Amadis De Gaula

Era un hermoso día, las tortugas cantaban gracias a los desechos tóxicos derramados en el mar.

Era el primer día de escuela de Mario un pequeño niño que se creía pegelagarto ya que todos los días se tiraba al piso y empezaba a arrastrarse y a agonizar como una morsa dando a luz obvió no salió nada del ya que solo agonizaba. Después de hacer su ritual espiritual de pegelagarto se para y salía de su casa para ir a su escuela, donde lo esperaban sus amigos igual de raros que él. No hacían un ritual de pegelagarto pero si otros rituales extraños.

Al llegar a su escuela se encontró con su amiga Clara. (La cual no tenía problemas emocionales y mentales como sus amigos).

Luego de ese encuentro se saludaron con su saludo rarito donde: daban tres vueltas se caían al piso agonizaban tres segundos luego lamian el piso y después se daban la mano para simular la normalidad.

Cada uno tomo su camino a su respectiva clase. Mario tenia clase de arte donde su tarea era dibujar un paisaje natural y libre, como todos ya saben Mario no es alguien normal.

Después de dos horas todos ya habían terminado y tenían que entregarlos, la maestra de Mario quedo asombrada al ver su paisaje el cual era… Un paisaje purpura con montañitas de azúcar y raros dinosaurios dorados que escupían arcoíris.

Su maestra debido a su “esplendido” dibujo, lo envió al psicólogo… seis veces, después de sus largas consultas tenían un resultado, el cual era: que Mario padecía de una inmadurez muy grave ya que a su edad (14 años) era algo muy raro para esas cosas.

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