El Jardín de los Cerezos
Enviado por Andresgc • 25 de Junio de 2016 • Documentos de Investigación • 341 Palabras (2 Páginas) • 207 Visitas
El Jardín de los Cerezos
Andrés Grijalva
Personajes.-
Iasha
Vestuario:
- Chaleco negro.
- Cabello corto.
- Camisa azul.
- Pantalón negro
- Zapatos negros
- Bufanda ploma
Diálogos:
Iasha.- La gente humilde ha venido a despedirse. Yo soy de esa opinión, Ermolai, el pueblo es bueno, pero tiene cortos alcances.
Iasha.- ¡por los viajeros! ¡Quede usted aquí feliz! (bebe). Esta champaña no es auténtico, puedo asegurárselo.
Iasha.- Hoy no han encendido las estufas, de todos modos nos vamos. (ríe)
Iasha.- De placer.
Iasha.- He pedido hacerlo por la mañana. Lo habrán llevado, hay que suponer.
Iasha.- (Ofendido) Por la mañana se lo he dicho a Igor ¡para que andar preguntándolo 10 veces!
Iasha.- (Haciendo un gesto desdeñoso con la mirada) solo le rompen a uno la paciencia.
Iasha.- deberíamos partir. Ya queda poco tiempo (mirando a Liubov Andreievna) ¡quien huele así a arenque!
Características.-
Lacayo que brinda de sus servicios cuando se los requieren, muy obediente ante sus amos, de mediana estatura, cabello negro y atento a toda orden.
Gaiev
Vestuario:
- Abrigo negro.
- Cabello corto.
- Camisa azul.
- Pantalón negro
- Zapatos negros
- Corbatín celeste
- Lentes
Diálogo:
Gaiev.- (Alegre) De verdad ahora todo está bien. Hasta la ventana del jardín de los cerezo, todos sufríamos y cuando la cuestión quedo definitivamente resuelta, todos os tranquilizamos, hasta nos alegramos… yo soy un empleado bancario, ahora soy financista… amarilla al centro, y tú, Liuba, a pesar de todo, te ves mejor sin duda alguna.
Gaiev.- Todos nos abandonan, de golpe nos convertiremos en inútiles
Gaiev.- En busca de dinero ¿no? Humilde servidor me aparto del pecado… (Sale)
Gaiev.- ¡Queridos amigos míos! Al abandonar esta casa para siempre ¿puedo acaso callarme, puedo contenerme de expresar, para despedirme, los sentimientos que colman ahora todo mi ser?...
Gaeiv.- Doblete de amarilla en el centro, me callo…
Gaiev.- Recuerdo que cuando tenía 6 años en la fiesta de la Santísima Trinidad. Me sentaba en esta ventana, y miraba como mi padre se iba a la iglesia.
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