Totalitarismo y represión política

TOTALITARISMO Y REPRESIÓN POLÍTICA

BRAYAN FELIPE GUTIÉRREZ VEGA

UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER - SEDE SOCORRO

TALLER DE LENGUAJE

SOCORRO

2016

TOTALITARISMO Y REPRESIÓN POLÍTICA

BRAYAN FELIPE GUTIÉRREZ VEGA

TEXTO ARGUMENTATIVO

LICENCIADO

LUIS EDUARDO MEZA CUEVAS

UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER - SEDE SOCORRO

TALLER DE LENGUAJE

SOCORRO

2016

TOTALITARISMO Y REPRESIÓN POLÍTICA

En la novela 1984 de George Orwell^[1]* se plantea una historia relacionada con un gobierno que trata de a la sociedad de una manera drástica y que evita el desarrollo de una democracia con justicia para todos. Con el paso del tiempo, la política ha ido perdiendo sus características esenciales, gracias a individuos que la han manipulado, con el único propósito de conseguir un bien individual. La política desde siempre se ha visto desde una perspectiva de poder y no de participación igualitaria. Un privilegio al que solo puede acceder cierto grupo de personas, que por una idea absurda, se creen superior a los demás y con supuestas funciones de orden y control político y social.  

Por esta razón, este texto pretende exponer la forma de gobierno que trata el libro de Orwell: el totalitarismo, como un régimen de poder único. Así como su influencia sobre la vida en sociedad, dentro del contexto en que diariamente se desempeñan los individuos. Este sistema restringe directamente la libertad humana y la participación en la vida política, tomando por completo el control estatal y liderado, por un partido político específico. Partido en busca de ciertos ideales que se propone y que generalmente tiene un personaje o figura detrás a quien se le atribuye la organización social, así como los sucesos y acciones que transcurren dentro del estado.   

Pero ¿Por qué se considera el totalitarismo como sinónimo de represión? Este régimen político en base a su principal ideología, supone la inexistencia de una persona que goza de libre albedrío, y por el contrario la ve como un objeto más dentro de la sociedad. Objeto sin derecho a ir en contra del sistema que se ha establecido, y que debe trabajar como si se tratara de una máquina^[2]. La sociedad que propone George Orwell señala a un hombre que no se deja manipular por completo y que intenta salir de aquella mentira en la que vive, pero que al estar solo y rodeado por los grupos de vigilancia masiva impuestos por el sistema, se ve imposibilitado de hacerlo.     

Dentro del control ejercido por un sistema político de esta magnitud, está la toma y manipulación de medios masivos de comunicación^[3] que le permiten mantener dominados bajo una misma idea, a todos los individuos de la población. La propagación de estos medios infunde sobre las personas una percepción sobre el mundo en el que viven, de acuerdo a los ideales políticos del gobierno. Estos medios se convierten a la vez en un elemento de vigilancia y observación sobre cada uno de los sujetos, cuyo objetivo principal se resume a la supervisión sobre las actividades que realizan^[4] y para que de esta manera no se cometa ningún acto en contra del régimen establecido. De esta manera se asegura el dominio y la existencia del régimen político.

Críticos como Tomas Pynchon^[5] quien afirma «No es difícil pensar que Orwell, en 1984, estuviera imaginando un futuro para la generación de su hijo, un mundo del que deseaba prevenirles» permiten exponer la idea de que en el estado totalitario no existe la libertad de expresión, por eso su educación está limitada por ciertos parámetros los cuales deben aplicarse en el momento de la enseñanza. El estado propone que todos piensen de la misma manera y qué mejor forma, que imponerlo desde los salones de clase. Así, desde que un niño inicia su ciclo escolar, irá aprendiendo poco a poco las doctrinas que pretende aplicar el estado sobre sus habitantes. George Orwell plantea en su obra^[6] «Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas» De esta manera se asegura y prolonga este tipo de gobierno, ya que desde la infancia se controla el pensamiento y la forma de actuar.

Alemania, país que ha sido protagonista de tantos cambios en su organización política y social, es uno de los más claros ejemplos donde el totalitarismo se expresó de una manera contundente. Al mando de Adolf Hitler^[7]* la sociedad del momento se vio obligada a seguir las órdenes de este hombre, convertido en su líder. Líder visto como un ser sobrenatural, cuyo poder no tenía límites y elevado a una categoría de Dios único, ante el cual se exigía veneración y sumisión absolutas. Con Hitler en el mandato se suprimieron las ideas democráticas y la idea de contribuir a la construcción de república. Desafortunadamente la manipulación que existía sobre las masas empujaba a continuar con un sistema político de tal dimensión, bajo una falsa idea de que el pueblo en su mayoría forma parte del gobierno y que a la vez pertenecen al grupo dominante.

Dentro del contexto que se lleva a cabo en 1984 existe aquella figura superior conocida como Emmanuel Goldstein^[8]*, quien en este caso no existe pero que se convierte en un instrumento más de control que tiene el partido que presenta Orwell en su obra: El partido del gran hermano, que refleja en su forma de ser cada aspecto tratado anteriormente sobre represión socio-política.   

Hannah Arendt^[9], la autora más conocida en materia del totalitarismo, restringe este concepto a la vida política de Adolf Hitler  a partir del concepto que se tiene en la novela. Según la autora «En definitiva, para la política totalitaria no son importantes el estado y la nación, sino el movimiento de masas fanáticas». Arendt agrega que los líderes totalitarios se vanaglorian de sus crímenes y anuncian nuevos. Su pensamiento se resume a que el totalitarismo es la única forma de estado con la que no puede haber una convivencia o un compromiso.

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