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“La verdad metodológica”. Breve ensayo sobre la verdad en las ciencias


Enviado por   •  13 de Abril de 2023  •  Ensayo  •  2.278 Palabras (10 Páginas)  •  96 Visitas

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 “La verdad metodológica”

Breve ensayo sobre la verdad en las ciencias

Por Roiman Guzmán

Diciembre de 2017

Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan. 8:32

¿Existe o no existe la verdad? ¿Qué es? ¿Para qué sirve, si es que sirve para algo? Y.  ¿Qué tipo de verdades existen, si es que hay más de una?. El título encomillado, proviene de una cita pronunciada por una docente en mi Doctorado de Ciencias de la Educación, lo cual sugiere un tipo de verdad, lo que no quiere decir, adelantamos, que la verdad sea única, absoluta e indisoluble.

Con frecuencia se dice que la verdad absoluta no existe, que la verdad es relativa. Es decir, que lo que pudo haber sido cierto ayer, hoy no lo es, porque en la actualidad es otra que será sustituida mañana y así continuamente en infinitum. Entonces pareciera que la verdad o las verdades asumen un carácter progresivo que van de menos a más desarrolladas, pero todas ellas ciertas. Lo que a su vez indica que las verdades o la verdad determinada lo es sólo en determinado tiempo. Cumple con la paradoja de que es estática y no dinámica.

Otra aproximación a la discusión es la clasificación que atiende a la verdad “vulgar”, la común, la pública, la que conoce el gran público y asimila sin mayores cuestionamientos, y la verdad “científica”, es decir, aquella “cierta e infalible”, que emerge de ciertas reglas o estándares, que la hacen “clara, sistemática y objetiva”. Esta es la verdad sostenida y divulgada desde una comunidad especializada al gran público como verdades “científicamente comprobadas”, donde el prestigio de la ciencia le confiere a la verdad una doble virtud: la sentencia o calificación de que es verdadera y además, de que es permanente e irrefutable.

Por último, si vamos al plano religioso “la verdad es única” y aparentemente termina la discusión, porque el debate cae en el dogma de fe: es única porque es así y se acata, gústele o no le guste. Sin embargo, quienes practican y profesan la religión en sus diferentes acepciones y doctrinas se endosan su “verdad única”, lo que sugiere entonces varias verdades únicas.

A estos cuestionamientos se suma un tipo de verdad que no he podido encontrar en la bibliografía consultada y en internet: la verdad metodológica, que viene a sumarse en este ejercicio intelectual, objetivo principal de este breve ensayo, que aborda un tema considerado amplio, profundo, complejo e inacabado, afortunadamente, de lo contrario, pues no tendría sentido este escrito y el sólo hecho de escribir esto último, ya como que estamos asumiendo postura, lo cual no hay que temer, porque al fin y al cabo alguna verdad se debe asumir.

En este sentido, asumimos que “verdad metodológica” pudiera ser una forma de explicar a través de algún método discursivo un tema en cuestión, aunque cuando lo escuchamos por primera vez, se refería de alguna manera a un tipo de verdad, no filosófica, no cuestionable por el momento, y por tanto no profundizable, que sólo se obtiene a través de la “rigurosidad” científica, valiéndose para ello de la investigación científica, para obtener conocimiento científico, por medio del método científico, cuyo fin último, sería la “verdad metodológica”.

Sin embargo, nos aventuramos a reflexionarlo por escrito en cumplimiento de la asignación de la materia “Introducción a la Investigación Educativa”, del Curso Introductorio del Doctorado de Ciencias de la Educación, de la Universidad Rómulo Gallegos, San Juan de Los Morros, Venezuela, porque el tema abarca justamente todo lo que tenga que ver con ciencia, epistemología, conocimiento, paradigma, investigación y educación, entre otros. Pues al final, el pretendido humano, en la indagación por satisfacer la curiosidad, es la búsqueda de la verdad.

La discusión se originó frente a la sentencia de que la “verdad absoluta no existe” y sólo existe la “verdad relativa” o parcial en la ciencia. Ante la travesura intelectual de refutar tal sentencia indicando que la verdad absoluta sí existe generó en el docente aquella actitud o expresión natural que se adopta frente a alguien que dice algo desproporcionado producto de su evidente ignorancia. Sin embargo, la argumentación un poco más razonada de que la sentencia “la verdad absoluta no existe” encierra en sí misma una contradicción, pues ya señala incuestionablemente, “una verdad absoluta”, llevó la discusión dizque al plano filosófico como si la filosofía perteneciera al campo de lo especulativo e intrascendental y no del “amor a la sabiduría”, en su acepción etimológica del griego, y ya más elaborado, como una “ciencia que de forma cuidadosa y detallada, busca dar respuesta a una variedad de interrogantes como por ejemplo, la existencia, la mente, la moral, la belleza, el conocimiento, la verdad y el lenguaje”.[1] Por supuesto, que si “cualquier miembro activo de la comunidad científica que sostuviera la permanencia de la verdad en la ciencia tendría como recepción inicial una sonora y unánime carcajada, seguida (si su postura es persistente) por su marginación completa”.[2] 

Sin embargo, sostener que la “verdad absoluta existe”, nos brinda la oportunidad de un mundo perfectible, porque la búsqueda permanente nos acerca a ella y para quienes entienden su particular visión “científica” pues concluirán que “Los profesionales de la ciencia sabemos que una de las propiedades esenciales de nuestros postulados es su transitoriedad, que los resultados de nuestro trabajo se parecen mucho más a una escalera infinita que a las tablas de Moisés, que cuando postulamos una nueva hipótesis para explicar un grupo de fenómenos lo hacemos con la convicción de que probablemente es mejor que la vigente (que puede o no ser propia) pero que con seguridad, en última instancia, también está equivocada.” Esto significa que al decir de Paul K. Feyerabend el científico necesita una Teoría del Error «que añadir a las reglas “ciertas e infalibles” que definen la “aproximación a la verdad”». [3]

La discusión sobre la verdad tiene relevancia y pertinencia en cuanto que es un tema central de carácter ontológico de la cual se derivan temas propios de la epistemología que en definitiva tienen que ver con la metodología en la búsqueda del conocimiento. Entonces verdad, realidad y conocimiento tienen importancia vital para la comprensión de la Ciencia, su método y su filosofía.

Relativizar la verdad, junto con el funcionalismo y el pragmatismo y su carácter instrumental, en su lado más radical, significa rendirse a la supremacía del valor técnico y utilitario de las ciencias independientemente de la verdad, “La perspectiva funcionalista, que prescinde de la verdad, se encuentra relacionada con el pragmatismo, que, a veces, se denomina instrumentalismo: el conocimiento en general, y la ciencia en particular, tendrían únicamente un valor práctico, que consistiría en hacer posible la previsión y el dominio de las acciones.” [4]

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