The mortal crepitus: Profecía del dragón
Enviado por crepitus • 16 de Junio de 2017 • Biografía • 384 Palabras (2 Páginas) • 169 Visitas
The mortal crepitus: Profecía del dragón
Introducción:
En una pradera oscura, cientos de aves negras revoloteaban por encima de dos cuerpos que se alejaban con desesperación de un inminente peligro. Un hombre y una mujer que en sus entrañas llevaba una criatura, un bebe, fruto de la relación con el hombre que la acompañaba en ese momento tan difícil. Detrás una horrible bestia avanzaba de tramo en tramo hacia los desafortunados con sed de sangre; Una bestia de largos colmillos, garras gigantescas y filosas que usaba para desmembrar a sus víctimas. La mujer estaba a punto de soltar el llanto al ver como su deceso era inevitable; cuando sin querer se topó con un obstáculo en su camino que la hizo caer en la dura y fría tierra quedando a merced del acechante. Esta se acercaba más y más hacia ella, en sus ojos se dibujaba la angustiada expresión de la mujer. Cuando por fin llego hacia donde estaba ella, se dispuso a matarla levantando su enorme pata para acabar con ella de un golpe, pero en ese preciso instante se interpuso el joven hombre que recibió el impacto en la espalda, donde una de las garras perforó. El débil hombre que por cada segundo que pasaba se desangraba más y más; se quedó contemplando la figura de su mujer que estaba en shock al ver como el sufría. En un brusco movimiento la bestia lanzo al suelo al hombre. La chica no podía moverse y simplemente se quedó ahí esperando su muerte atroz. Pero no todo estaba perdido quien parecía no poder seguir adelante después de semejante dolor, se levantó de su pronta tumba y se abalanzó hacia la bestia, sacó una navaja de su bolsillo, la clavo en la nuca de esta, provocando que se agitara del dolor hasta el borde del precipicio, que como último intento de vengarse sujetó al hombre y se lo llevo con él al vacío. La mujer que presencio todo, permaneció tendida en el suelo con la ropa manchada de sangre, la agitación había provocado que el parto se adelantara, ahora ya no tenía a nadie que la ayudara. De dolor y tristeza soltó una lágrima que recorrió su mejilla y cayó en el húmedo pasto perdiéndose con los demás lamentos de quienes yacieron en ese lugar.
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