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Vida y obra Joaquín Sorolla Bastida


Enviado por   •  22 de Febrero de 2016  •  Biografía  •  2.799 Palabras (12 Páginas)  •  298 Visitas

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Sorolla

Vida y obra

Joaquín Sorolla Bastida fue un pintor y artista gráfico español nacido el 27 de febrero del 1863 en la Calle Nueva, sobre el antiguo barrio de pescadores (Valencia). Tuvo una única hermana, Concha [Eugenia], nacida un año después.

Desgraciadamente, cuando Sorolla tenía dos años se extendió una epidemia de cólera sobre la ciudad y bajo es sofocante calor de ese verano del 65 muere su madre.  Su padre no es capaz de superar ese dolor y fallece tres días después, quedando sus dos hijos huérfanos.

Tras las dos trágicas muertes, la tía Isabel, hermana de su madre,  se queda con ellos.  En su casa, el niño contemplaba continuamente a su tío José Piqueras en la fragua, mientras él pintaba y pintaba.

En el 1874 ingresa en la Escuela Normal y llama la atención del director por su extraordinaria facilidad  para el dibujo por lo que aconseja a su tío que lo matricule en las clases nocturnas de dibujo que imparten el escultor Cayetano Capuz y el pintor José Estruch. Ambos admiran los progresos del niño de catorce años para el cual, la vida es luz, una pura y luminosa experiencia que descubre mirando el mar, el reflejo del cielo y la vida de los pescadores. Su meta se basaba en intentar llegar con los pinceles a la inalcanzable luz.

A los dieciséis años ya se convirtiera en un brillante alumno de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos.

Pronto consigue una medalla de cobre en la Exposición Regional de Valencia por su acuarela adolescente “El patio del instituto”.  Sin embargo, su tío se encontraba entre orgulloso y preocupado, así que, por si acaso, prefiere que aprenda su mismo oficio, cerrajera, pero el intento fue en vano, ya que su gran vocación era claramente la pintura.

En 1880 una sociedad valenciana, “El Iris”, convoca un concurso este joven a medias herrero y a medias pintor gana un premio con un sorprendente óleo llamado “Moro acechando la ocasión de venganza”, gracias al cual, un prestigioso fotógrafo, Antonio García, sorprendido por su talento, le contrata como iluminador de fotografías.

Al año siguiente Sorolla envía a la Exposición Nacional de Bellas Artes tres marinas que pasan inadvertidas, ya que no encajaban con la pintura oficial de temática histórica y dramática, pero no se desanima y viaja a Madrid para visitar el Museo del Prado, dónde Velázquez le impresiona profundamente y comienza a estudiar su obra. Esta se considera su etapa realista. Un año después vuelve y se encierra durante tres meses frente a Ribera, Velázquez y Ribalta.

A los veinte años obtiene una Medalla de Segunda Clase en la Exposición Nacional por “Defensa del Parque de Artillería de Monteleón” una obra oscura y melodramática en la que muestra los últimos momentos de Pedro Velarde; y su primera Medalla de Oro en la Exposición Regional de Valencia por su obra “Monja en oración”.

En estos momentos existe un gran interés por el sentimiento trágico de la vida, por lo que decide presentar en el 1884 un cuadro de un enfrentamiento contra un toro, con el que consigue una meda Segunda Medalla y el Estado se lo compra. Por otro lado,  fue pensionado por la Diputación Provincial de Valencia en el 1885 para viajar a Roma ya que creara allí una estancia en la que, durante una reñida competición en la cual hay que pintar sobre un tema concreto  vence con su obra “El grito de Palleter” sobre la Guerra de la Independencia. En Roma a la vez que trabajaba tuvo la oportunidad de conocer el arte clásico y renacentista, además de los grandes museos d acercarse así a otros artistas.  Poco después marcha a Italia y luego pasa unos meses en Paris con su amigo el pintor Pedro Gil, disfrutando de su alegría y viviendo cerca de la pintura impresionista. Allí pintaba cafés, bulevares, calles, gentes.. Aire puro. Después regresa a Roma  y termina su encargo anual para la Diputación, “El padre Jofre protegiendo s un loco”.

En el 1887 se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes con el cuadro religioso “El entierro de Cristo” que, según las críticas, encierra algo que seduce, además con él se introduce al Naturalismo y contacta con las vanguardias europeas. El 8 de septiembre de 1888 viene a España para casarse con Clotilde García del Castillo en Valencia, hija de su ahora amigo Antonio García. Eran unos adolescentes cuando se conocieron pero nunca se separaron. Ella fue su musa para muchas de sus obras.

El matrimonio recién casado vuelve a Italia y viven en Asís, pero Sorolla siente que no acaba de encontrarse a sí mismo. En el 1889 se instalan en Madrid y en menos de cinco años el artista se convierte en un famoso y prestigioso pintor. Un año después, nace su primera hija, María Clotilde.

Poco después se presenta a la Exposición Universal con “El bulevard de Paris”.

Tras pasar dos años participa de nuevo en la siguiente Exposición Nacional con su obra “La otra Margarita” con la que obtiene la primera medalla y un gran triunfo además de ser exhibido en la Exposición Universal de Chicago de 1893. Para pintarlo  llevó a sus modelos a un vagón de tercera para describir a la madre infancia y a los guardias civiles que la custodian. También presentó “El día feliz”, que muestra una playa levantina dónde el sol se refresca entre las barcas, dentro del agua. Este mismo años pinta, con un toque de humor, “El resbalón del monaguillo” y “El beso de las reliquias”, influenciadas por el naturalismo.

En el 1894 volvió a Paris dónde desarrolló el luminismo, y a partir de ese momento se convirtió en algo característico de su obra.

Durante una época comenzó a pintar cuadros decisivos frente al mar como “la vuelta de la pesca” y “Aún dices que el pescado es caro!, donde continuando con su pintura de denuncia social que tantos éxitos le produjeras los últimos años presenta la muerte de un joven pescador en la mar. Ambos acuden a la Exposición Nacional de 1895, donde el segundo mencionado gana por unanimidad la Primera Medalla.

En el 1892 nace su hijo Joaquín y tres años más tarde Elena, la última de sus hijas, y Sorolla comienza a interesarse por ese mundo vital y apasionante de la infancia. En esa época destacó mucho su obra “Madre” y el artista sigues presentándose a las Exposiciones Nacionales. A la de 1897 envía 11 obras, la más llamativa es “Una investigación”, un magnífico estudio de luces y “Trata de blancas”, donde un grupo de muchachas duermen en una estación indiferentes a su destino, en este cuadro el autor se adapta al realismo social que dominaba la época manteniendo su temática costumbrista.

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