ECONOMÍA & TECNOLOGÍA

ECONOMÍA & TECNOLOGÍA

Julio César Bustos Solís

Ser de la generación X me brinda la oportunidad de poder compararme con los jóvenes de ahora, con los llamados millennials,  con interminables horas frente a la computadora, con video juegos que son religiones para muchos, van a la mesa del comedor acompañados de nuestros amigos virtuales y olvidamos a los reales que están allí presentes, las reuniones ahora han pasado a llamarse Wi Fi Party.[pic 1]

Se terminaron los juegos de niños, de contacto, de interacción, de pedir permiso, de ofrecer disculpas, de los buenos días, buenas tardes y buenas noches, ya no se escuchan gritos de jóvenes jugando en las calles, los vecinos son propios extraños asomándose por la ventana, ahora el chat es un justificante, hay capturas de pantalla que sirven de evidencias, estados públicos que desnudan el alma, y así, los días pasan capturados en una foto de perfil, compitiendo por los “me gusta” para complacer a los demás.

• ¡Pero que veo!, si, no me equivoco, es el  iPhone 8  que ya se puede pre comprar en las mejores tiendas a meses sin intereses, total te has portado bien todo el año,  y es que la verdad no tengo tiempo para estar con mi familia, el trabajo me consume, por eso le compraré a mi hijo su teléfono.

Y es que las nuevas generaciones son víctimas no planeadas de dos fuerzas que andan sueltas en el panorama mundial, hablo de  la economía y la tecnología, la competitividad ejerce presión en la sociedad y sobre todo en nuestros padres que deben de esforzase más para mantener un nivel de vida decente.

¿Pero es un iPhone lo que los jóvenes necesitan?, con sorpresa he podido observar durante unas semanas que llevo conviviendo con alumnos de nivel medio superior, que su capacidad de asombro, reflexión, compromiso es muy por arriba de mis juicios, he podido constatar que existe un compromiso con la naturaleza además de una firme preocupación por el medio ambiente y las causas sociales, una crítica sustantiva a los problemas morales, políticos y culturales, todo esto me conmueve y me enorgullece, porque veo evolución en la juventud, una juventud llena de energía, la misma que se requiere para transformar.

Por otro lado y con un poco de tristeza  observo la necesidad de afecto en los jóvenes, la falta de comunicación con los padres y la necesidad de valorarse de manera personal. Los padres por su parte parece que no saben a dónde recurrir, el estrés no parece disminuir y aunque los conceptos de biología humana, la crianza de los hijos y las relaciones padres-hijos no ha cambiado los adultos hemos rechazado la biología de nuestros sentimientos en el crecimiento saludable de nuestros hijos.

Los tiempos cambian, somos seres en constante evolución, a diario aprendemos y desaprendemos, y somos los únicos responsables de nuestros actos…  

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