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ILUSTRACIÓN, STURM UND DRANG Y KLASSIK


Enviado por   •  21 de Agosto de 2018  •  Apuntes  •  5.993 Palabras (24 Páginas)  •  109 Visitas

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Ilustración – sturm und drang – klassik – libro

El siglo de la razón, de las luces, Aufklärung, tiene su punto de partida en Francia, donde pronto comenzó a desterrarse el oscurantismo en el que vivían los hombres del Barroco. Los grandes modelos literarios habían comenzado a llegar de Francia, ejemplo de vida placentera y perfecta, y la razón y el buen gusto se convirtieron en las bases de los nuevos ideales de la cultura. Saber, conocer, entender, suponía para los ilustrados ante todo claridad y la única solución posible a todos los problemas de la humanidad. De este modo, las ideas ilustradas se convierten en una afirmación de la igualdad y la libertad de todos los seres humanos, sin tener en cuenta su origen o su pertenencia a una clase social determinada, algo que se apreciará en su justa medida al finalizar el siglo, con la abolición de los estamentos privilegiados y la desaparición de las monarquías absolutistas, cuando los hombres dejan ya de ser súbditos y se convierten en ciudadanos.

La ilustración llevará al ser humano a responsabilizarse de sus propias actuaciones y de sus conocimientos, puesto que podrá ejercer por sí mismo la capacidad de pensar de manera racional y decidir igualmente por sí mismo aquello que ha de hacer. Las ideas de Descartes con el “pienso, luego existo” y “sólo sé que no sé nada” establecía la capacidad racional del ser humano para decidir y poner en cuestionamiento todo lo que había sido hasta el momento. Estas ideas pronto encontrarían seguidores en Alemania como en Leibniz (1646-1716), el cual establecía que el mundo es la mejor de todas las cosas posibles puesto que había sido creado por Dios en armonía.

Sin embargo, las ideas ilustradas se manifestaron de manera menos revolucionaria en Alemania y menos enemiga de la religión que en Francia, pues la Reforma había realizado ya con anterioridad la transformación del pensamiento religioso alemán. Además, no sería hasta finales de siglo cuando se comenzarían a ver los frutos de este proceso ilustrado, debido a la fragmentación del estado que propiciaba que no hubiese unidad y con ello una colectividad. Por lo demás, el espíritu racionalista y científico fue el mismo que dominó en toda Europa, y la corta de Federico el grande (Friedrich der Grosse) junto con la Academia de Berlín llegaron a ser los centros ideológicos más importantes de la Ilustración alemana. Así pues, razón, virtud y conocimiento se convirtieron en las bases para alcanzar la emancipación y felicidad del género humano. La educación sería el medio perfecto para superar los preceptos (normas), tanto religiosos como sociales, y aproximarse a la perfección, un proceso de formación paralelo al desarrollo del individuo.

Todos estos elementos estuvieron presentes en la filosofía de la Aufklärung, que tuvo su momento de máximo esplendor en la figura de Christian Wolff (1679-1754), gracias a quien el alemán se introdujo en las universidades y demostró ser una lengua válida para la producción filosófica. Su pensamiento, que parte de la filosofía de Leibniz, en especial de la tesis de que lo razonable es lo único que se puede considerar natural, encontró también su merecida continuación en la filosofía de Kant, el cual consideraba que la ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad y promovía ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento!

Pero no todo es razón. Inglaterra a través de la filosofía de Locke (1632-1704) y más tarde de Hume (1711-1776), difundió un pensamiento diferente basado en la experiencia y en la percepción sensorial de la realidad: el empirismo. La experiencia de la realidad se rige por las leyes de la causalidad, de la cusa y el efecto.  De estas dos concepciones filosóficas, opuestas pero complementarias, se nutrirá la literatura alemana de este siglo, la cual no pudo impedir que surgieran paralelamente a la Aufklärung manifestaciones literarias tan espirituales y tan sentimentales como el pietismo, el sentimentalismo y el rococó.

Como consecuencia de las tendencias reformistas de la literatura barroca comenzó a desarrollarse en torno a 1700 un movimiento conocido como “pietismo”, que demandaba al acercamiento a Dios a través de la reflexión interior. Se desarrolló así una cultura de la sensibilidad individual que proponía una nueva forma de observar y analizar con exactitud los sentimientos y los estados de ánimo, con lo que el individuo comenzó a estudiarse a sí mismo hasta en lo más profundo de su ser. Esta vuelta al mundo interior influyó de manera decisiva en el nacimiento del género por excelencia de las letras alemanas, el Bildungsroman, un género en el que, por encima de la descripción de los acontecimientos externos al individuo, se atenderá a la descripción de todo el proceso de su desarrollo interior, algo que ya se había visto en la Edad Media.

Entre los representantes de este movimiento (pietismo), que se llamaban a sí mismos “schöne Seelen”, destaca la figura de Friedrich Klopstock (1724-1803), el cual escribía una poesía impregnada de una gran carga de sentimiento, lo que se oponía al lenguaje seco, objetivo de los ilustrados racionalistas.  Esto se podía ver su poema religioso el Messias (1748), en el cual canta la salvación del hombre pecador por la gracia divina y las maravillas de la naturaleza, en las que se manifiesta la gracia de Dios. El poema describe las emociones de un alma sensible arrastrada por los sentimientos hasta llegar al infinito. Era tal la emotividad y lirismo introducido por Klopstock en sus poemas como Paradise Lost (1667), que el propio Schiller le reprochó que los personajes no representaban ni individuos ni personajes vivos, sino conceptos. La oda Der Zürchersee (1750) es un ejemplo de la temática pietista de exaltación de las maravillas de la creación divina y del vínculo humano de la amistad.

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