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Enviado por irsava • 18 de Noviembre de 2013 • 508 Palabras (3 Páginas) • 367 Visitas
Sexualidad en el adulto mayor
La sexualidad desempeña un papel muy importante a lo largo de la vida. Mientras se conserve un buen estado de salud, no hay motivo alguno para creer que con la edad desaparezcan el interés o las prácticas sexuales. Por lo general, la sexualidad se ha relacionado más con la juventud y tradicionalmente la sociedad ha alimentado muchos tabúes y estereotipos negativos acerca de la sexualidad en la vejez.
El tema de sexualidad es quizá uno de los temas que más exige que contemple los aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Aun en las personas jóvenes que refieren presentar algún tipo de disfunción sexual, una gran mayoría de las veces éstas se debe a información deficiente o inadecuada, tabúes sociales y/o problemas psicológicos.
Cuando el tema lo relacionamos con el envejecimiento, la situación se complica aún más, ya que hay cambios biológicos que se experimentan con la edad y que se suman a los de índole social y cultural.
Para comprender la sexualidad del adulto mayor es necesario no solo comprender los cambios fisiológicos, sino ubicarlos en su contexto social y cultural, así como su propia historia, experimentada a los largo de la vida en el desempeño de su sexualidad.
La combinación de la capacidad para disfrutar una relación sexual satisfactoria y la capacidad de expresar los deseos sexuales propios, no disminuyen con la edad.
La valoración de la sexualidad en el anciano de ambos sexos, incluye un enfoque múltiple pues más que una afectación intrínseca, lo que existe es una acumulación de factores que influyen de forma negativa sobre la actividad sexual (cambios fisiológicos asociados a la vejez y estado de salud) y no exactamente la edad.
Los prejuicios negativos dicen que los adultos mayores todos están enfermos, deprimidos, pobres y que no tienen sexualidad. Los positivos en cambio, que son todos buenos, sabios y amables.
Cuando hablamos de la sexualidad en el anciano, debemos huir de estereotipos generalizados que pregonan una pérdida de sexualidad en la vejez.
Debemos partir de un cambio en la actitud y disposición con que nos sentamos frente al anciano, ser conscientes de todos los temas que acompañan a la vejez y sacudirnos las falsas creencias que giran en torno a los mayores.
Se puede afirmar que un hombre o una mujer sanos física y psíquicamente entre 50 y 70 años o, incluso, a edades más avanzadas, pueden mantener un determinado nivel de actividad sexual. Esta es una posibilidad más que comprobada si son personas libres de estereotipos, prejuicios y tabúes.
La prevención o el tratamiento de los factores negativos anteriormente expuestos contribuyen a preservar esta función, pero sobre todo, resulta fundamental que exista una adecuada educación y comprensión de los cambios fisiológicos del sexo en la edad del adulto mayor y se reconozca que esto no
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