedad y organización social.

1. Sociales.

Las instituciones sociales se orientan hacia aspectos de carácter cultural y tienen que ver con las relaciones que establecemos con otros integrantes de la sociedad y que nos permiten construir nuestra identidad y cohesión social; además permiten construir mecanismos de convivencia basada en la solidaridad colectiva, con el objeto de su preservación.

Entre las instituciones sociales que destacan por su importancia están la familia, espacios de socialización como los parques, centros comerciales, mercados, entre otros. La familia es la institución primeria y básica de la sociedad, contando con ramificaciones que se extienden más allá de los lazos estrictamente de parentesco; por ejemplo el matrimonio supone la edificación de una nueva familia, pero de manera natural no se pierden los otros vínculos con los padres, hermanos, tíos, primos, abuelos, etc.  

Se fomenta el preservar la unidad familiar, por ello es mal visto y condenado por la Iglesia Católica el divorcio, ya que representa no exclusivamente la ruptura de la pareja sino que atenta contra esa institución fundamental, además se rompen los vínculos familiares establecidos.  

En muchas ocasiones se habla de la familia nuclear, pero no se deja de contemplar a la familia extendida, e incluso se llega a considerar a los amigos como una extensión de solidaridad más amplia; lo fundamental es mantener y hacer crecer la unidad al interior de la sociedad, por ello resulta muy importante para los gobernantes reforzar los lazos de solidaridad ante desastres provocados por fenómenos naturales, lo vemos en nuestro país cuando surge una desgracia, inmediatamente viene la respuesta de la población para ayudar a nuestros compatriotas, aunque no los conozcamos

Las instituciones sociales se extienden a las encargadas de mantener el bienestar de la sociedad, sea en materia de salud, educación, así como las de garantizar condiciones de vida adecuados.

1. Políticas

Durante la mayor parte del siglo XX, México vivió un proceso de construcción y consolidación de un sistema político y económico basado en 2 instituciones que fueron su base fundamental: el PRI (Partido oficial) y el Presidente de la República; con ello se fue modelando el sistema que permitió contar una estabilidad no vista anteriormente, pero constituyó un sistema autoritario que redujo las libertades individuales.

El mecanismo para mantener un sistema de control de la sociedad mexicana fue a través del corporativismo; es decir, forzar a los ciudadanos a integrarse a las corporaciones o sectores del partido oficial, llámese sector popular (Confederación Nacional de Organizaciones Populares CNOP), obrero (Confederación de Trabajadores de México CTM), o campesino (Confederación nacional Campesina CNC). Con ello, fue posible cohesionar a los mexicanos, tanto política, económica e ideológicamente.

En el aspecto político se aglutinaba a los mexicanos a través de los sectores, el mecanismo fue hacer del partido oficial PRI el vínculo o gestor de necesidades de la población; por ejemplo: si se necesitaba empleo en una fábrica, al individuo se le afiliaba al sector obrero (CTM) del partido y después obtenía el trabajo; por otra parte, si se requería algún implemento o semilla para trabajar en el campo, era indispensable estar afiliado al PRI para recibir apoyo; de igual forma si se requería de servicios públicos en los nacientes municipios del Estado de México (Nezahualcoyotl, Naucalpan, etc) se debía pertenecer a la CNOP, de lo contrario no era posible contar con el respaldo del gobierno.

En términos generales, el funcionamiento del sistema político se sustentaba en un partido hegemónico (PRI) vinculado con el gobierno y las instituciones del Estado; esta estructura cumplía con la tarea fundamental de conservar la clientela electoral y mantener el control a través de la cohesión, basada en la ideología de la Revolución Mexicana, y la coerción a través de las instituciones del Estado mexicano.

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Será hasta la década de 1980, cuando las condiciones cambian radicalmente, ya que sobreviene una crisis económica severa, obligando al gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) a modificar el sistema económico, dicha transformación implicó reducir el gasto público y disminuir la burocracia del Estado; ello provocaría que las demandas sociales que el PRI canalizaba se cortaran y se entrara, hacia finales del gobierno de de la Madrid, también en una crisis política, ya que el PRI ya no contó con el aparato del Estado para controlar a la población.

Ante este panorama político realmente complejo se inician una serie de transformaciones en las instituciones políticas tradicionales, las cuáles podríamos ordenar en los siguientes términos:

• Disminución drástica de recursos del Estado, los cuales canalizaban hacia el PRI
• Debilitamiento del PRI como agente gestor, al no contar con los recursos del Estado
• En consecuencia la sociedad empieza a organizarse para resolver sus problemas y demandas
• La sociedad a través de su organización comienza a exigir espacios de participación social y, después, política
• Emergen grupos políticos que se les había mantenido al margen y participan aprovechando los espacios como las elecciones

Hacia principios de la década de 1990 los partidos de oposición comienzan a ganar espacios de representación y de elección popular; al mismo tiempo se dan espacios que abren la posibilidad de iniciar una reforma electoral que dé certidumbre a los resultados, dichos cambios son: reforma al COFIPE (Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales), y la creación del IFE (Instituto Federal Electoral), estas dos instancias pasan a constituir las instituciones básicas para la democratización de la vida política de México.

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