Trabajo: Despenalización del aborto

¿No es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto sería libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que pueden pagarlo y de los médicos que pueden cobrarlo?

Eduardo Galeano

Grietas y disputas en torno al aborto.

Muchas controversias hay en torno al tema del aborto. Una oportunidad más que tiene el gobierno de distraer a la población de la situación que vive el país. Más oportunidades de algunos medios de comunicación como vendedores de humo y muchas personas haciéndose eco repitiendo lo que se dice, pegando y copiando en sus muros, compartiendo en redes sociales sin leer y sin saber muchas veces lo que manifiesta su contenido.

Mientras la crisis en todos sus ámbitos es cada vez mayor, la tan salvavidas grieta de este gobierno sale a la luz nuevamente con el debate del aborto. Con aquellos que están a favor y aquellos que están en contra.

Si tengo que estar de un lado, tengo que decir lo que pienso, más que nada lo que siento.

A favor del aborto. ¡No! A favor de la despenalización del aborto. ¡Si!. Y al derecho a un aborto legal, seguro y gratuito.

Que el aborto esté penalizado no impide que suceda, lo que sí logra es empujar a las mujeres que lo buscan a la clandestinidad, exponiéndolas a múltiples peligros para su salud, su integridad física y hasta su vida.

Una vez más la grieta,… porque el peligro asecha solo a aquellas mujeres con más necesidades donde la pobreza supera la posibilidad de su seguridad, educación y salud.

Muchos conocedores me dirán… lo que estoy diciendo en cuanto a mi posición son comentarios utilitaristas. Puede que sí.

El utilitarismo considera que la corrección de las acciones debe juzgarse en función del bien que procuran; sostiene, asimismo, que existe un único bien moralmente relevante: la felicidad.

De modo que una cosa o acción será buena si conduce a la felicidad, al placer. Para al mayor número de individuos y por medio de la cual tiende a producir un beneficio, previniendo el daño, el dolor y el mal. (Guariglia, O)

Considero, que la despenalización del aborto, que sea gratuito y seguro es una buena acción ya que, teniendo en cuenta que el índice de pobreza en la argentina es cada vez mayor, y las mujeres afectadas son mayormente pobres, entonces va a favorecer al mayor número de personas si se despenaliza. En este caso, mujeres y familias en general.

A lo largo de la historia las mujeres han pagado un precio muy alto por ausencia de métodos anticonceptivos y de un aborto legal y seguro. Donde los embarazos no deseados agudizan la pobreza, aumentando los índices de mortalidad neonatal e infantil causando estragos en los recursos de las familias y de los Estados.

La negación del aborto viola además los derechos de las mujeres a la libertad, la autodeterminación y la integridad física. (Warren; M. 1995)

Aquellos que están en contra de la despenalización del aborto me dirán… si hablo de derechos me olvido de uno muy importante. “El derecho a la vida; salvar a dos vidas”.

Y yo respondería…También, estoy a favor de la vida, a la vida en igualdad y libertad de elegir. Y todo lo que conlleva a los derechos de los seres humanos.

Empero, en los cuestionamientos en contra de la despenalización muchas veces entran en juego los juicios de moral y deber. Aquella moral que nos informa acerca de nuestras obligaciones que nos permite evaluar las obligaciones propias y ajenas. Aquellas que nos reprocha cuando se actúa de manera incorrecta. Imponiendo, costumbres morales, tradicionalistas, machismo, creencias religiosas, etc.

Para Kant, lo importante no reside en los fines por las acciones, estos siempre están condicionados por las circunstancias tanto objetivas como subjetivas en las que están involucrados los actos. Lo único que puede ser considerado bueno sin ninguna condición es la buena voluntad. Que es buena no en tal o cual respecto como medio, sino buena en sí misma. Pero, es buena sin ninguna condición, sólo cuando la razón somete a la voluntad. Una razón que obliga a la voluntad a determinarse por sus principios, no por inclinación, sino por deber. Y el deber es la necesidad de la acción por respeto a la ley.

Y ahí nuevamente está el deber, el valor moral que reside en una máxima y no en sus resultados. Aquella buena voluntad que ordena

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