Diferencia entre crecimiento y desarrollo económico
Enviado por Rafael Medellín Pernett • 23 de Octubre de 2015 • Ensayo • 1.575 Palabras (7 Páginas) • 195 Visitas
Durante las dos primeras décadas que siguieron al fin de la segunda guerra mundial, los países de occidente siguieron las pautas del Plan Marshall, orientadas a la reconstrucción y el crecimiento de las economías afectadas por la guerra y, en el caso de los países latinoamericanos, se dio impulso al modelo de sustitución de importaciones, como una estrategia encaminada a elevar los niveles de industrialización y, a través de ese proceso, elevar las condiciones de vida de la población. Es desde ese escenario que los términos crecimiento y desarrollo han sido objeto de controversias a la luz de los resultados observados en el progreso de los países y el bienestar de sus habitantes. Entre los años cincuenta y setenta del siglo XX, no hubo una distinción plena entre crecimiento y desarrollo: éste último se asociaba al nivel de incremento anual del producto interno bruto -PIB- y al ingreso nacional per cápita por encima de las tasas de crecimiento de la población. El desarrollo se entendió como el resultado de la planificación orientada a una mayor participación de la industria y los servicios, en contraste con otros sectores de la actividad económica, y al mejoramiento de indicadores no económicos -alfabetización, escolarización, servicios sanitarios, programas de vivienda-. Se consideró como un fenómeno económico, por el cual el crecimiento del PIB y del PIB per cápita, como objetivos más importantes de la política económica, repercutiría poco a poco en toda la población en forma de empleo y otros beneficios económicos -estabilidad de precios, equilibrio de la balanza de pagos-, o crearía las condiciones necesarias para una distribución amplia de beneficios económicos y sociales del crecimiento (consumo de alimentos, servicios de salud y educación, entre otros). Pero el PIB, o el PIB per cápita, aceptado tradicionalmente como medida de bienestar y desarrollo, no reflejan situaciones ni de calidad (por ejemplo con respecto a la disponibilidad o calidad de los recursos naturales) ni de equidad (la distribución de la riqueza producida por una sociedad en un determinado periodo de tiempo). El cuestionamiento de si el crecimiento es el principal objetivo de la sociedad es de vieja data. En los países desarrollados se puso en tela de juicio esta obsesión, con argumentos fundamentados en la evidencia de un crecimiento industrial acompañado del agotamiento de los recursos naturales y la contaminación del medio ambiente. En los países en desarrollo, el crecimiento se ha desenvuelto con una elevada concentración del ingreso y un empobrecimiento cada vez mayor de la población. A veces se distingue entre crecimiento económico y desarrollo económico empleando la primera denominación para aludir simplemente al alza del ingreso per cápita, y la segunda para referirse a la elevación del ingreso más los cambios en la estructura social y económica. La idea del desarrollo remite al tema de la distribución del ingreso entre los distintos segmentos de la población y las diferencias entre ricos y pobres. Generalmente se ha insistido en los factores que promueven el desarrollo y no en el problema contrapuesto de las limitaciones al desarrollo; se ha prestado atención, principalmente, a las economías adelantadas y no a los países subdesarrollados. De hecho, la gran cantidad de modelos de crecimiento que se desarrollaron desde la disciplina económica durante el siglo XX, se basaron en los factores capital y trabajo y algunos de la última época introdujeron con más refinamiento los conceptos de investigación y desarrollo como determinantes de la acumulación del capital, el crecimiento económico y las transformaciones técnicas y tecnológicas que han explicado el desarrollo en algunos países. Posteriormente se introduce la variable de política económica y se establecen la tríada política económica – crecimiento – desarrollo, como un encadenamiento lógico que explica el rol del Estado en la superación de las limitaciones del crecimiento económico y las transformaciones sociales: El crecimiento económico suele ser considerado como el gran objetivo de la política económica, conseguido una vez que se han logrado los objetivos que componen el llamado triángulo mágico: creación de empleo, estabilidad de precios y equilibrio de la balanza de pagos. El crecimiento se suele asociar con el aumento del nivel de vida... y por tanto con el aumento sostenido de la renta. Surge una interrogante frente al papel y al margen de maniobra que tienen los gobiernos en el diseño de la política pública orientada expresamente a eliminar los obstáculos del crecimiento económico y del desarrollo. El atraso técnico y tecnológico de los países con bajos niveles de desarrollo frente a los países desarrollados y la situación de la deuda externa, son dos problemas, entre otros, que llevan a plantear si los gobiernos de países pobres tienen opciones reales de hacer transformaciones económicas y sociales necesarias para colocar a sus poblaciones en la senda del crecimiento sostenido y de condiciones de bienestar deseados. Además del tema de la política pública, otros argumentos se han esbozado en la búsqueda de causas que impiden el crecimiento económico y el desarrollo: la ausencia de capital físico, la falta de espíritu de emprendimiento y de innovación de los empresarios, los precios relativos, el comercio exterior, ausencia de capital humano, gobiernos inefectivos, manejos improductivos del excedente económico, dependencia económica, entre otros. En tiempos más recientes, la economía neo institucional ha hecho aportes novedosos a la comprensión de los problemas que tienen los países para superar obstáculos que impiden la transformación económica y social de los países, y ellos se refieren a las instituciones económicas, sociales, políticas y culturales que rigen y orientan el comportamiento de los agentes en una sociedad. En términos de North, uno de los autores más destacados de esa corriente de pensamiento, “Las instituciones son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Por consiguiente, estructuran incentivos en el intercambio humano, sea político, social o económico. El cambio institucional conforma el modo en que las sociedades evolucionan a lo largo del tiempo, por lo cual es la clave para entender el cambio histórico... Esbozo una teoría del cambio institucional no sólo para proporcionar un marco de historia económica (y de otra clase), sino también para explicar la forma en que el pasado influye en el presente y en el futuro, la manera en que el cambio institucional incremental afecta la elección establecida en un cierto momento, y la naturaleza de la dependencia. El objeto principal del estudio es lograr una comprensión del desempeño diferencial de las economías a lo largo del tiempo”. Pronto aparecerían otros conceptos del desarrollo, inspirados en el marco de la Declaración de los Derechos Humanos (ONU, 1948), considerada como un ideal común, que propugna por el respeto de los derechos fundamentales de la persona humana -incluidos los derechos a la subsistencia y a la autoestima-, así como la promoción del progreso social y el mejoramiento del nivel de vida dentro de un concepto amplio de la libertad. Otros conceptos se desarrollarían a la luz de los principios de la Teoría de la Justicia de Rawls (1971) o en una visión de la filosofía aristotélica del bien común, en la que concibe el desarrollo como el bien – estar de las personas, la posibilidad de ser y hacer a partir del ejercicio de las libertades y de los derechos, el desarrollo de las capacidades de las personas, las realizaciones plenas de un estilo de vida y el disfrute de las oportunidades que una sociedad puede ofrecer a sus ciudadanos según el nivel de desarrollo económico y social alcanzado. El desarrollo puede concebirse, como un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos. La concepción del desarrollo como un proceso de expansión de las libertades fundamentales lleva a centrar la atención en los fines por los que cobra importancia el desarrollo y no sólo en algunos de los medios que desempeñan, entre otras cosas, un destacado papel en el proceso. El desarrollo exige la eliminación de las principales fuentes de privación de la libertad: la pobreza y la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos y la intolerancia o el exceso de intervención de los Estados represivos”. Frente a esa tendencia y a los adelantos en mediciones de las condiciones de pobreza y de calidad de vida promovidos por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD-, aparecen en la década de los noventa los informes de desarrollo humano, basados en la concepción del desarrollo como libertad, como una vía plausible para alcanzar a eliminar los problemas de la pobreza, el atraso y las desigualdades. Se define el desarrollo humano como un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más importantes de las cuales son una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida decente. Otras oportunidades incluyen la libertad política, la garantía de los derechos humanos y el respeto a sí mismo, lo que Adam Smith llamó la capacidad de interactuar con otros sin sentirse “avergonzado de aparecer en público”. En ese contexto, durante la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, las organizaciones internacionales como el PNUD han alentado en los países del mundo un mayor compromiso con la solución de los problemas estructurales de la pobreza, la economía y el medio ambiente, y el fortalecimiento de la participación, el control social y la democracia como horizontes para el desarrollo humano.
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